Cristián Borgoño, exlegionario: “Maciel no hubiese existido sin un círculo de protección gigante”
Borgoño llevaba ya años en los Legionarios cuando descubrió que las denuncias contra su fundador eran verdaderas. Peor aún, eran solo la punta del iceberg. En De aquí no sale, cuenta por primera vez todo lo que tuvieron que hacer, desde dentro, para que la verdad se impusiera.
“Marcial Maciel abusó prácticamente de todos los novicios que entraron entre los años 40 y 60, por lo que era imposible bajar el perfil a su ‘absoluta falta de moralidad y de sentimientos religiosos’, como años más tarde dijera el Vaticano”, señala Borgoño.
Pero las tácticas para engañar y manipular a los que estaban adentro fueron variando: “Primero, nos dijeron que, por nuestro éxito apostólico, seríamos puestos a prueba y recibiríamos duros ataques: la tesis del ‘justo perseguido’. Cuando la evidencia se hizo más abrumadora, la narrativa cambió a la del ‘santo no ejemplar’, pasando en poco tiempo a la del ‘instrumento imperfecto de Dios’. Había mucha gente que no quería creer. Porque, con esto, incluso la existencia de la Legión quedaba en cuestionamiento”.
Afirma que también había quienes sabían todo y eran derechamente cómplices. “Maciel tenía mucho dinero, mucho poder. Pero, sobre todo, una activa red de protección y encubrimiento, tanto dentro de la Legión como fuera. Y lo más siniestro es que ella estaba compuesta por muchos sacerdotes que habían sido víctimas de sus abusos, o lo seguían siendo”.
Para lograr que no se siguiera echando tierra encima y asegurar que la Iglesia actuara, el padre Borgoño fundó, junto a un pequeño grupo de legionarios, el proyecto “LegioLeaks” (símil de Wikileaks). Por su intermedio hicieron públicos todos los casos que descubrieron.
No era tarea fácil. “Maciel les sabía todos los pecados a los obispos de Roma, a quienes tenía encargado seguir y espiar, y a quienes luego agasajaba con lujos y dinero”. “Incluso podía llegar a la desaparición física de personas, como pasó, según ahora nos dicen, con el padre Yepes” (encargado de la primera investigación en su contra).
Por todo ello, la única salida pasaba por obtener el apoyo de la opinión pública. “Tenía tres identidades legales distintas, además de varias familias, todas con libreta de matrimonio e hijos. De hecho, hubo que matarlo tres veces, literalmente. ¡Imagínate los problemas de herencia!”.
Cristián Borgoño actualmente es sacerdote diocesano, profesor de la UC y párroco en la comuna de La Florida. En la conversación de hoy, recorre los pasos que lo llevaron a abandonar la medicina para consagrarse a la vida religiosa, el asumir una posición de liderazgo de la “resistencia y denuncia interna”.
Finalmente, Borgoño recomienda ver la serie documental El lobo de Dios (HBO Max). “Todo lo que sale ahí es cierto, y se queda muy corto. Es necesaria una parte II, dedicada a todos sus círculos de protección, la mayoría de los cuales están, hoy mismo, plenamente operativos”, dice.