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Orlando Aravena, último técnico chileno subcampeón de América: «Una final siempre hay que ganarla, aunque sea por medio a cero»

Orlando Aravena, último técnico chileno subcampeón de América: «Una final siempre hay que ganarla, aunque sea por medio a cero»

El adiestrador de la Selección del 87, que disputó la definición con Uruguay, revaloriza aquella campaña y entrega algunas recomendaciones para intentar neutralizar a Lionel Messi en la final de este sábado.


Hace 28 años y 9 días, Chile disputó en Buenos Aires una definición inolvidable que se valoriza más en su perspectiva histórica. A despecho de la claudicación final ante Uruguay (1-0), con nueve jugadores tras las expulsiones del León Astengo y el Mocho Gómez, el técnico de la época sostiene que «fue una gran lucha, un partido bien jugado, con mucha hombría y guapeza de nuestra Selección».

Orlando Aravena llevó a la «Roja» a esa gran campaña como conductor de un grupo de jugadores de notable jerarquía individual y, especialmente, una disciplina táctica superlativa. «Los muchachos sabían a lo que jugábamos, eran aplicados, conocían las variantes. Un lindo grupo ese, eh», recuerda el entrenador, aún encariñado con aquellos subcampeones.

«Teníamos un gran equipo, con jugadores aplicados, que hacían lo que había que hacer en la cancha», analiza el «Cabezón» Aravena, quien siempre declaró su admiración por el fútbol argentino e impuso su sello de agresividad a la «Roja» ochentera.

«A veces se dice que los muchachos entraron un poco pasados de revoluciones a enfrentar a Uruguay, pero yo creo que no, que son cosas de un partido. Prefiero eso a que se vea un equipo temeroso o sin iniciativa en la cancha», asegura. «Nosotros no sólo goleamos a Brasil por única vez en la historia, que siempre ha sido un gran equipo, sino que además logramos superar a una de las mejores Colombia y aquel Uruguay de Francescoli, Alzamendi y Bengoechea tenía una tremenda categoría», agrega.

La final de este sábado ante Argentina no le genera ansiedad ni preocupaciones y tampoco se tienta a entregar recetas para neutralizar al mejor jugador del mundo. «El técnico sabe lo que hace y lo respeto mucho… Y no soy quien para darle consejos a nadie, sobre todo porque respeto mucho el trabajo de Sampaoli, pero creo que a Messi hay que anticiparlo siempre, estar pendiente de él más que todo. Y en cuanto a una marcación personal, eso hay que plantearlo bien. O sea, marcarlo individualmente cuando está en el foco de la jugada, pero fundamentalmente anticipando la jugada», precisa.

Consultado por un resultado probable, Orlando se aferra a la vieja máxima futbolera de que «una final siempre hay que ganarla, aunque sea por medio a cero».

Aravena respeta la historia y sus protagonistas sin sobrestimar el bombardeo mediático de la actualidad. «Creo que Bravo es un gran arquero y el Cóndor Rojas también lo era. Es que Roberto, igual que Mario Osbén, tenían la escuela de grandes porteros que dejaron muchas enseñanzas, como Sergio Livingstone, Mario Ibáñez, Misael Escuti… Cuando se comparan las épocas y se sacan conclusiones apresuradas, también se debe pensar que hace 28 años se jugaba en otras canchas, muchos mas duras e imperfectas, y que la tecnología de los zapatos era tan diferente a la de ahora. Son aspectos considerables. Pero siempre ha habido grandes jugadores y ese equipo con el que jugamos la final de 1987 también los tenía».

Aquella memorable «Roja» de Aravena jugaba con Roberto Rojas, Reyes, Astengo, Gómez, Hormazábal, Mardones, Pizarro, Contreras, Puebla, Basay y Letelier. También puso un pie al borde de la gloria y los chilenos vibraron a la distancia con sus hazañas.

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