
Fuga de reos en Valparaíso: autoridades analizan fallas y remueven a altos oficiales del penal
La fuga de tres reos de alta peligrosidad del penal de Valparaíso, cortando barrotes y usando un cable de acero conectado a un vehículo, reveló graves fallas en el sistema y derivó en la reubicación inmediata de altos mandos que custodiaban el módulo 105.
Tras la cinematográfica fuga de tres reos de alta peligrosidad desde el Complejo Penitenciario de Valparaíso, en un escape que ha puesto en evidencia serias deficiencias en recinto penal, autoridades del ministerio de Justicia y Gendarmería se han pronunciado respecto a las causas que gatillaron el escape.
Se sabe hasta ahora que los internos fugados –los tres condenados por homicidio–, cortaron los barrotes de su celda en el módulo 105 y utilizaron un cable de acero conectado a un vehículo en el exterior para huir, dejando atrás a un cuarto recluso que no participó en la fuga por motivos aún bajo investigación.
El subsecretario de Justicia, Ernesto Muñoz, acudió al recinto para supervisar las indagaciones, señalando que la fuga compromete tanto los procedimientos internos de Gendarmería como la seguridad pública.
Entre las fallas detectadas, destacó la incorrecta segmentación de los reos, que permitió que los tres compartieran celda pese a sus antecedentes delictivos, así como la falta de supervisión y revisión de las celdas.
“El corte de los barrotes no es algo inmediato, requiere tiempo y evidencia fallas en los operativos de control”, afirmó Muñoz, subrayando también problemas en la vigilancia del penal.
Reubicaciones en Gendarmería
Por su parte, el director nacional (s) de Gendarmería, Rubén Pérez, anunció medidas inmediatas, incluyendo la remoción del coronel a cargo del establecimiento, el teniente coronel jefe de operaciones y el mayor responsable del sector donde ocurrió la fuga.
Las autoridades del penal serán reubicadas mientras avanza el sumario administrativo, que busca esclarecer las circunstancias del escape. Pérez reconoció que el módulo 105, destinado a reclusos de alta peligrosidad, concentra una población violenta y compleja, lo que exige una vigilancia constante y el ajuste de procedimientos.
A pesar de recientes inversiones en materia de tecnovigilancia, así como el uso de un cerco eléctrico operativo, Pérez aseguró que deberían “doblemente atentos, ajustando nuestros procedimientos, concentrados en nuestros deberes, empleando bien las herramientas tecnológicas y poniendo freno oportuno a todos aquellos eventos que son indeseados y perniciosos para la seguridad del recinto”, concluyó.