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¿Quo vadis, periodismo?

Para analizar hacia dónde va y en qué pie encuentra el quincuagésimo aniversario de la primera Escuela de esta no siempre bien ponderada profesión, dialogamos con la directora de la Unidad Académica, Faride Zerán, y el ex director de revista Análisis Juan Pablo Cárdenas, quienes la emprendieron contra la concentración medial y la libertad total que tienen las universidades para crear escuelas de periodismo, que hoy se empinan por las 32 en el país.


"Este aniversario nos encuentra en un proceso de reflexión y de cambio. De reflexión, porque con la invasión a Irak y el contingente de casi 400 periodistas que no fueron con las tropas norteamericanas y que tampoco estaban pegadas a la televisión oficial iraquí, se demostró a la opinión pública el valor de información independiente, la que palpó por primera vez directamente la necesidad de un periodismo no parcializado que informara más allá de las partes en conflicto. Y de cambio, porque los periodistas en este país están asumiendo un rol fiscalizador diferente, distinto a décadas anteriores".



Este análisis es de Faride Zerán, quien no oculta su optimismo al pedírsele un diagnóstico de su profesión. Y era que no, si su Escuela cumple hoy 50 años desde que fue creada, constituyéndose en la más antigua del país. Es quizás ese ambiente festivo el que en una primera instancia la motivó a responder con tanto entusiasmo respecto a la situación de la profesión de los García Márquez o Eduardo Galeano.



Su chochería también se basa en que hasta el mismísimo Presidente de la República -que en su condición de ex académico de la Escuela- iba a dictar una clase magistral, la que fue suspendida el viernes pasado. Además, cuenta, porque están ad portas de "dar un salto significativo, pues pretendemos ser un instituto interdisciplinario donde podamos impartir más carreras vinculadas con la profesión, como post títulos de cine documental y otros proyectos de desarrollo académico que nos permiten darle un impulso a nuestra Escuela".



Pero más allá de este aniversario, ¿hay razones para ver con tranquilidad una carrera que es impartida por más de 30 unidades académicas en una país con una concentración medial que no da cuenta del pluralismo y diversidad que requiere un país que se dice democrático?



"Hoy cualquiera entra a estudiar periodismo en universidades mediocres"



Hace dos décadas en Chile existían tres escuelas de periodismo. Como anécdota, los estudiantes de esa época cuentan siempre que los diarios y revistas se paseaban por las aulas en busca de jóvenes inquietos, pues "el mercado" era muy pequeño. Algo impensado en la actualidad.



El ingreso era más selectivo y ciertamente más difícil. Pero la proliferación de universidades privadas ha hecho que en estos momentos sean 32 las escuelas de periodismo en el país, lo que permite que personas, incluso, sin el puntaje mínimo ingrese a estudiar. Haciendo un cálculo ligero, si en promedio egresan 25 jóvenes por escuela, cada año salen a las calle 800 nuevos periodistas.



Esa situación es vista con muy malos ojos por Juan Pablo Cárdenas, director de la desaparecida revista Análisis y actual docente y director de la Radio Universidad de Chile.



"Hay escuelas que pueden estar en un buen nivel, pero en general hay un deterioro en al formación de los estudiantes y ello simplemente porque no hay profesores para tantas escuelas. No existe la selección natural que se imponía antes al haber pocas escuelas de periodismo. Hoy cualquiera entra a estudiar periodismo en universidades mediocres y por eso hay un deterioro en la formación profesional", critica.



Juicio similar esgrime Faride Zerán. La además directora de la revista cultural Rocinante alega también por la fuerza que han perdido los colegios profesionales, pues antaño "se peleaba por establecer un sueldo mínimo para dignificar nuestra profesión", rememora.



Pero a Faride lo que más le preocupa es que no hayan organismos que velen por la calidad de la educación superior. «No me importa tanto la cantidad, sino la calidad. Debemos reconocer eso sí que están saliendo jóvenes a la calle creyendo que esto es un show, que quieren ser famosos, olvidándose que tenemos un profesión cuya impronta ética es fundamental y determinante, pues se trata de una vocación de servicio. El periodismo es un apostolado, nos debemos a la democracia, a la verdad, y esas cosas parece que no siempre se enseñan en las universidades", se queja sin mezquindad.



¿Y qué ha hecho el Gobierno para controlar y fiscalizar la creación de más y nuevas escuelas de periodismo? Hasta el momento, nada. No obstante, eso podría cambiar, pues la Jefa de División de Educación Superior, Pilar Armanet, aseguró a nuestro medio que en los próximas días debería ingresar al parlamento un proyecto de ley que busca establecer un Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior.



"Este es un tema que no es propio sólo de los periodistas, sino también de los sicólogos y abogados, entre otros. Además, tenemos que considerar que en los últimos 10 años se duplicó la cantidad personas que ingresaron a un sistema de educación superior que no estaba preparado en su legalidad para contemplar esta situación", se defiende Armanet.



La presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, Carolina Tohá (PPD), considera que es urgente legislar sobre la materia, porque con la ley actual nadie controla el nivel de las carreras profesionales en las universidades privadas una vez conseguida la autonomía.



"Este proyecto de ley busca generar una sistema de acreditación voluntario de las universidades, las cuales se someterán a una agencia autorizada que medirá el nivel de las instituciones de educación superior. El objetivo es que los resultados sean conocidos públicamente para que quienes tengan la intención de entrar a una universidad sepan realmente dónde se están metiendo", explica la diputada a El Mostrador.cl.



Tohá vislumbra que en un par de meses debería despacharse la ley, puesto que antes habrá que resolver las diferencias no menores que existe entre el bloque oficialista y la oposición en aspectos que tiene que ver con el acceso a fondo concursables, pues la Concertación quiere que para ello sea requisito indispensable la acreditación, mientras que la Alianza no.



Más allá de las diferencias, se espera que con esto se solucione uno de los tantos problemas que vive el periodismo nacional, pues luego vienen los vicios del ejercicio y en su complejo campo de batalla.



La farándula y la concentración medial



Uno de los fenómenos más llamativos del último tiempo en el periodismo y que marca quizás un antes y un después, es la emergencia de la farándula en la páginas de los periódicos nacionales y los programas de televisión. Faride Zerán lo entiende por la "impronta mercantil que ha adquirido la información en estos años y que hace que algunos medios destaquen las noticias de farándula a tal punto que basan sus ventas y su perfil en ello".



Asimismo, Zerán añade que "existe un periodismo de farándula que puede ser importante y serio, no tiene porque ser de poca monta, pero aquí ha surgido un fenómeno que es la falta de rigor, la especulación, la falta de respeto hacia la dignidad de ciertos personajes que están en ese ámbito. Ahora es un gran quilombo entre periodistas y figuras de ese ámbito, por lo que uno a veces no sabe cómo distinguir qué es verdad o quién es quién, porque los periodistas se mimetizan con los faranduleros y éstos muchas veces quieren ser periodistas. Este fenómeno da cuenta de la desvalorización de lo que es la noticia como tal y cómo en este afán mercantilista todo cabe, incluso periodistas que las hagan de payaso".



Si hay un vicio que saca de quicio a Juan Pablo Cárdenas es, más que la farándula, la falta de investigación. A pesar de que muchos consideran que últimamente ha habido una irrupción y desarrollo del periodismo interpretativo cómo prefiere llamarle, según Cárdenas está muy lejos se alcanzar el nivel que alguna vez tuvo durante el régimen militar.



"Hay síntomas de periodistas que se atreven de nuevo, como fue durante la dictadura, a ejercer el periodismo interpretativo, pero son excepciones dentro de un periodismo que en general privilegia la farándula, la insolvencia. Lo que falta es la especialización, conocimiento real de los temas, investigación y servicio a la verdad. Extrañamente, hoy se presenta la imagen equívoca de que se está haciendo periodismo de investigación cuando en realidad lo que hacen es disfrazar la opinión bajo las características del periodismo", sentencia con la misma vehemencia que se le conoce desde Análisis.



Pero el problema endémico y más grave que sufre el periodismo nacional es el de la concentración medial, con el duopolio de Copesa y El Mercurio. Sobre el punto, Juan Pablo Cárdenas sentencia:



"En estos años no se ha hecho nada al respecto en comparación a los que hacen otros estados democráticos. En Alemania, por ejemplo, todavía se subvenciona el papel. En Francia el Estado interviene cuando una publicación está desapareciendo por motivos económicos le ofrece créditos y sale a su rescate para garantizar la diversidad y pluralidad de información. También el avisaje del Estado favorece a los medios con menos publicidad. Aquí, en cambio, se hace todo lo contrario y el resultado es que a los chilenos les es imposible comprar todos los días un diario".



En ese punto difiere la directora de Rocinante. "No planteo el subsidio del Estado ni creo que los medios tengan que ser estatizados", dice. "Lo grave es que no hay una legislación que garantice la diversidad y el pluralismo ni que ordene el problema del duopolio. Se ha dicho que no es necesario legislar sobre eso porque con la ley anti monopolios bastaría, pero es evidente que no es así", replica.



Así, con un mercado laboral más estrecho incluso que a fines de los 80, cuando Análisis, La Época, Fortín Mapocho, Apsi u Hoy acompañaban a El Mercurio y Copesa en los kioscos, y con cerca de 800 profesionales nuevos cada año, este aniversario de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile se enmarca en un contexto de más incertidumbre que certeza, con más anhelos que realidades, pero con el desafío de enfrentar los nuevos tiempos con la lucidez que alguna vez tuvieron quienes creyeron posible hacer del oficio del periodismo una profesión universitaria que hoy cumple medio siglo en Chile.

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