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Certezas en materia de política económica


Los recientes reportes de la economía nacional no son nada alentadores, el PIB del tercer trimestre alcanzó un magro 0.8% continuando con su débil registro. Lo malo de estas cifras es que ya nos comenzamos a acostumbrar a este dato que a todas luces resulta preocupante.

La inflación, que es la pérdida del poder adquisitivo de las personas, avanzó de manera significativa (5.7% anualizada) y ya se encuentra en el doble del rango meta establecido por el BCCH, lo cual, unido a una política monetaria expansiva y un aumento anunciado del gasto fiscal, no constituye un escenario adecuado para sostener que se avecina una baja pronta de los precios. Más aún si el tipo de cambio se mantiene en los niveles actuales en torno a los 600 pesos.

En materia de inversión las cifras no son las mejores, se mantienen débiles perspectivas y datos que en la medida que se conocen sorprenden por lo malos; las perspectivas para este ítem no son mejores, ya que sus proyecciones se han reducido para este año, pero también para el siguiente, en especial asumiendo el fin al ciclo minero y arrastrando al sector energía en esta caída. Ambos también muy golpeados por los cambios de criterio para la ejecución de nuevos proyectos, lo que ha traído como resultado la detención de varios de ellos, la judicialización de otros y la decisión de sus dueños de no continuar hasta que se aclaren las reglas que los rigen.

En cuanto a la inversión, esta cae un 9.9%, siendo el peor registro en más de una década. La importación de bienes de capital (máquinas y equipos) ha disminuido 24% durante el último año, lo cual no augura un cambio de tendencia en las cifras de crecimiento para el 2015.

Como respuesta favorable se tienen las recientes compras de empresas nacionales por parte de inversionistas internacionales, lo cual sin duda es positivo, pero mirado en contexto significa una transferencia de activos desde dueños locales a extranjeros, en ningún caso una inversión fresca que venga a dinamizar el mercado local aumentando la creación de riqueza.

Todo esto nos lleva de nuevo al ámbito político. No cabe duda que la serie de reformas ha tenido un efecto negativo en la economía, generando un clima de desconfianza y esta es la única certeza que tenemos hoy, lo relevante es saber qué pasa y cómo salimos de esta situación.

Las expectativas son fundamentales en este escenario de caída sostenida de la economía, el llamado de la Presidenta a trabajar más no resuelve el problema, acelerar la marcha cuando se está frente al abismo no ayuda. Lo relevante es que el gobierno entienda que si le interesa realmente mejorar las tasas de crecimiento para asegurar un futuro promisorio en el largo plazo se deben hacer cambios en las propuestas que ha realizado hasta ahora, salvo que el interés sea utilizar los recursos ahorrados por el país y que el próximo gobierno asuma la tarea de volver a hacer andar las industrias.

Also Cassinelli Capurro
Subdirector Instituto Libertad

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