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La verdadera historia y los intereses en juego detrás del quiebre en el seno de las Isapres


“Después de un profundo análisis de la actual situación que afecta a la industria de las Isapres, y ante la imposibilidad que hemos confirmado de poder lograr acuerdos al interior de la Asociación respecto de concordar algunos cambios medulares que permitirían a las Isapres adaptarse a las demandas ciudadanas, otorgando así mayor transparencia mediante la autorregulación a la que nos referiremos más adelante, el directorio de Colmena Golden Cross ha acordado el retiro de esta institución de salud previsional de la Asociación Gremial que usted preside”.

El dramático acto remeció a la industria y sorprendió hasta en círculos políticos.

La firma de esta carta es de Gonzalo de la Carrera, presidente de la Isapre Colmena, y el receptor es Hernán Doren, presidente de la Asociación de Isapres AG. Está fechada el 28 de noviembre de 2013 y, como indica su texto, su objeto fue poner fin a su militancia en un gremio que la propia Colmena creó en los 80.

“Hemos tomado conocimiento de su retiro de estas Asociación, lo que lamentamos por el complejo momento por el que pasa la industria”. Esta vez, la carta la firma Doren, la recibe De la Carrera y está fecha al día siguiente. La frialdad de la respuesta revela la inviabilidad de la coexistencia de Colmena con sus socios del gremio.

Pese a que la carta se envió hace casi dos meses, la noticia se conoció públicamente ayer y terminó por destapar un duro quiebre producido al interior del gremio que representa a una de las industrias más cuestionadas del país.

Colmena tiró del mantel justo cuando las isapres se mueven en una banda de posibilidades que parte en fuertes cambios regulatorios y termina en una frontera gris, donde –en el escenario extremo– puede terminar extinguiendo el negocio creado en Dictadura.

"Es sorprendente que no se pudieran arreglar. Que el quiebre ocurra justo ahora cuando la industria está en el banquillo es terrible. El gremio irá a negociar con el nuevo gobierno desde una posición débil", opina un lobbista que ha tenido tratos con la industria y que además tiene fuerte lazos con la Nueva Mayoría.

Los argumentos de Colmena apuntaron a un tema que duele al gremio y que le ha traído dolores de cabeza en los últimos años: la condición cautiva de personas en las isapres debido a la imposibilidad de cambiarse cuando existen enfermedades preexistentes y la inexistencia de aranceles únicos que permitan a las personas comparar planes.

Ambos temas los venían planteando desde hacía meses, con particular intensidad desde que el grupo Bethia –manejado por una de las familias controladoras de Falabella– entró a la propiedad de Colmena, en conjunto con la corredora LarrainVial, sumándose a Pablo Trucco.

De la Carrera, ex ejecutivo de Oriflame, asumió la responsabilidad de liderar a Colmena. Y en su intento por buscar cambios en la industria chocó con un muro que impedía enfrentar la dura realidad.

Fuentes conocedoras de la disputa aseguran que, aunque existía apoyo a las ideas planteadas por Colmena y se repetían las reuniones de directorio, los cambios –que apuntaban a autorregulación– nunca se hicieron realidad. Colmena se cansó de esperar. Aun más, confidencian que en algunas de las últimas reuniones de la asociación antes de salir Colmena, ni siquiera asistían representantes de algunas de las isapres.

Y en el gremio no se vota ni se aprueba por mayoría, sino que se toman acuerdos amplios y con el respaldo de todos.

La versión de Colmena es duramente refutada por el resto del gremio, evidenciando las distancias que existían en la asociación.

“Desde hace ya siete años, esta Asociación de Isapres viene trabajando, con conocimiento de la autoridad, en la creación de un arancel de comparación y en el aumento de la movilidad de sus afiliados entre isapres, es decir, antes que los actuales dueños adquirieran la propiedad de I. Colmena… estas iniciativas han sido conceptos en los que todos los asociados han estado de acuerdo y, por lo tanto, aunque a la fecha no se logra una solución viable, tampoco aportada por Colmena en su momento, se sigue y  se seguirá  trabajando en ello para lograr la mejor solución para nuestros afiliados”, afirmó la asociación.

Luego deslizó la crítica a la actitud de Colmena, asegurando que “como sea, la unidad gremial es la mejor herramienta para enfrentar las discusiones políticas y técnicas que eventualmente se presenten, por lo que hemos lamentado profundamente el retiro de esta institución fundadora”.

La mirada de la asociación tuvo público respaldo por parte de Masvida, la llamada isapre díscola del sistema, que ha evitado elevar el valor de sus planes en los últimos cinco años (excepto el último año). Su presidente, Claudio Santander, incluso, dijo que ellos han presentado propuestas similares en el pasado y que sólo existen dificultades para su implementación, en particular en el caso del arancel único, pues se deben indexar las prestaciones que serán cubiertas.

Respecto de las preexistencias y la cautividad de clientes que ello implica, Santander reiteró que es una situación impresentable y antiética que debe ser corregida.

El directivo explicó que no se necesita estar en el gremio para apoyar estas medidas y deslizó una dura crítica a los dueños de Colmena. “(Masvida) es una empresa que está para quedarse, con visión de largo plazo, con una visión muy social del mercado y que por 7 años no ha reajustado sus planes, tiene una rentabilidad que estima satisfactoria que es del 50% del promedio del sistema y no es una empresa de inversionistas que vienen para hacer ‘la pasada’, como ocurre con algunas que buscan la máxima rentabilidad económica para sus accionistas en el más breve plazo y luego se venden a otros”, dijo Santander este medio.

El presidente de Masvida aludió a una característica de Colmena que abre un flanco de crítica. Bethia junto a LarrainVial no son operadores históricos del rubro de la salud y, según asegura una alta fuente de una de las isapres, “viene a buscar una utilidad en un par de años”.

Una fuente cercana al grupo controlador de Cruz Blanca dice que el modelo de negocios de las Isapres está cambiando a una velocidad astronómica y ya no hay un solo modelo del negocio. "La ruptura es desafortunada, pero la realidad es que la forma en que opera Colmena es muy diferente a la forma en que opera Cruz Blanca y a la vez Cruz Blanca tiene un modelo bastante diferente a Banmédica, por ejemplo", explica la fuente.

Algunos críticos de Masvida y su posición aparentemente ambivalente en esta polémica, dicen que la isapre no posee tanta disposición a aceptar tener un arancel único, pues la transparencia de los precios y planes de todos dejaría a la luz que los de la prestadora de salud que preside Santander tiene topes (el máximo de cobertura) más bajos. Cabe recordar que MasVida también abandonó el gremio hace algunos años, pero luego volvió, y que ayer señaló que la asociación respetó su opinión independiente.

Bethia la controlan Carlos Heller, accionista principal de la concesionaria Azul Azul, y Gonzalo Rojas, ambos hijos de Liliana Solari. Inversionistas agresivos que no están para esperar mucho por resultados.

Los complicados números de Colmena

El aterrizaje no ha sido fácil. Colmena costó casi US$ 500 millones y en su primer año (2013) al frente de la compañía cerraron con pérdidas. A septiembre, la empresa perdía $ 2.213 millones, realidad muy distinta a los casi $ 50.000 millones que acumuló entre 2009 y 2012.

La presión de obtener resultados, además, se enfrenta con un sector cuestionado y donde el alza de los precios de los planes está prácticamente congelado por el respaldo que dio la Corte Suprema a los clientes que rechazan los incrementos que cada año las isapres informan a sus clientes (con la excepción de lo ocurrido en 2013 con el aumento aprobado por los tribunales a propósito de nuevas coberturas derivadas del Plan Auge).

Y Colmena es especial. A diferencia de Banmédica (y su Isapre hermana Vida Tres) y Consalud, de la Cámara Chilena de la Construcción, Colmena no tiene integración vertical con clínicas y prestadores de salud ambulatorios. Esto, aseguran fuentes cercanas a la empresa, impide a Colmena contener el aumento en los costos impuestos por los prestadores, dificultad que no tienen los grandes aseguradores de salud.

Así lo indica el informe publicado en octubre de 2012 por la Fiscalía Nacional Económica (FNE), que revela que en Consalud, Banmédica y Cruz Blanca pueden dormir tranquilos si no suben sus planes, porque los costos se traspasan a los clientes en las clínicas.

Así, el holding Banmédica –dueño de las Isapres Banmédica y Vida Tres y que es controlado por el grupo Penta– no sólo no vio caída en sus utilidades, sino que logró un alza de 3,8% a septiembre de 2013, respecto de 2012. Las isapres redujeron en un 7,5%, en línea con lo que pasó con el sector, pero sus clínicas aumentaron un 5,5% sus ganancias, con lo que estas últimas 'subsidiaron’ el rendimiento de las isapres.

Incluso, fuentes del sector aseguran que los ingresos del rubro prestador de Banmédica superan ampliamente a los de las isapres del grupo, pero esto no se logra visibilizar en los estados financieros del holding porque una parte de la facturación entra al “ajuste de consolidación”, donde se busca impedir la duplicación por las operaciones entre empresas relacionadas (clínicas con isapres).

En cualquier caso, el negocio prestador de Banmédica supera en $ 2.000 millones al de isapres ($ 20.217 millones frente a $ 18.288 millones). Esto, pese a que los ingresos de su negocio de isapres superan en un 25% al del rubro prestador ($ 352.953 millones frente a $ 278.083 millones), todas cifras a septiembre de 2013.

Cruz Blanca también vio una baja de 80% en sus ganancias y Consalud una disminución de 40%. En Cruz Blanca, la caída en la isapre se replica pero con menor fuerza en el área prestadora, tanto ambulatoria como hospitalaria. Los estados financieros de ILC, el holding de la Cámara Chilena de la Construcción, no desglosan el resultado de Consalud y del negocio prestador.

Sin embargo, dado que la isapre redujo en casi $ 3.600 millones sus ganancias a septiembre y que el negocio de salud total de ILC casi se duplicó, de $ 1.923 millones a $ 3.723 millones, en el mercado apuntan a que las clínicas que controla el holding de la Cámara mejoraron su negocio y subsidiaron a la isapre.

El rol de Banmédica

Por eso, aseguran fuentes críticas del gremio, Banmédica y Consalud no tienen interés en abrirse a avanzar en las reformas propuestas por Colmena. Aun más, advierten que el presidente del gremio, Hernán Doren, es representante de Consalud y que Rafael Caviedes es ex funcionario de MásVida.

“Banmédica tiene el control de la asociación”, asegura una fuente, advirtiendo que si bien todos pagan una cuota proporcional, Banmédica, la isapre que lidera su presidente Carlos Kubik, tiene una ascendencia decisiva en la conducta adversa al cambio en la industria.

Pero la profundidad de la disputa es mayor. Colmena tiene un tercio de los clientes ABC1, el cliente de mayor ingreso, que es el que más acude a tribunales por su mayor nivel de información, perjudicando en mayor medida a Colmena que a Banmédica o Consalud.

Manuel Hinostroza, ex superintendente de Isapres, advierte que la decisión de Colmena es una evidencia de las grietas que están surgiendo en la industria, donde aparecen las primeras voces de alarma por el riesgo de desaparición o cambio dramático de esta industria.

“Al parecer hay una pérdida de hegemonía en la asociación al salir Trucco de Colmena. Y los nuevos accionistas trataron de promover cambios desde la asociación y como no pudieron se dan cuenta que la negativa permanente de la asociación los ha llevado a un aislamiento político enorme, en que nadie defiende a la asociación”, afirma, agregando que el análisis de Colmena es correcto al pensar que la actitud de la asociación “pone en riesgo la viabilidad del sistema”.

Colmena, la única isapre que tiene arancel único, desafió abiertamente a la industria y puso el dedo en la llaga en isapres que tienen más de 50 mil aranceles distintos, lo que fomenta la asimetría de información en la industria.

Sin embargo, dicen críticos de Colmena, su decisión puede ser un boomerang a pocos meses de que asuma un nuevo gobierno, donde las voces son proclives a rayar la pintura del sector. “En estos escenarios lo mejor es estar unidos”, dice una fuente de las isapres. La defensa corporativa, que Colmena abandonó, abre una puerta a un escenario insospechado, sin final predecible.

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