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¿Cuál es el rol de los malls chinos para los residentes en las regiones? Opinión Imagen referencial

¿Cuál es el rol de los malls chinos para los residentes en las regiones?

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María Elvira Ríos Peñafiel
Por : María Elvira Ríos Peñafiel Investigadora adjunta, ICLAC
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En un momento en que la conversación pública se polariza fácilmente, esta iniciativa demostró la importancia de escuchar, aprender y debatir desde las aulas y los territorios. ¿Qué piensan las y los residentes en las regiones sobre los malls chinos?


Durante mayo y junio, en medio del debate nacional sobre los malls chinos, se realizó el taller “Hablemos de los malls chinos: la historia de la relación y migración entre China y Chile”, con más de 300 participantes en ciudades del norte (Arica, Iquique, Alto Hospicio) y del sur (Chillán, San Nicolás, San Carlos, Coihueco). El taller fue organizado por el Núcleo Milenio Impacto de China en América Latina (ICLAC) y financiado por Proyectos al Medio Externo de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID). Participaron docentes, administrativos, apoderados y estudiantes, con el objetivo de explorar la presencia histórica china en Chile y recoger percepciones sobre los malls chinos en contextos urbanos y rurales. 

Para ese entonces, los malls chinos habían sido fiscalizados y algunos clausurados, debido a incumplimientos laborales, sanitarios, patentes y etiquetas en sus productos. Pese a que esta era una noticia del momento, los comentarios que recibimos sobre estas tiendas fueron variados y el foco no estuvo en las últimas noticias. Estos oscilaban desde decir que la cultura china viene a aportar al país y sus malls son un apoyo a la economía y sociedad chilena, hasta que pueden ser un problema para el negocio local, sus productos son de mala calidad, contaminan el ambiente y sus precios ya no son tan accesibles.

Pero el 99,9% eran clientes de los malls y con bastante regularidad. Suelen comprar alimentos, productos para mascotas, decoraciones, utensilios de ferretería, maquillaje y otros, destacando los artículos de librería. Agregaron que los malls chinos en las localidades más pequeñas cumplían un papel fundamental, ya que ahorraban el tiempo y transporte a la ciudad.

Sin embargo, enfatizaron el hermetismo, la poca comunicación y desconfianza que las personas dueñas del local suelen mostrar hacia sus clientes. “Tienen cámaras por todos lados”, decían. Aunque esa era una tendencia, también sucedió que una profesora de chino llevó a sus alumnos a un mall y el dueño, emocionado al ver a tantos estudiantes aprendiendo su idioma, les cerró el local solo para ellos. 

Me parece que los malls chinos están con una dinámica muy similar al papel que cumplieron los restaurantes chinos: fueron solucionadores para la economía familiar, resuelven situaciones de tiempo versus viajes a comprar a otros sitios. Me llamó la atención que estos colegios regionales no son aislados de la comunidad o cultura china. El norte cuenta con una historia importante de migración china histórica, mientras que en la región de Ñuble están los colegios que enseñan el idioma chino. Por lo tanto, las opiniones expresadas en el taller tienen un trasfondo de una cierta cercanía o familiaridad.

Es interesante destacar que, a diferencia de las connotaciones en las noticias masivas respecto a que China es un actor o cultura muy distinta, el diálogo sobre los malls chinos en los talleres de una u otra forma viene con una cercanía distinta: parientes chinos, historias de chinos en el norte, profesoras chinas y estudiantes que viajaron a China en el sur.

En un momento en que la conversación pública se polariza fácilmente, esta iniciativa demostró la importancia de escuchar, aprender y debatir desde las aulas y los territorios. ¿Qué piensan las y los residentes en las regiones sobre los malls chinos? Esta pregunta, más allá del ruido mediático, merece respuestas que nazcan desde el diálogo informado y plural.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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