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El botín energético detrás del conflicto entre Argentina y España por YPF

«Estamos muy, pero muy contentos con este hallazgo», decía exultante, hace menos de un año, la presidenta argentina, Cristina Fernández, cuando en mayo de 2011 la empresa anunció el descubrimiento de petróleo y gas no convencionales en ese yacimiento que podría sacar al país de su déficit energético.


Vaca Muerta, la gigantesca formación de hidrocarburos no convencionales descubierta el año pasado en el suroeste de Argentina por YPF, es una verdadera perla energética que cobra aún mayor importancia tras la intervención de la petrolera y el proceso de expropiación abierto por el gobierno argentino.

«Estamos muy, pero muy contentos con este hallazgo», decía exultante, hace menos de un año, la presidenta argentina, Cristina Fernández, cuando en mayo de 2011 YPF anunció el descubrimiento de petróleo y gas no convencionales en Vaca Muerta.

Por la magnitud del hallazgo y un potencial capaz de sacar a Argentina de su déficit energético, la noticia causó una verdadera revolución en el sector.

Pocos meses después, la relación entre el Gobierno e YPF, cuyas áreas ejecutivas estaban controladas por la familia Eskenazi —que entró en la petrolera en 2007 de la mano del fallecido expresidente Néstor Kirchner, esposo de la actual mandataria— comenzó a resquebrajarse hasta derivar en la expropiación.

«No puedo decir que sea la causa principal del conflicto, pero es bastante sugestivo que todo comenzó poco después del descubrimiento de Vaca Muerta, que tiene recursos enormes», declaró a Efe un experto en el sector, involucrado en el hallazgo.

Tras el anuncio de un descubrimiento que calificó como el mayor de petróleo de su historia, Repsol explicó que los 927 millones de barriles equivalentes técnicamente recuperables hallados en Vaca Muerta representan un volumen similar a las reservas probadas de YPF.

Para Argentina, su potencial constituye una verdadera tabla de salvación ante la caída en la producción y las reservas y un déficit creciente en la balanza energética, que el año pasado ascendió a 3.000 millones de dólares.

«Vaca Muerta es una de las mejores arcillas capaces de producir hidrocarburos del mundo. El tener este recurso en Argentina es una suerte pues puede cambiar el futuro energético del país y garantizar su autoabastecimiento», aseguró hace unas semanas el director ejecutivo de Exploración y Producción de YPF, Tomas García Blanco.

YPF extrajo en 2011 unos 700.000 barriles equivalentes de petróleo no convencional en Vaca Muerta y ha incorporado a su libro de reservas 116 millones de barriles equivalentes de esa formación, que se extiende por las provincias de Neuquén, Mendoza y Río Negro, tres de las seis que, en el medio del conflicto entre el Gobierno e YPF, retiraron una quincena de licencias a la petrolera.

Según evaluaciones de la auditora Ryder Scott, los recursos y las reservas en Vaca Muerta, en un área ya estudiada de unos 8.071 kilómetros cuadrados, ascienden a 22.807 millones de barriles equivalentes.

Pero su potencial es mayor porque se extiende sobre una superficie total de 30.000 kilómetros cuadrados, de la que YPF tiene derechos sobre unos 12.000 kilómetros cuadrados.

Según estimaciones del sector, si resultara exitosa la exploración en la extensión total de Vaca Muerta, en 10 años Argentina podría duplicar la capacidad de producción de hidrocarburos, con un esfuerzo inversor de 25.000 millones de dólares por año.

YPF tenía abiertas negociaciones con una quincena de grandes multinacionales del sector, entre ellas la estadounidense Exxon, sobre acuerdos de asociación para explotar no convencionales en Vaca Muerta.

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