Publicidad
Chile avanza a octavos del Mundial Sub 20 pese a caer 2-1 ante Egipto en el Estadio Nacional DEPORTES Foto: EFE

Chile avanza a octavos del Mundial Sub 20 pese a caer 2-1 ante Egipto en el Estadio Nacional

Publicidad

Tras un empate triple en el Grupo A, Chile superó a Egipto y Nueva Zelanda por tener menos tarjetas amarillas y rojas.


Chile celebró pese a la derrota. La Roja Sub 20 se metió en los octavos de final del Mundial pese a caer 2-1 ante Egipto en el Estadio Nacional. El boleto a la siguiente fase no llegó por los goles, sino por un detalle que pocas veces define una clasificación: el menor número de amonestaciones.

El desenlace dejó atónitos a los más de 40 mil hinchas que habían llegado a Ñuñoa con la ilusión de una fiesta. Porque sobre la cancha, la historia había sido distinta.

La primera parte parecía confirmar los pronósticos. Nicolás Cárcamo desató la algarabía a los 27 minutos con un golazo que ponía a Chile en ventaja y con un pie en octavos. Pero la ilusión se desmoronó rápidamente tras el descanso. Apenas comenzado el segundo tiempo, Ahmed Abdin empató con un cabezazo (minutos 47) y cambió la atmósfera en el estadio.

Desde entonces, los egipcios dominaron a una Roja que nunca logró recuperarse. El golpe definitivo llegó casi al final, cuando Omar Khedr convirtió un impecable tiro libre para sellar el 2-1. Con el pitazo final, la incertidumbre era total: ¿Chile quedaba eliminado en su propio Mundial?

La respuesta vino desde otro estadio. El triunfo de Japón 3-0 sobre Nueva Zelanda provocó un triple empate en el Grupo A. La diferencia no estuvo en los goles ni en la diferencia de tantos, sino en la tabla de disciplina: Chile acumuló menos tarjetas que sus rivales directos y se quedó con el segundo lugar.

El premio, eso sí, no será sencillo. Por primera vez, el equipo de Nicolás Córdova saldrá de Santiago y deberá disputar los octavos de final como visitante. El duelo será este martes 7 de octubre, a las 17:00 horas, frente al segundo del Grupo C.

Chile sigue en carrera, aunque de la manera más inesperada. Y ahora deberá demostrar que, más allá de la suerte, puede ganarse en la cancha el derecho a soñar en grande.

Publicidad