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Opinión: La difícil situación del Banco Central respecto a las presiones inflacionarias y la desaceleración de la economía.


En una difícil situación se encuentra hoy el Banco Central de Chile, dada la actual coyuntura económica, tanto local como internacional. En medio de un escenario de incertidumbre y aversión al riesgo, en el que la desaceleración económica continúa avanzando y mostrando los primeros brotes de inflación.

La temida desaceleración, de la cual comenzamos a hablar en la segunda mitad del año pasado, se hizo presente, obligando al Banco Central de nuestro país a tomar un rol más activo, respecto a una endurecida política monetaria que permaneció estable por más de veinte meses.
 Como se esperaba, el Banco Central reaccionó y comenzó a flexibilizar (expandir) la política monetaria, introduciendo en octubre y noviembre dos recortes consecutivos en la TPM (Tasa de Política Monetaria), que la llevaron de 5% a un 4.5%.


El efecto sobre el tipo de cambio fue bastante claro y para principios de este año, el USDCLP ya se ubicaba en torno a los 560 pesos, vaticinando una tendencia alcista que llevó a algunos analistas a proyectar el tipo de cambio para mediados de año por sobre los 600 pesos.



Pese a que el Banco Central continuó flexibilizando la política monetaria, introduciendo durante este año otros dos recortes en la TPM y dejándola en 4%, ya estamos a mitad de año y el USDCLP se ubica en torno a los 550 pesos, bastante lejos de los 600 proyectados por algunos analistas. ¿La razón? Presiones inflacionarias.

Como sabemos, hace varios años que en Chile los temas de materia energética han sido un eterno dolor de cabeza para los gobiernos de turno, donde lejos de encontrar una solución que permita el desarrollo de un plan de crecimiento para la matriz energética, se ha convertido en un foco de conflicto y debate que parece no acabar.


Las diferentes industrias que sustentan a nuestra economía se han visto enfrentadas a crecientes costos de energía, que en algunos casos han impedido el crecimiento y desarrollo de las mismas. Estas alzas en los costos de energía se han ido traspasando constantemente a los consumidores, convirtiéndose en presiones inflacionarias, lo que la convierte en una importante amenaza para nuestra economía.



Además, considerando que nuestro país debe importar muchos de los bienes que se consumen internamente, el alza que acumuló el tipo de cambio en los últimos ocho meses (cercano al 10%) ha estado impactando a la estabilidad de precios, y pese a que algunos consideran que es un efecto temporal, los últimos datos de IPC indican que las presiones inflacionarias se mantienen.



Como lo ha reiterado en las últimas minutas de sus reuniones mensuales, el Banco Central de Chile reconoce un contexto de desaceleración económica local, la cual espera abordar con una política monetaria expansiva, que permita estimular el consumo y la inversión, pero dado que el principal rol que debe desempeñar la autoridad monetaria en la economía es la estabilidad de precios, la actual situación que enfrenta el ente emisor, desaceleración económica con presiones inflacionarias, podría cambiar la actual tendencia alcista del tipo de cambio, dado que podríamos ver un endurecimiento en la política monetaria o al menos una pausa en la expansión de ésta.

Roberto Silva
Gerente de estudios de Capital FX




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