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Opinión: Europa y la sensación de que todos ganaron


Por Alejandro Urzúa, académico y director de marketing de la Escuela de Negocios IEDE.

Quizás usted comparta mi sensación: estoy gratamente sorprendido al ver cómo Europa, por fin, ha comenzado a hacerse cargo de sus problemas, lo que trae como consecuencia que hoy el mundo pueda respirar un poco más aliviado.

Lo que sucede en Europa no es más que un comportamiento descuidado e irresponsable de algunos de sus socios, causa principal de la crisis que la azota desde hace más de dos años y donde observamos países que fueron poco serios y pasaron por alto sus propias reglas y pidieron prestado de forma excesiva.

Sin embargo, soy cauto. Si las declaraciones se quedan en palabras y no pasan a la acción dentro de los próximos meses la crisis seguirá y Europa habrá perdido otro porcentaje de credibilidad.

Lo que vimos en la última Cumbre fue el planteamiento de un cambio de tendencia, ya que la Eurozona ha sido capaz de salir del debate en el que estuvo entrampada durante meses y en el que el foco de la discusión era austeridad versus crecimiento, dejando de lado la verdadera solución que involucrara, entre otras medidas, hacerse cargo de los errores económicos cometidos por algunos socios.

Debate que llegó a su punto cúlmine tras el fin de la dupla franco-germana (Merkel-Sarkozy), quienes eran los que exigían orden fiscal, control y austeridad a las naciones en problemas, medidas que no mostraron ningún signo de disminución, ni mucho menos dieron luces de ser la fórmula para dar solución a la crisis.

Mientras otra corriente pregonaba que es imposible salir de las crisis económicas con sólo restringir el gasto y sin generar crecimiento.

Es la primera vez que todas las principales economías se sienten ganadoras. Por un lado, España e Italia, apoyadas fuertemente por Francia, lograron traspasar dineros directamente a los bancos de la zona que están en crisis. Con ello se rompe el círculo vicioso entre los bancos y los gobiernos soberanos, puesto que los fondos ya no tendrán que ser canalizados a través de los gobiernos nacionales, los que representaban a las entidades en problemas aumentando el déficit presupuestario de los países afectados y encareciendo su poder de endeudamiento.

Por otro, Alemania también se siente triunfadora ya que consiguió asegurarse que Bruselas tenga un mayor control de las finanzas de los países de la Eurozona, a través de la creación de un órgano supervisor de las entidades bancarias. Algo que venían pidiendo hace tiempo. Este es, quizás, el primer paso hacia una mayor integración bancaria en Europa.

Tras la reunión de los líderes europeos se han comenzado a tomar las decisiones correctas que buscan en su totalidad incrementar la flexibilidad y dar estabilidad económica a los mercados. Tal vez se transformen en el puntapié inicial hacia una mayor integración fiscal, pues en general las economías europeas son altamente eficientes, pero obstaculizadas por un alto nivel de gasto público, sindicatos sociales de gran poder y profundas regulaciones gubernamentales que restringen la competencia del mercado.

Raya para la suma: el euro sigue siendo un invento riesgoso basado principalmente en las confianzas entre naciones que intentó unir economías con muy diferentes idiosincrasias y que ha resultado un gran de dolor de cabeza para varios, puesto que cuando los incentivos son diferentes, también debemos esperar diferentes intereses.

Existen dos caminos: o se comienza a andar hacia una mayor integración económica, lo que significa ceder parte de la soberanía fiscal de los países integrantes, o bien, el euro será recordado como el experimento más caro entre naciones que haya tenido conocimiento la historia económica de la humanidad.

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