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Cambios en motores de búsqueda: Para bien o para mal


*Por Roberto Camhi, director ejecutivo de Mapcity y académico de e-class de la UAI.

Hace pocos días, escuchando las declaraciones que hizo el ejecutivo de Google MattCutts en la Feria SXSW,  con respecto a nuevos cambios que afectarán  a los algoritmos de su motor de búsqueda, me encontré con un planteamiento de mejora que me pareció muy razonable. Decía que modificarían el algoritmo de «pagerank» sobre el cual se define qué sitios aparecen primero en los resultados, con el propósito de dar mayor valoración a la calidad y relevancia del contenido. En sus palabras dijo «nivelaremos el campo de juego» entre aquellos con contenido de calidad y aquellos ridículamente optimizados.

Esto, para evitar premiar a aquellos sitios que se aprovechan de estrategias de SEO (Search Engine Optimization) para aparecer en las primeras ubicaciones, sin que su contenido sea merecedor de ello.

Hasta ahí, todo perfecto. Buenas noticias para todos. No puedo estar más de acuerdo en dicho cambio. Sin embargo, esta idea me llevó a otro pensamiento. Es que es bien conocido que más del 68% de los usuarios no pasan de la primera página de resultados de los buscadores y cerca del 92% sólo llegan a la tercera.

Por lo tanto, cualquiera sea el algoritmo de búsqueda que utilice Google o sus competidores para entregar sus resultados, siempre estarán mostrándonos una visión parcial de la realidad y de lo que existe como información universal en la web. Y esa parcialidad se ve alterada, para bien o para mal, cada vez que deciden modificar sus algoritmos, dejando rezagada cierta información, en beneficio de otra que tendrá un mejor posicionamiento.

¿Cómo afecta esto a nuestras vidas? En un mundo en que todo se «googlea», es decir, se busca a través de motores de búsqueda, es ese algoritmo diseñado por la empresa de turno el que nos dirá qué debemos leer y qué no, qué es mejor y qué es peor para nosotros, qué «existe» y qué no.

En mis clases de marketing digital hablo de la internet oculta, esa que guarda la información que los buscadores no encuentran o no les interesa buscar. Aquellas páginas que no se indexan o no aparecen en los resultados por ser poco relevantes. Allí puede estar lo que estamos buscando. Allí está todo lo que escribimos en la web, todo lo que decimos o publicamos en los blogs, absolutamente todo.

Hoy damos por seguro que si no encontramos algo en la web, simplemente no existe. Pero con estos cambios, vamos en el camino correcto, obligándonos a generar contenido para los humanos y no para los motores de búsqueda, lo que permitirá que todo lo relevante pueda ser encontrado y presentado.

Seguramente cuando los algoritmos de los buscadores se decidan a mostrar toda esta información generada por los usuarios nuestra conducta también podría verse afectada y pensaremos dos veces antes de apretar el botón «Publicar». Para bien o para mal.

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