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Briones: lo que gusta y lo que incomoda del “hombre fuerte” de las negociaciones del Gobierno MERCADOS

Briones: lo que gusta y lo que incomoda del “hombre fuerte” de las negociaciones del Gobierno

Natalia Saavedra Morales
Por : Natalia Saavedra Morales Editora periodística El Mostrador Mercados
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Cercanos a Briones aseguran que nada de lo que ha dibujado en sus primeras semanas como ministro ha sido planificado o intervenido por la Secom –que está en otras urgencias–, sino que ha realizado una propuesta bien emocional, pero con el peso de su conocimiento. Su amistad transversal con varios representantes de la empresa y la academia, le ha ayudado a escuchar consejos de todos lados. Algo que cuesta reconocerle en Sanhattan es que logre estructurar un manejo fiscal no solo en la urgencia, sino también pro crecimiento a mediano plazo. En el sector privado ven a Briones como un economista al que le faltaba cancha en el circuito VIP, por bautizarlo de alguna manera.


Dicen que cuando el Diario Financiero hizo una encuesta antes de que oficialmente se conociera quién ocuparía el cargo de ministro de Hacienda, el nombre de Ignacio Briones se encontraba en la nómina, pero “no prendió”. La economista Rossana Costa sonaba entonces como mucho más candidateable que el liberal de Evópoli.

Ya se ha dicho que es cercano a Leonidas Montes, a Cristóbal Bellolio, que estudió en Francia y que el llamado del Presidente de la República lo sorprendió. Exdecano de la Universidad Adolfo Ibáñez, los medios destacaron, cuando asumió, que se autodescribía en Twitter como “Economista, liberal, fan de una sociedad de acceso abierto –sin discriminaciones– de la competencia, la diversidad, la libertad y condiciones para su ejercicio”.

Briones dijo en la revista Capital que su primera decisión sería como mandato inicial lograr el diálogo. “Estaré muy abierto al diálogo, como lo manifesté desde un principio, a buscar alianzas con la oposición para salir de la situación actual y, luego, desarrollar acuerdos de largo plazo en pos de un Chile mejor y más inclusivo. Hay que buscar nuevas formas de conversar, nuevos tonos, nuevas miradas, más empatía y menos peleas”, indicó a la publicación.

Lo hizo en tiempo récord. Ya la semana pasada el senador Ricardo Lagos Weber había comenzado a señalar que podría salir humo blanco de las negociaciones de la Reforma Tributaria. Conocedores de la interna dicen que el hijo de ex-Presidente se allanó rápido con la propuesta de Briones, que sumó dos propuestas en muy breve tiempo: eliminar la integración para grandes empresas y proponer un impuesto al patrimonio.

El jueves por la tarde Briones dejaba el Congreso sonriente, anunciando el acuerdo que había firmado con los parlamentarios. “Este marco de entendimiento es una señal importante de unidad, y es un pilar fundamental para asegurar el financiamiento de las demandas sociales de los ciudadanos y de la Agenda Social que el Gobierno ha propuesto”, destacó Briones tras sellar el protocolo.

La rapidez generó reacciones de dulce y agraz. Si bien inspiró una ola de aplausos entre la clase política, que le había costado mucho ponerse de acuerdo en materia de impuestos, la misma celeridad del trato generó algunos comentarios negativos en relación con que el Gobierno simplemente transó todo con la tributaria. Eso, a sabiendas que, en medio del estallido social, el espacio para negociar beneficios para el sector privado era prácticamente inviable.

Briones no era tan «oreja» del empresariado, aunque sí amigo personal de personas muy diversas. Dicen que su personalidad se parece mucho a la de Cristóbal Bellolio y que las críticas que despierta son, precisamente, sus fortalezas. Esto en relación con que es un profesional alejado de Chicago, que mostró un giro ideológico respecto a su antecesor, Felipe Larraín.

A muchos sorprendieron, por ejemplo, las primeras “movidas” comunicacionales que desplegó. Totalmente alejadas el estilo de Larraín, un reconocido economista, que le hablaba a su público en grandes seminarios en los hoteles capitalinos más top.

Briones se bajó a la calle. Literalmente, porque de regreso del Congreso y en medio de las protestas de varios sectores, en la subida Santos Ossa, salió del auto que lo trasladaba y habló con los camiones. Se fue de estrechón de manos.

No fue todo su acercamiento en sus primeras semanas al mando de Hacienda. También apareció en un escenario hasta ahora ocupado por rostros de la política, pero que Larraín había rehuido: los matinales.

Inmediatamente, el estilo de Briones se observó como diferente y la duda del sector privado fue acerca de qué tanta libertad le habría dado La Moneda para definir su agenda. “El debut del ministro Briones parece delinear que, finalmente, más allá de su edad o trayectoria, estamos ante un ministro de Hacienda profundamente dogmático, y que ha asumido, como parte de su nuevo nombramiento, el rol de hechicero de la tribu y agorero de todos los males, para quienes osen ir más allá del credo neoliberal”, reza una columna de Carlos Insunza (dirigente de la Anef), que grafica bastante bien la percepción que hay de Briones.

En ese sentido, desde la oposición “celebraron” que haya sincerado las cifras de crecimiento del país, señalando que octubre presentaría un Imacec negativo, y que haya dado cifras contundentes en cuanto a la reducción de la recaudación de IVA tras la crisis.

Cercanos a Briones aseguran que nada de lo que ha dibujado en sus primeras semanas como ministro ha sido planificado o intervenido por la Secom –que está en otras urgencias–, sino que ha realizado una propuesta bien “de la guata”, pero con el peso de su conocimiento. Su amistad transversal con varios representantes de la empresa y la academia, le ha ayudado a escuchar consejos de todos lados.

Algo que cuesta reconocerle en Sanhattan es que logre estructurar un manejo fiscal no solo en la urgencia, sino también pro crecimiento a mediano plazo. En el sector privado ven a Briones como un economista al que le faltaba cancha en el circuito VIP, por bautizarlo de alguna manera.

Larraín –coincide el empresariado– le ponía el párele al Comité Político cuando los números no cuadraban, era el que cuidaba con celo la billetera fiscal, incluso contra la voluntad de Piñera que le permitía tomar decisiones confiado en su conocimiento. Pero esto mismo le valió la salida. Las versiones insisten en que fue Presupuestos el que negó a Transportes la opción de frenar el alza de los $30 con mayores aportes de subsidios.

El resquemor de los privados es si Briones tiene la capacidad de darle “calma” al mercado internacional, un medio donde Larraín se codeaba con sus pares de igual a igual.

Al interior de La Moneda puntualizan que es indudable no percibir desde adentro un cierto grado de tensión entre la defensa a ultranza del modelo de Cristián Larroulet, y el perfil más blando, dialogante y menos ortodoxo de Ignacio Briones, quien si bien está mandatado por el Presidente a extender puentes con la oposición, su perfil es un contraste absoluto con el del exjefe de la billetera fiscal Felipe Larraín.

Cercanos al Mandatario acusan un giro ideológico muy potente del Gobierno tras el aterrizaje de Briones en el gabinete y que eso implica que incluso bauticen al ministro como un “economista de izquierda”. Algo visto como improbable que sucediera en un Gobierno de derecha.  El impuesto a los superricos y al patrimonio “es de la izquierda”, fue una de las propuestas del programa de Gobierno de Beatriz Sánchez, ha sido parte de los comentarios.

Las mismas fuentes añaden que la llegada de Briones a Teatinos 120 no solo incomoda a la línea dura de la derecha, sino también al “sobreviviente” del segundo piso, Larroulet.

Solo cuatro días después del acuerdo por la Reforma, Briones anunció otro pacto: el entendimiento por el presupuesto 2020. Uno que tampoco era fácil de zanjar.

Tras ello, el ministro Briones entonces dio la razón a sus adeptos –al lograr firmar el marco de entendimiento–, pero también a sus críticos. A estos últimos porque una de las formas de financiamiento de la agenda social es la venta de fondos soberanos y la utilización del Fondo de Estabilización Social.

Los más cercanos al modelo de libre mercado afirman que eso muestra a los mercados internacionales «desesperación».

La inquietud se reflejó en que el dólar subió a niveles históricos, lo que terminó ayer con la intervención, la primera desde 1999, del Banco Central en el tipo de cambio.

«Soy más pro mercado que pro empresa», dijo tempranamente en su arribo al Gobierno. La frase refleja bien las luces y sombras que despierta el ministro.

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