El investigador de la UFRO abordó los hitos políticos del último tiempo que han marcado la discusión pública respecto al diálogo con el pueblo mapuche. “Faltan propuestas inclusivas, integradas y sin exclusión. (…) Se evita muchas veces reconocer la actoría política de muchos grupos”, señaló.
El profesor titular de la Universidad de La Frontera, Carlos del Valle, ha dedicado gran parte de sus investigaciones a comprender los diversos discursos hegemónicos que se instalan a través de la industria mediática, y que construyen la idea de un enemigo mediante la representación de pueblos indígenas en América Latina.
En conversación con El Mostrador, el doctor en Comunicación abordó los hitos políticos del último tiempo en Chile, que han marcado la discusión pública respecto al pueblo mapuche y los intentos de diálogo por parte del Estado.
“El discurso de base se sostiene y el mapuche sigue siendo, de alguna manera, un enemigo del Estado. ¿En qué sentido? En que siempre va a estar asociado y se le va a atribuir condiciones negativas, que resultan un obstáculo para el desarrollo de la región. La noción de terrorista, por ejemplo, es una noción que aparece con mucha fuerza en la segunda mitad de los años 90 del siglo pasado, y sigue instalándose. No estoy con esto diciendo que no haya actos de esas características, porque también es posible encontrarlos, sobre todo en algunas zonas y por algunos grupos. Pero me parece que hay una atribución mucho más macro, mucho más genérica, porque en realidad en el debate público se generaliza”, señaló.
Asimismo, el académico de la UFRO abordó los últimos intentos por institucionalizar diálogos en el territorio, como la recientemente constituida Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento, así como instancias anteriores que finalmente no han logrado materializar avances estructurales en la solución del conflicto.
“Faltan en el fondo algunas cuestiones que tienen que ver con cómo reconozco a ese otro, por ejemplo, para el diálogo, para la implementación de ciertas políticas. Es decir, el diálogo no aparece como un diálogo genuino, donde todos los elementos se ponen sobre la mesa, siempre aparecen restricciones, estos actores no, estos sí. Parece que hubiera una incomprensión también de la forma de organización y las dinámicas propias de un pueblo, que tú dices ‘bueno, entonces no hay conocimiento’. Pensar en representaciones únicas en un pueblo como el mapuche es no conocerlo, no entenderlo”, indicó.
En esa línea, agregó que “faltan propuestas de diálogo inclusivas, integradas y sin exclusión de ningún grupo. Porque así no les das pie a esos grupos de decir: ‘¿Ven?, nos excluyen, por lo tanto seguimos con la vía que sostenemos’. Porque hay una autoexclusión, evidentemente, para sostener esa vía”.
“Lo segundo, es considerar el diálogo en términos políticos. Siento que ahí se suele dialogar mucho con los actores mapuche desde el punto de vista más cultural, sociocultural. Se les reconoce mucho en los diálogos esa característica como sociedad y cultura distinta, pero no desde su rol político. Porque, claro, obviamente, el Estado, cualquier gobierno, siente que legitimando a un actor político se siente perdiendo soberanía de algún modo, porque está otorgando a algunos actores un poder que está fuera probablemente de la dinámica y la lógica de gobernanza tradicional. Entonces, se evita muchas veces reconocer la actoría política de muchos grupos. De hecho, ha habido casos en los que ha habido informes que reconocen el profundo carácter político que se necesita y se han descartado como válidos”, afirmó.