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César Barros dejó a La Polar en pie, pero tambaleando y con acreedores en busca de un controlador que la levante

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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Por tercera vez, la multitienda La Polar tendrá que dar explicaciones. La próxima semana la firma enfrentará una conference call con inversionistas, donde deberá explicar el mal desempeño que tuvo la compañía en 2014.

Y es que el año pasado la empresa –que estuvo quebrada en 2011 tras el escándalo financiero que protagonizó Pablo Alcalde– volvió a tener números generales por debajo de las expectativas, lo que hizo nuevamente dudar al mercado de la capacidad de repuntar del retailer.

En el año la firma registró pérdidas netas de $ 36 mil millones, más del doble que en 2013, y varios de sus índices no pasaron la prueba. Sin embargo, desde la compañía aseguran que algunos indicadores mostraron mejoras importantes y hacen ilusionarse con remontar en forma importante las cifras en 2015 y llegar a ser rentable en tres años más.

Mientras la empresa –que hasta el martes presidia César Barros– trabaja en recuperarse en los próximos trimestres, la pelota del futuro está en manos de los acreedores, bancos, AFP y otros accionistas, como LarrainVial, Consorcio y Moneda, que siguen postergando la conversión de sus bonos de deuda en acciones a la espera de poder conseguir un inversionista de espaldas anchas que tome el control de La Polar y ponga el capital necesario para acelerar su crecimiento.

Año seco con algunos oasis

La opinión generalizada en el mercado es que La Polar no repunta. Un primer factor que afectó a la compañía fue la salida de Colombia, que le costó $ 44 mil millones, luego que se iniciara el proceso de liquidación en ese país y que lo poco que se obtuvo no dejara nada para la operación en Chile. No hay voces disidentes en la compañía respecto de que este es uno de los grandes reproches que César Barros, el presidente saliente, se llevará en su maleta, aunque Patricio Lecaros, que fue gerente general por tres años y dejó su cargo en julio pasado, fue responsable clave de dicha gestión fallida.

Colombia era parte clave en el Plan Aconcagua y un porcentaje relevante del aumento de capital de casi US$ 250 millones que consiguió en el mercado en 2012-2013 fue a esa iniciativa. Toda aquella inversión terminó en nada.

Junto con ello, los números de 2014 no dejaron muchas sonrisas. Los ingresos totales cayeron un 7,9% en el cuarto trimestre y un 1,6% en el año; los del negocio de retail bajaron un 4,2% y 1,4% respectivamente, mientras que los del negocio financiero bajaron un 21,8%, aunque subieron un 3,5% en el año.

La cartera de créditos, en tanto, bajó en un 21% desde $ 179 mil millones a $ 144 mil millones. Y, junto con ello, el nivel de riesgo de la tarjeta volvió a subir a 10,3% en el último trimestre, superando largamente el 7,9% del mismo lapso de 2013.

El Ebitda, que en 2013 fue positivo ($ 8.900 millones), al cierre de 2014 quedó en saldo rojo de $ 5.200 millones. Y las ventas por metro cuadrado, variable clave para la industria, pasaron de 9,3 UF por metro cuadrado en el último cuarto de 2013 a 8,3 en el mismo tramo de 2014, llegando a 7 UF/m2 en el año.

Sin embargo, el análisis, que parece negro en la primera mirada, oculta varios indicadores y causales que pueden modificar las evaluaciones.

Aunque en la empresa reconocen que efectivamente el nivel de ingresos cayó, advierten que no fue un escenario distinto a lo que ocurrió en general en el mercado, afectado por la desaceleración económica.

Pero desde La Polar saben que las perspectivas de ingresos que tenían planificadas para 2014, según lo informado en el plan Aconcagua, superaban la realidad –incluyendo el fracaso en Colombia– y retomar la senda de crecimiento tardará más de lo pensado.

Con todo –reconocen en la compañía–, el objetivo asumido a mediados de año en la junta extraordinaria de accionistas en que se vio el plan de reestructuración financiera, de marginar pese al ajuste en el tamaño del negocio, se cumplió, al menos en el negocio de retail.

Así lo confirman las cifras. El margen de contribución del negocio de retail llegó a 30,1% de los ingresos en el cuarto trimestre de 2014, superando el 27,4% del mismo lapso de 2013. Es decir, pese a que los ingresos cayeron 4,2%, la firma logró subirlos, y también lo hizo en términos absolutos, pues dicho margen fue de $ 30.200 millones, casi $ 2.000 millones más que en el último tramo de 2013.

Aunque en menor medida, la cifra sigue siendo positiva al revisar las cifras anuales. En 2014, el margen de contribución del negocio de retail llegó a $ $ 90.400 millones, por sobre los $ 89.100 millones del mismo período de 2013. Todo esto, pese a que los ingresos del ítem cayeron en poco más de $ 4.500 millones.

¿Cómo se explica la mejora? Cercanos a la compañía explican que el plan de seguir creciendo asumido en la primera parte de 2014 no resultó y se optó por acotar dicha expansión de ingresos, pero sin sacrificar márgenes.

Para ello fue clave la fuerte reducción de costos de administración que logró la compañía y a la cual también se había comprometido. En el año, los gastos de administración y ventas crecieron poco más de 3% (unos $ 4.000 millones), sin embargo, en el último cuarto del año el ítem bajó un fuerte 14,4%, lo que finalmente permitió contener el impacto que tuvo el gran tropiezo que vivió la firma en 2014, que fue la tarjeta. Sólo en el cuarto trimestre La Polar logró sacar de su costo fijo –con énfasis en reducción de la plana ejecutiva– casi $ 7.000 millones.

En efecto, en el cuarto trimestre, además de la fuerte caída del stock de créditos, incluyendo la baja de los ingresos financieros señalada (21,8%), si bien los costos del negocio de créditos cayeron 35%, el margen de contribución se desplomó un 40%, pasando de 68% de sus ingresos en el cuarto trimestre de 2013 a sólo 52,1% en el mismo lapso de 2014. Esto significó que el Ebitda cayera de 7,1% en octubre-diciembre de 2013 a 1,5% en el último tramo de 2014.

Según explicó la compañía en sus estados financieros, la causa principal de este duro retroceso se explica por la ausencia de flujo de caja para prestar dinero, es decir, dar crédito, que se produjo luego que al menos dos importantes proveedores (en especial líneas duras) congelaran el crédito otorgado a la compañía en productos.

Normalmente La Polar tiene un plazo cercano a 90 días para pagar a sus proveedores, pero los proveedores lo redujeron a un mes, debido a las dudas que tenían sobre el futuro de la compañía, mientras no se zanjara la reestructuración de sus deudas con los acreedores.

Esto provocó que la firma no tuviera liquidez para prestar –debía pagar mes a mes sus deudas a proveedores– y se viera forzada a concentrarse en vender al contado, limitando con fuerza el otorgamiento de créditos en las compras de sus clientes.

Sólo en diciembre La Polar tuvo un alivio, luego de aprobada la reestructuración. Fuentes bien informadas comentan que Moneda Asset Management, a través de una firma ligada, otorgó un préstamo de $ 10.000 millones a la multitienda, lo que permitió contener en algo el enfriamiento del negocio crediticio que traían y aprovechar en parte el período de Navidad.

Finalmente, las ventas por metro cuadrado, que en el Plan Aconcagua apuntaban a llegar a UF 10/m2, apenas alcanzaron los UF 7/m2 en 2014. Eso sí, la propia empresa advirtió en julio del año pasado que ese objetivo no fue realista y que su aspiración desde entonces es UF 8/m2. El cierre de 2014 indica que la compañía se acerca, aunque lentamente, a ese objetivo.

En el mercado apuntan que La Polar tiene las peores ventas por metro cuadrado, lo cual ha sido siempre un factor de debilidad para la empresa y que diferentes equipos ejecutivos nunca han podido levantar del todo.

Acreedores en silencio, comprador urgente

Ayer, César Barros cerró su ronda de entrevistas con diarios tradicionales. En un largo despliegue se defendió de las críticas a su gestión y recalcó que levantó la empresa de las cenizas y hoy la entrega saneada, aunque con muchos desafíos por delante.

También lanzó, a través de Pulso, el desafío a los acreedores para que asuman un rol en el nuevo escenario y pidió que llegue un inversionista que asuma el control de la compañía.

Sus palabras no son casuales. Tras la aprobación de la última reestructuración financiera, bancos, AFP y algunos inversionistas como Consorcio, Penta y LarrainVial, se quedaron con casi el 60% de los bonos convertibles en acciones.

Dado que, en la negociación con La Polar, el total de acreedores obtuvo bonos que –convertidos en acciones– alcanzan dos tercios de la propiedad, el grupo referido estaría en condiciones de captar casi el 40% de la propiedad de la multitienda.

Sin embargo, pasados casi dos meses desde el inicio del período para hacer la conversión y con contadas excepciones, estos acreedores se han resistido a tomar las acciones.

En el mercado han surgido algunas tesis respecto de por qué adoptaron esa actitud, pese a que el próximo 24 de abril se realiza la junta de acciones de la compañía. En dicha reunión estos acreedores, devenidos en accionistas controladores, tendrán la mayoría para designar directores y, a través de ellos, definir el futuro de la compañía.

De hecho, varios directores no seguirían en la empresa. Además de Barros, fuentes cercanas a la firma creen que Aldo Motta –mano derecha del controlador de SQM Julio Ponce Lerou, sancionado por la SVS por el caso Cascadas y recientemente formalizado por el Ministerio Público en una causa ligada al caso– también estaría pensando dejar la mesa.

Además, las fuentes creen que igualmente podría dejar el directorio Juan Pablo Vega, que fue designado con los votos de Álvaro Saieh, quien hoy ya no es accionista directo luego que ILC le comprara el control de CorpVida.

Junto con ello, los acreedores adquirirían peso en la propiedad y asumirían la responsabilidad de designar a los nuevos directores.

En el mercado dicen que los bancos no han convertido sus bonos porque, al tomar las acciones, por ley están obligados a desprenderse en poco tiempo de ellas.

Sin embargo, la guinda de la torta estaría aún en proceso. Diversas fuentes del mercado aseguran que el principal motivo por el que los acreedores no han hecho la conversión, es porque están buscando un inversionista que tome el control de la compañía.

Saben, dicen las fuentes, que hoy tienen –si operan juntos todos los acreedores– el control de La Polar y eso significa que el valor de los papeles es superior al valor que hoy se cotiza en Bolsa, históricamente bajo y cercano a US$ 100 millones (unos $ 60 mil millones).

Se estima que en procesos de quiebra los acreedores aspiran a recuperar entre un 20% y un 30% de las deudas. La reestructuración que aprobaron incluía $ 400 millones. Es decir, los acreedores, estarían pensando en obtener un precio superior a $ 100 mil millones.

La Polar, aseguran las fuentes, no vale lo que dice la Bolsa, y saneada como está y con un controlador poderoso, podría tener un rápido crecimiento y alcanzar una valoración muy superior a la actual.

Se especula que LarrainVial podría estar gestionando la búsqueda del socio y no sorprendería que antes de la junta existan novedades, aunque Barros señaló ayer que hasta ahora nadie había tocado la puerta.

Guillermo Araya, analista de Renta 4, cree que lo mejor para la empresa es que llegue un inversionista con espaldas y que disponga el capital necesario para hacer crecer la empresa.

En el mercado apuestan a Forus y a la peruana Oechsle.

Forus estaría interesada en los locales, no necesariamente la marca. La empresa del Grupo Swett tiene la representación de más de una docena de marcas, entre ellas Hush Puppies, Columbia y Patagonia. No tienen tiendas propias y pagan "una fortuna" en arriendo a los centros comerciales. Tener sus propias tiendas los haría más eficientes, aunque un analista apunta a que los locales de La Polar no están donde se hallan las tiendas de las marcas que tiene Forus.

Por su lado, la cadena peruana es parte del Grupo Intercorp, que busca expandirse a Chile.

El único acreedor que quedaría fuera de negocio es Banco Security. Según indican fuentes bien informadas, fue el único de los bancos que ya convirtió sus bonos en acciones y, por ende, hizo la pérdida.

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