Cáncer de mama: más allá del lazo rosa

Octubre es ampliamente reconocido como el mes del cáncer de mama, un período dedicado a concientizar sobre esta enfermedad que afecta a millones de mujeres en todo el mundo. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020 fueron diagnosticadas 2,2 millones personas a nivel global, una cifra que además va en aumento a medida que más países acceden a mejores métodos de diagnóstico.

Durante este mes, vemos el lazo rosa en todas partes, desde las solapas de chaquetas hasta los envases de productos en los supermercados. Sin embargo, es crucial recordar que la concientización sobre el cáncer de mama va más allá de un simple símbolo. Este mes es una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos que enfrentan las pacientes, destacar la importancia de la prevención y apoyar a quienes luchan contra esta enfermedad.

En Chile, el cáncer de mama ocupa el primer lugar entre las muertes por cáncer en mujeres. Por ello, se encuentra incluido en el GES (Garantías Explícitas en Salud), desarrollándose distintas políticas y campañas con el fin de prevenir y ayudar a un diagnóstico temprano.

A partir de este año se informó que la mamografía preventiva, que se realiza entre los 50 y 69 años de edad –y cada 3 años–, no necesitará una orden médica y para las personas pertenecientes al tramo A de Fonasa, en centros de salud del sistema estatal, el examen tendrá copago cero. Sin embargo, aún falta avanzar en cobertura y resolutividad. La Academia Americana de Ginecología y Obstetricia y la Sociedad Americana contra el Cáncer recomiendan el examen de forma anual a partir de los 40 años. La detección temprana mediante mamografía y la adopción de un estilo de vida saludable son factores clave en la lucha contra el cáncer de mama.

En el estudio publicado este año en la revista British Medical Journal, que comparó las cifras de 512.447 mujeres registradas con cáncer de mama invasivo temprano en Inglaterra, entre 1995 y 2015, se observó que las mujeres entre el periodo de 1993 y 1999 tenían un riesgo de mortalidad del 14,4% a cinco años del diagnóstico. En cambio, las mujeres con cáncer de mama entre 2010 y 2015 mostraron un 4,9% de mortalidad. La principal característica entre ambos intervalos estuvo determinada por el aumento en el diagnóstico precoz. Si bien el trabajo no explica causalidad, es evidente que la detección temprana, vinculada a un tratamiento oportuno y apropiado, puede reducir significativamente la mortalidad asociada a esta enfermedad.

Por último, existe una oportunidad valiosa para crear conciencia sobre esta enfermedad que año tras año mata a miles de mujeres. Por eso, se deben reforzar las campañas preventivas y de pesquisa temprana. Tenemos el deber de educar en que la prevención de factores de riesgo y la mamografía de manera rutinaria pueden salvar vidas y reducir la carga de enfermedad.

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