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Búsqueda de comida lleva a venezolanos a Colombia al vaciarse los comercios de Maracaibo


El taxista venezolano José Sotomayor conduce cuatro horas todas las semanas atravesando puestos de control del ejército desde la ciudad de Maracaibo para comprar arroz en Colombia para su familia a diez veces más que el precio fijado por el gobierno en su país.

“No se consigue nada en los comercios de aquí, ya ni me molesto en ir allí a buscar las cosas básicas”, dijo Sotomayor, de 39 años, en una entrevista telefónica. “A todos nuestros alimentos se los llevan a Colombia, es como una plaga de langostas”.

Sotomayor no ve arroz a la venta en las tiendas de la segunda ciudad de Venezuela desde julio porque los contrabandistas compran a manos llenas ese alimento básico por un máximo de 7,2 bolívares (US$1,14) el kilo, sólo US$0,11 al tipo de cambio del mercado negro. Mientras muchas estanterías están vacías, las exportaciones de arroz del país a Colombia se duplicaron este año y ahora representan el 11 por ciento del mercado, según el Servicio Exterior de Agricultura de los Estados Unidos y la asociación de productores colombianos de arroz Fedearroz.

La caída de 73 por ciento del bolívar frente al dólar en el mercado negro en 2013 fomenta el contrabando y agrava la escasez de alimentos y bienes de consumo en un país que tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo, intensificando las presiones para que el gobierno del presidente Nicolás Maduro disponga una devaluación. El gobierno debilitará el tipo de cambio oficial antes de fin de marzo por tercera vez desde 2009, según los catorce analistas que participaron en una encuesta de Bloomberg.

Un bolívar más débil reducirá el poder adquisitivo de los venezolanos haciendo que los productos importados sean más caros.

‘Demasiado baratos’

“Para reducir la demanda y bajar el consumo, el gobierno debe devaluar”, dijo Efraín Velázquez, presidente del Consejo de Economía Nacional, agrupación de académicos y dirigentes empresariales creada en 1946 para asesorar al gobierno. “Los productos regulados son demasiado baratos para que permanezcan en las estanterías”.

Conforme a un sistema de controles monetarios que lleva una década, el gobierno suministra alrededor del 95 por ciento de los dólares de la economía a compañías y particulares seleccionados a 6,3 bolívares por dólar. El tipo de cambio en el mercado negro ilegal es de aproximadamente 64 por dólar, lo que da a los extranjeros y los venezolanos con acceso a dólares unas diez veces más bolívares por su moneda.

Maduro dijo en una conferencia de prensa del 30 de diciembre que creará un sistema unificado de cambio en 2014 para dar a “la moneda extranjera un precio justo para el funcionamiento de la economía”. No se brindaron otros detalles.

El crecimiento económico de Venezuela se desaceleró de 5,6 por ciento en 2012 a 1,6 por ciento en 2013, señaló Maduro. El rendimiento promedio de los bonos venezolanos trepó unos 5 puntos porcentuales a 13,8 por ciento en los últimos doce meses, el mayor aumento entre los cincuenta mercados emergentes del Índice EMBIG de JPMorgan Chase Co.

Compradores profesionales

Los controles de precios introducidos por el antecesor de Maduro, Hugo Chávez, en 2003 para mejorar la alimentación entre los pobres han fomentado la demanda de productos como la harina, el arroz y la leche conforme los compradores optan por productos cuyos precios no cambian en medio de una inflación del 56 por ciento anual, la más alta del mundo.

Decenas de personas se turnan para hacer fila en la puerta de los supermercados de Maracaibo, una ciudad de 2,1 millones de habitantes situada a 800 kilómetros al oeste de la capital, a la espera de la próxima entrega de productos regulados. Estos productos recién llegados se agotan apenas tocan las estanterías, dejando a las tiendas vacías de productos como carne, granos y papel higiénico.

Los productos luego son cargados en camiones y llevados a Colombia. Muchos de estos compradores profesionales son indígenas oriundos de Guajira vestidos con ropas floreadas y coloridas que tienen doble nacionalidad y están exentos de los controles fronterizos.

Puestos de control

Más de 300 camiones cargados de diferentes productos, desde arroz hasta neumáticos de automóviles, recorren los 130 kilómetros desde Maracaibo hasta la frontera, atravesando controles del ejército y de la policía. Un periodista de Bloomberg pudo corroborarlo en un viaje que hizo el 10 de noviembre por esta ruta. Los conductores de los vehículos que llevan alimentos pagan en los puestos de control entre 20 y 300 bolívares para pasar sin demoras, según Sotomayor.

Parte de los productos contrabandeados también se utilizan para lavar dinero del narcotráfico, dijo el general colombiano Gustavo Moreno, director de la policía fronteriza.

Maduro les ha pedido a los ciudadanos que se abstengan de una “compra nerviosa” de productos importados, y dijo en un discurso por televisión el 6 de enero que “el consumismo es una adicción que destruye al ser humano”.

Los encargados de prensa de los ministerios de Alimentos e Información de Venezuela no respondieron a los correos electrónicos y los mensajes telefónicos de Bloomberg News.

Índice de escasez

El contrabando a Colombia es un problema mayor en ciudades de la periferia de Venezuela. En Caracas, la escasez normalmente afecta a los alimentos como la harina de trigo, la harina de maíz y la leche, mientras que en Maracaibo puede resultar difícil encontrar los principales granos.

A nivel nacional, el índice de escasez del banco central era del 22,4 por ciento en octubre. Esa cifra, la más alta desde enero de 2008 y por encima del 16,1 por ciento de un año antes, implica que más de uno de cada cinco productos básicos están fuera de stock en cualquier momento. El banco no publicó datos de escasez en su último informe el 30 de diciembre.

Los controles de precios y las mayores importaciones de alimentos ayudaron a incrementar la ingesta calórica del venezolano promedio en un 50 por ciento durante los primeros 12 años de Chávez en el gobierno –el consumo de arroz aumentó el 70 por ciento, según el Instituto Nacional de Nutrición-. Chávez recurrió a la riqueza petrolera del país para reducir la pobreza a la mitad antes de morirse de cáncer en marzo, según el Banco Mundial.

Conforme la demanda aumentó y la producción se estancó, Venezuela pasó de ser un exportador neto de arroz en 2006 a importar el 44 por ciento de sus necesidades en 2013, según estimaciones publicadas en un informe del 1 de noviembre del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.

Importaciones de arroz

Nicaragua y Guyana enviaron a Venezuela 315.700 toneladas de arroz en 2012, 53 por ciento más que el año anterior, como pago de los suministros de petróleo, según el último informe de la estatal Petróleos de Venezuela SA, conocida como PDVSA. PDVSA opera una cadena nacional de supermercados que venden un kilo de arroz a 7,1 bolívares, cerca del precio máximo permitido.

Sotomayor se prepara para sus viajes llenando el tanque de combustible de su Chevrolet Malibú modelo 1976 con la nafta más barata del mundo a cambio de unos 4 bolívares. Después de cargar alimentos y remedios que escasean en su país, regresa a Venezuela por una autopista abarrotada de centenares de camiones vacíos listos para ser cargados y emprender su próximo viaje transfronterizo.

“Es una caravana interminable”, dijo Sotomayor. “La diferencia de precios es tan grande que no hay cantidad de soldados que pueda pararla”.

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