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Ahora sí que está oscuro

Ahora sí que está oscuro

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Julio Salviat
Por : Julio Salviat Profesor de Redacción Periodística de la U. Andrés Bello y Premio Nacional de Periodismo deportivo.
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Sin presidente, con un entrenador que se va y con un equipo que perdió el encanto, la clasificación a Rusia 2018 quedó en suspenso. El mejor año del fútbol chileno terminó de la peor forma.


¿Quién era el talismán, finalmente: Marcelo Díaz o Sergio Jadue?

El secreto quedó revelado, dolorosamente, anoche. Faltaron los dos al partido con Colombia en el Estadio Nacional, y fue apenas un empate. No estuvo en el Centenario el presidente de la ANFP y, a pesar de que el volante volvió a manejar los hilos del equipo, fue derrota.

El dirigente partió a Estados Unidos a tratar de salvarse de la cárcel por las acusaciones de coimas y los arreglines que han sacudido a la FIFA y a la Confederación Sudamericana de Fútbol, y el volante llegó al camarín con la vista nublada y el corazón acongojado por una derrota que llegó como un mazazo.

Lo anterior puede parecer anecdótico –algo de eso tiene–, pero no deja de ser importante: el fútbol chileno se quedó sin presidente a mitad de un período y la Selección está con las ilusiones trizadas.

Después de un año sin derrotas, con el número uno del ránking mundial a la vista, con Rusia 2018 en la vereda del frente, la Roja cumplió su peor actuación desde que la dirige Jorge Sampaoli, quedó en el quinto lugar de la tabla rasguñando el repechaje y tiene como próximo rival a Argentina.

Fue terrible el 0-3 de Montevideo porque se concretó de la única forma esperable: a través de los centros y los cabezazos. Lo que parecía lección aprendida (y muy bien ejecutada en la Copa América), esta vez fue olvidada.

También se olvidaron otras materias que parecían haberse consolidado en las mentes del plantel: después de mucho tiempo, los jugadores reaccionaron a las provocaciones. Gary Medel y Arturo Vidal, por citar a los más representativos del control logrado, parecieron estar dirigidos nuevamente por Claudio Borghi y se enfrascaron en diálogos y manotazos que pudieron causarles la expulsión. A Eduardo Vargas debería llegarle una sanción dura por su gesto de despedida a la hinchada local.

Volvieron a fallar esta vez –como ante Colombia– las piezas clave. Alexis Sánchez fue dominado absolutamente por la compacta defensa celeste y su habilidad sirvió apenas (¡en 90 minutos!) para ganar un tiro libre. Vargas tuvo espacios de remate solamente dos veces, y en ninguna le dio bien al balón. Jorge Valdivia mostró el mismo déficit que ante los cafeteros: buen comienzo y paulatino decaimiento hasta el punto cero.

También hubo otras decepciones. Mark González fue un desastre hasta en el control de balón. Nervioso, indeciso, nublado, nunca ganó en velocidad, que era lo que se esperaba, y no fue mucho lo que colaboró en los desahogos.

Gonzalo Jara, pifiado cada vez que tomó el balón, sintió que se le apretaba el alma cada vez que tenía que entregarlo: lo daba mal o lo tiraba afuera.

Así, con cinco jugadores por debajo de su nivel habitual, no hay cómo ganar. Y menos a un equipo como el uruguayo, que en el Centenario crece hasta límites insospechados.

Dentro de este panorama oscuro hay una ventaja: la próxima fecha será en marzo de 2016, y es posible que para entonces los delanteros hayan recuperado su forma y su pólvora. Pero también es posible que haya otro entrenador, y que el estilo victorioso que ha caracterizado a este grupo desaparezca.

El problema mayor para ir a Rusia es que Ecuador está muy consolidado, Uruguay se ve muy firme en casa, mientras Argentina y Brasil ya crecieron. Como está el asunto hoy, la pelea por un cupo –aunque sea el repechaje – será con Paraguay.

Cuando menos se esperaba, se nos vino la noche.

Habrá que aguardar con paciencia para saber si el día viene con sol, o se mantiene igual de oscuro como está ahora.

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