El joven Josh Cullen, de 21 años, estaba feliz porque sería titular en el duelo del West Ham ante el Shrewsbury Town, válido por la FA Cup. El futbolista estaba rindiendo de gran manera hasta que recibió una patada de un jugador rival en plena cara, lo que ocasionó que uno de sus dientes saliera volando. El partido fue suspendido hasta que encontraran su pieza dental.