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El tenis, cada vez más lejos de ser de punta en blanco

El tenis, cada vez más lejos de ser de punta en blanco

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Andrés Alburquerque
Por : Andrés Alburquerque Periodista El Mostrador Deportes
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Nació como un deporte jugado por caballeros inmaculados, pero con el devenir de los años cada vez se ha transformado más en un juego vulgar, donde al parecer todo vale para conseguir una victoria. Incluso decirle a un rival que su novia se acostó con otro.


Una rotería, indigna de cualquier competencia deportiva. Se enfrentaban en el segundo set el suizo Stan Wawrinka y el joven australiano Nick Kyrgios por la segunda ronda del Masters 1000 de Montreal, cuando el natural de Canberra se salió de sus casillas y disparó una frase, más que desafortunada, abiertamente provocadora: “Kokkinakis banged your girlfriend. Sorry to tell you that, mate” (algo así como “Kokkinakis se acostó con tu novia. Lamento decirte esto, colega”), que fue captada por los micrófonos de la transmisión televisiva.

La novia de Wawrinka es la croata de 19 años Donna Vekic, quien hasta hace poco jugó dobles mixtos con el australiano Thanasi Kokkinakis, de la misma edad.

El suizo aseguró que no escuchó al número 37° del mundo. De hecho, no tuvo reacción alguna ni protestó al árbitro. Pero abandono por lesión en la espalda, cuando el encuentro estaba 7-6 (8), 3-6 y 0-4.

Kyrgios fue castigado en dinero por la ATP y amenazado de suspensión en caso de repetir incidentes en los próximos seis meses. ¿Y Wawrinka? Escribió en Twitter: “Lo que me dijo no se lo diría ni a mi peor enemigo. Caer tan bajo no sólo es inaceptable sino que también increíble”.

En el partido siguiente, Kyrgios fue abucheado por los espectadores, y perdió ante John Isner y a la semana siguiente también cayó en su debut en Cincinnati frente al francés Richard Gasquet. Ahora debutará en el US Open frente a Andy Murray.

A propósito del escocés, él también sacudió el ambiente este año con una polémica. Similar, pero a algunos años luz de la anterior.

En el Abierto de Australia, jugaba contra el checo Thomas Berdych, y su novia desde hace nueve años, Kim Sears, fue captada en las gradas insultando ferozmente a su rival: “Que te jodan, basura de mierda checa”, le dijo la llamada “Sweet Kim”, quien en ese momento no tuvo nada de dulce.

Los insultos fueron publicados en las redes sociales, donde miles de comentarios surgieron rápidamente para criticar la conducta. Hasta que el propio Murray tuvo que salir a defender a su novia: “Cuando los medios crean tensión en la previa es normal que se traslade al partido. Me preguntaron más de Vallverdú (ex entrenador y amigo de Murray) que de mi rival antes de jugar” dijo el escocés.

“Hasta Thomas, que nunca suele decir nada sobre la pista, estaba nervioso”, aseguró el jugador intentando ponerle paños fríos a la polémica.

Otra de mujeres. El tenista estadounidense Jeff Tarango, más que por sus logros y gran saque, es recordado porque en Wimbledon de 1995 protagonizó un escándalo de aquellos. Perdía con el alemán Alexander Mronz por 7-6 (6) y 2-1 cuando el partido se descontroló. Tras varios arranques de ira, Tarango cargó contra el umpire francés Bruno Rebeuh y, cuando fue sancionado con la pérdida de un punto, se retiró de la cancha.

La que no se retiró, sino que entró al court fue su esposa, quien le pegó dos cachetadas a Rebeuh antes de ser controlada.

Otro que definitivamente no pudo ocultar su disgusto fue Agassi en la semifinal del US Open de 1995. Enfrentaba al alemán Boris Becker en un partido muy cerrado. Los primeros dos sets fueron para el estadounidense (ambos por 7-6), pero en el tercero se impuso Becker por 6-4.

A mediados de esa manga, el alemán comenzó a utilizar una innovadora estrategia: en cada cambio de lado, le mandaba besos a una bella mujer que estaba en las tribunas: la actriz Brooke Shields, la novia de Agassi desde 1993 (se casaron en 1997 y se separaron dos años más tarde). Agassi era famoso en el circuito por sus ataques de celos y, cuando se dio cuenta, estalló en ira y volcó su ira hacia Becker, pero en la cancha. Ganó 6-4 en el cuarto set y lo despidió del torneo.

Pero para seguir con los grandes favoritos para quedarse con el US Open: el serbio Novak Djokovic, conocido por su sentido del humor, protagonizó en el mismo Masters 1.000 de Montreal de hace unas semanas otra situación anormal.

En medio de su partido contra al francés Jeremy Chardy (doble 6-4), se acercó al juez de silla y se quejó por un insoportable olor a marihuana en la pista.

“Alguien está fumando marihuana. Puedo olerlo y me estoy mareando. Alguien se está colocando. ¿Puedes olerlo? Todo la pista huele así”, le dijo Djokovic con gestos que hacían referencia al gran tamaño del supuesto “submarino”.

Luego, como es su costumbre, se lo tomó con humor: “No puedo creer lo malo que fue. Quien quiera que sea, espero que no vuelva mañana. Probablemente esté ahora en el séptimo cielo. Alguien está realmente disfrutando su vida alrededor de una pista de tenis”.

Claro que el serbio también tiene enemigos, como quienes lo acusan de fingir lesiones. El caso lo hizo público el estadounidense Andy Roddick hace un par de años. “Lo hace muchas veces, para desconcentrar a sus rivales”, dijo el oriundo de Omaha.

¿Polémicas de Rafael Nadal? Varias, pero ninguna comprobada. Su fuerza y musculatura, sin embargo, llegaron a ser fuertemente cuestionadas en el circuito.

Su fuerza fuera de lo común dio origen a dudas y especulaciones, pero nunca se probó nada en su contra. Lo que no es tan extraño en un deporte acostumbrado de hacer la vista gorda ante los casos de dopaje.

Apenas una docena de tenistas han sido castigados por esta causa (los más connotados, el francés Richard Gasquet, la suiza Martina Hingis, el belga Xavier Malisse, el canadiense Greg Rusedski), donde los controles son escasos o, simplemente, se ocultan.

Tal como sucedió con el checo Petr Korda o el mismísimo Andre Agassi. En sus memorias, el estadounidense confesó el uso de metanfetamina en 1997. Dijo que la usó para combatir una depresión, que le hicieron un control de dopaje y que él se defendió diciendo que había tomado la droga sin querer, oculta en una bebida. Nunca fue sancionado. Cosas de la ATP.

Claro que en el tenis existen hombres a quienes todo el mundo y los aficionados tratan de emular, por su gran nivel competitivo, pero además por su carisma, caballerosidad y buen comportamiento. Tal vez por eso nadie recuerde ningún incidente vergonzoso de Roger Federer.

En la vereda opuesta está el austriaco Daniel Koellerer, apodado por sus amigos como “Crazy Dani” y que entre sus records está una petición hecha durante un challenger en Aracajú, Brasil, pidiendo su expulsión del torneo.

Firmaron 40 jugadores de los 42 en competencia. En mayo de 2011 Koellerer fue el primer tenista en ser suspendido de por vida, debido a encuentros arreglados entre 2008 y 2011.

Y hace apenas unas semanas, dos conocidos nuestros, los italianos Potito Starace y Daniele Bracciali fueron suspendidos de por vida por la Federación Italiana de Tenis, acusados de arreglar partidos. Ambos ya habían sido castigados en 2007, por apostar en partidos de tenis. Ahora habían dado un paso más allá y los condenaron por dejarse perder (como Starace en la final del torneo de Casablanca ante el español Pablo Andújar).

La Fiscalía de Cremona descubrió en octubre de 2014 conversaciones por Skype que implicaban a Starace y a Bracciali en el arreglo de partidos. De acuerdo a la investigación, Bracciali era el intermediario entre una red de apostadores y los jugadores a los que compraban o intentaban comprar.

Starace y Bracciali era asiduos a los torneos de verano realizados en Chile. Ya no vendrán. Y si lo hacen, habrá que estar muy atentos.

En marzo pasado, el australiano Bernard Tomic se vio salpicado por un escándalo de tenencia y distribución de cocaína en el estado de Queensland, tras divulgarse unos documentos judiciales que aparentemente comprometen al deportista. El caso sigue su curso, aunque el tenista asegura que le dijo a una bailarina de un club nocturno que tenía cocaína sólo para “impresionarla”.

Varios más han o fueron investigados por drogas, como el también australiano Pat Cash, campeón de Wimbledon en 1987, quien en su autobiografía aseveró que sus hijos fueron la única razón que le impidió suicidarse, durante los períodos depresivos y de drogadicción que dominaron una gran parte de su carrera. Manifestó que la obsesión por los triunfos lo empujó a usar marihuana, cocaína y éxtasis con el fin de superar las lesiones y las derrotas.

Otro caso emblemático fue el del estadounidense Vitas Gerulaitis, confeso consumidor de cocaína. Incluso en 1983 llegó a ser procesado por narcotráfico, pero finalmente fue absuelto por falta de pruebas. En su época, la ATP no hacía controles antidopaje, pero la vida se encargó de pasarle la cuenta: el 17 de septiembre de 1994 apareció muerto en el departamento de un amigo en Southampton (Nueva York). Tenía 40 años.

Hubo otros alejados de las drogas pero siempre amigos de las polémicas. Como el gran Ilie Nastase. Gran jugador, el rumano se hizo famoso por buscar triquiñuelas para distraer a sus rivales. No al nivel de Nick Kyrgios, sino con más sutileza.

Siempre jugó al límite del reglamento y suma una larga lista de actitudes que rozaron el mal gusto. Como en la final de Wimbledon de 1976, contra el sueco Björn Borg. Luego de ser advertido, se acercó al juez de silla y le dijo: “No me diga Nastase, dígame señor Nastase”. No contento, al game siguiente le puso entre las piernas una pelota al mismo umpire.

Pero también tuvo actitudes de payaso. En el torneo de Lousville de 1975, se inscribió en dobles con el afroamericano Arthur Ashe. Le pidió a los tenistas Ismail El Shafei y Hans Kary que lo maquillaran con una mezcla de carbón y crema. Entró al court y preguntó en voz alta: “¿Acaso no somos un equipo? En el dobles tenemos que estar uniformes”. Ashe fue el primero en reírse a carcajadas, pero no todos festejaron.

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