
El Papa Francisco se convirtió ayer en el primer pontífice en visitar la Península Arábiga, un par de horas después de haber emitido su condena más fuerte hasta ahora a la guerra en Yemen, lugar en donde su anfitrión, Emiratos Árabes Unidos, tiene un importante papel militar. Antes de dirigirse a Abu Dabi, el Papa señaló que estaba siguiendo la crisis humanitaria en Yemen con preocupación. Además, utilizó el ya conocido discurso dominical en donde instó a todas las partes a implementar un frágil acuerdo de paz para ayudar a millones de personas hambrientas.