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Opinión: La Polar Colombia, el fin de una mala herencia


Desde la llegada de la nueva administración a La Polar, los accionistas minoritarios han mantenido sus esperanzas de recuperación de la empresa y por consiguiente de la mejoría en el precio de sus acciones, que les permitiría recobrar algo de lo perdido en el mayor escándalo financiero de nuestro país.

El 28 de febrero y por medio de un hecho esencial, La Polar informó a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) su retiro de Colombia por los malos resultados obtenidos y con el ánimo de priorizar su operación en Chile.

Sin duda, para los accionistas minoritarios que represento, esta es una buena noticia. No sólo es positivo porque la compañía podrá concentrar sus esfuerzos en desarrollar el negocio a nivel país, donde ha demostrado sorprendentemente cifras azules y buenos resultados, sino también porque se cierra y se pone fin a una mala herencia de la antigua administración de La Polar, presidida por Pablo Alcalde, ya que el “Plan Colombia” fue ideado y liderado por esa administración en muy malas condiciones comerciales.

No hay que ser muy entendido en la materia para darse cuenta de que ningún inversionista estará dispuesto a inyectar recursos en una compañía que, teniendo resultados positivos en Chile, se ve obligada a mantener una unidad de negocios en el extranjero, provisionando fondos regularmente para asumir aquellas pérdidas.

Según lo informado por la compañía, los números no venían acompañando a La Polar Colombia desde los estados de resultados de septiembre. Al 30 de dicho mes del año pasado, la empresa registró ingresos por US$ 542,3 millones en la filial chilena, mientras que en el país cafetero sólo llegó a US$ 42,6 millones.

Y aunque los accionistas minoritarios han mostrado su confianza en la nueva administración –una muestra de ello fue el interés que mostraron durante el proceso de aumento de capital el 2012–, el mercado, incluyendo a las AFPs y acreedores, ha sido extremadamente duro con la empresa y la ha castigado en demasía, en circunstancias que La Polar aún está en un proceso de normalización, tras haber estado a un paso de la quiebra. Muestra de ello es que, en 2013, los títulos de la compañía retrocedieron más de 66%.

Por otra parte, durante enero de este año, las acciones de La Polar registraron un retroceso de 31,8%; y febrero marcó por primera vez un rango por debajo de los $ 35 por unidad, cayendo a un piso histórico de $ 34,80. Sin embargo, desde que se conoció la decisión de la compañía de abandonar su operación en Colombia, las acciones de La Polar mostraron una recuperación y partieron la semana del 3 de marzo con una importante alza en el mercado local. Los papeles de la firma subieron un 14,83% y se transaron en $41,880 cada uno.

Así, la nueva administración de La Polar parece estar tomando decisiones acertadas, aunque todavía el camino es largo y no exento de complejidades. Lo bueno sería que el mercado también confiara y, así como en el pasado recomendó los títulos de La Polar como la niña bonita del mercado, en circunstancias que la realidad decía todo lo contrario, esta vez lo hiciera sobre la base de acciones concretas y medibles que buscan elevar los resultados de la empresa.

Habría que seguir el ejemplo de los accionistas minoritarios que llegaron a perder los ahorros de su vida, pero siguen presentes demostrando su confianza en la recuperación de una empresa que ha mostrado esfuerzos claros por seguir viva.

Bárbara Salinas Acuña
Abogada

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