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Caso Snowden: los filtradores “top secret” y Chile Historia de los escándalos clave que han sacudido a la CIA

Caso Snowden: los filtradores “top secret” y Chile

Carlos Basso P
Por : Carlos Basso P Periodista de investigación
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De un modo u otro, Chile ha estado siempre vinculado a las grandes filtraciones de información provenientes de Estados Unidos e Inglaterra, ya sea por vínculos muy tenues e indirectos, como en el caso de “Los Papeles del Pentágono”, o bien en el ojo del Huracán, como sucedió con “Los Papeles de la ITT” y con el espionaje de que fue objeto el 2003, previo a la invasión a Irak.


Daniel Ellsberg casi no la contó. Cuando se encontraba en la cúspide de su fama, el renombrado equipo de los “plomeros” de la Casa Blanca (el team de acciones secretas e ilegales que habían creado los asesores de Richard Nixon) estuvo varias veces a punto de matarlo, pero siempre llegaron con algunos minutos de retraso.

Los “plomeros”, que por aquellos convulsos inicios de los año ’70 cometían trastadas en diversos frentes (entre otros, la Embajada de Chile en Washington, entonces dirigida por Orlando Letelier, a la cual entraron subrepticiamente varias veces) fueron un poco más asertivos con el psiquiatra de Ellsberg, a cuya consulta entraron, robando el expediente del primer gran filtrador de secretos de inteligencia de la historia moderna.

Sin embargo, ninguna de las maniobras tuvo éxito y Ellsberg es hoy un reconocido activista de la libertad de expresión, pese a que hace más de 40 años Nixon lo calificara como “el hombre más peligroso de América”. Es, además, el primero de varios “filtradores” de información clasificada, o whistleblowers, en inglés.

Los papeles del Pentágono

En los años 60, recién doctorado en Ciencias Políticas y en su veintena, Ellsberg ingresó a trabajar como analista al Pentágono. Posteriormente, en los inicios de la Guerra de Vietnam, se ofreció como voluntario en el Ejército y terminó en Saigón por dos años. A su regreso y por recomendación del Pentágono, ingresó a la Rand Corporation, uno de los think tank más cercanos al sector militar de Estados Unidos, para el cual realiza todo tipo de investigaciones y análisis.

Fue allí donde, sumado a la experiencia que había tenido en Vietnam, llegó a la conclusión de que —como lo cuenta en sus memorias— primero vio la implicancia estadounidense en ese conflicto “como un problema”, pero luego “como un estancamiento, después como un desastre político y moral, un crimen”.

[cita]Mientras aún estaba en pleno apogeo el caso Ellsberg estalló otro semejante, de nuevo en el NYT, pero con protagonistas diferentes. El o la whistleblower nunca salió a la luz, sin embargo, en la serie de crónicas escritas por el columnista Jack Anderson respecto del papel jugado en Estados Unidos y Chile por la International Telephone and Telegraph Company (ITT).[/cita]

Fue debido a ello que el 1 de noviembre de 1969, ayudado por un colega de la Rand, comenzó a fotocopiar de noche los 47 volúmenes de un estudio secreto sobre la guerra efectuado por el Think Tank para el Pentágono, el cual sumaba 7.000 páginas, y en el que quedaba claro, por ejemplo, que el incidente del golfo de Tonkin (el cual se había utilizado como excusa para actuar de lleno en el país asiático) había sido exagerado para justificar la guerra.

Convencido de que debía hacérselo llegar a los políticos, en 1970 le pidió ayuda al senador William Fullbright, pero no fue lo que esperaba. En ese momento decidió entregárselo al New York Times, a través del periodista Neel Sheehan. Así fue como el 13 de junio de 1971 el NYT publicaba en su portada la existencia del informe, de modo muy neutro, reservando para el día siguiente un golpe de efecto, un titular que decía que según los archivos secretos, existía consenso en que se debía bombardear Vietnam antes de las elecciones presidenciales de 1964.

El escándalo que estalló fue mayúsculo. El gobierno de Nixon intentó censurar al Times, apelando a la seguridad nacional (lo que consiguió por varias semanas), pero otros medios comenzaron a publicar al respecto. Muy pronto los “plomeros” identificaron a Ellsberg y este se declaró “en clandestinidad”, entregándose el 28 de junio de 1971, luego del fallo de la Corte Suprema que decía que el Times podía publicar, debido a que no existía una afectación a la seguridad nacional. Tras ello Ellsberg fue sometido a un mediático juicio, en el cual se revelaron la interceptación ilegal de sus llamadas y el allanamiento ilegal a las oficinas de su psiquiatra, junto a varias otras irregularidades, las que llevaron al tribunal a absolverlo. Asimismo, tres de los más cercanos asesores de Nixon fueron despedidos (y pocos meses después, inculpados en el caso Watergate).

Hoy en día, los Papeles del Pentágono son ya parte de la historia de EE.UU. y, de hecho, cualquiera puede leerlos online en los Archivos Nacionales de ese país.

Los papeles de la ITT

Mientras aún estaba en pleno apogeo el caso Ellsberg estalló otro semejante, de nuevo en el NYT, pero con protagonistas diferentes. El o la whistleblower nunca salió a la luz, sin embargo, en la serie de crónicas escritas por el columnista Jack Anderson respecto del papel jugado en Estados Unidos y Chile por la International Telephone and Telegraph Company (ITT).

Daniel Ellsberg, el día que fue absuelto.

Daniel Ellsberg, el día que fue absuelto.

En efecto, el 22 de febrero de 1972 Anderson publicó una serie de documentos relativos a cómo la ITT (dirigida en ese entonces por John McCone, ex director de la CIA) había financiado la convención republicana, algo ilegal en aquel entonces. Durante varias semanas Anderson estuvo arrojando evidencia sobre el caso, apoyándose en documentación interna de la compañía, hasta que el 21 de marzo publicó una columna respecto del papel de la ITT en Chile, en la que aseveraba que esta “actúa como una unidad policial, una maquinaria de inteligencia, un aparato de contrainteligencia, una red de comunicaciones, un sistema de clasificación y una flota aérea”, aludiendo a una gran cantidad de cables secretos enviados entre Santiago y Washington en los meses previos y posteriores a la elección de Salvador Allende, los cuales demuestran la cooperación entre la ITT y la CIA, así como los esfuerzos conjuntos por evitar la asunción de Allende, cuya expresión más concreta fue el llamado “Plan Alfa”, de octubre de 1970, en el cual fue absurdamente asesinado el entonces comandante en jefe del Ejército, el general constitucionalista René Schneider.

Como consecuencia de todas estas revelaciones, el congreso de Estados Unidos inició una comisión investigadora y, en Chile, Allende ordenó la nacionalización total de la ITT. Los documentos conseguidos por Anderson fueron publicados íntegros y traducidos en un libro producido por Editorial Quimantú en abril de 1972, llamado “Documentos secretos de la ITT”, que por años fue muy difícil de conseguir, pero que hoy día se encuentra en línea, en el portal de MemoriaChilena.

Espionaje a Chile

El 2003, Chile volvió a estar en el ojo de la tormenta por un caso de filtración de inteligencia. Esta vez, la “filtradora” era una agente del gobierno británico, Katharine Gun, traductora del GCHQ (el equivalente británico de la NSA) y, lo filtrado, un mail enviado a ella y varios agentes más por un oficial de la National Security Agency. ¿El diario? The Guardian, el mismo que ahora fue elegido por Edward Snowden para revelar las actividades de la NSA en Internet.

El 02 de marzo de 2003, en vísperas de la votación del Consejo de Seguridad de la ONU, al cual Estados Unidos había pedido luz verde para invadir Irak, The Guardian tituló “Revelado: Trucos sucios de Estados Unidos para ganar el voto en guerra de Irak”.

En el texto, sin mencionar a Gun (que fue descubierta en breve) se publicaba el mail Top Secret enviado por Frank Koza, jefe “de blancos regionales” de la NSA, a diversos agentes de inteligencia de la comunidad UK/USA, en el cual decía que “como seguramente han escuchado ahora, la agencia está montando una “oleada” particularmente dirigida a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (menos USA y UK; por supuesto) para saber cómo reaccionarán en el debate actual”. Chile, en ese momento, era uno de los seis miembros no permanentes del Consejo. Explícitamente, Koza pedía “revivir” o “crear” esfuerzos “contra los miembros del Consejo de Seguridad Angola, Camerún, Chile, Bulgaria y Guinea”.

Tras la filtración, Gun fue detenida y sometida a juicio, pero finalmente la fiscalía decidió no seguir con el caso, luego de una fuerte oleada de opinión pública a favor de ella, tras una campaña encabezada por Daniel Ellsberg. En cuanto a Chile, el gobierno del entonces presidente Ricardo Lagos se manifestó en contra de la invasión a Irak, en la votación en la ONU.

El cablegate

El 28 de noviembre de 2010 el mundo se vio nuevamente sacudido, luego que el sitio web Wikileaks revelara más de 250 mil documentos diplomáticos secretos de Estados Unidos, proporcionados a Julian Assange y compañía por el whistleblower Bradley Manning, un soldado destacado en Irak que, al igual como lo hicieron Ellsberg y Gun, justifica sus acciones señalando que la información a que tuvo acceso le causó repugnancia, y por ello la dio a conocer. Muchos creen que él, de hecho, es la fuente que anteriormente entregó a Assange los archivos de la guerra de Afganistán e Irak, incluyendo el video bautizado por Wikileaks como “asesinato colateral”, que muestra a un helicóptero Apache matando a dos periodistas en Bagdad, luego de lo cual ataca a un furgón con niños a bordo, mientras de fondo se escuchan las conversaciones de los radiooperadores y los pilotos, hablando como si estuvieran en un juego de video.

En medio de las revelaciones del “cablegate”, dado a conocer simultáneamente por El País, NYT, The Guardian, Le Monde y Der Spiegel, aparecieron diversos cables relativos a Chile, entre ellos los que muestran cómo fue rechazada la ayuda que Estados Unidos ofrecía el 28 de febrero de 2010, luego del terremoto y tsunami, y otros relativos a Colonia Dignidad.

Bradley Manning está actualmente siendo enjuiciado, mientras Julian Assange fue imputado en Suecia por dos supuestos abusos sexuales, debido a lo cual se emitió una orden de captura internacional en su contra, a través de Interpol. Debido a ello, Assange se refugió en la embajada de Ecuador en Londres, donde permanece hasta la actualidad. Estados Unidos, cabe mencionarlo, no ha iniciado investigación alguna en su contra.

Uno de los documentos de la ITT filtrado por Jack Anderson.

Uno de los documentos de la ITT filtrado por Jack Anderson.

En cuanto a los documentos, aún queda mucho paño por cortar. Es muy poco lo que se ha podido escribir sobre ellos, debido a la gran cantidad de material. David Leigh y Luke Harding, autores del libro “Wikileaks y Assange” (y periodistas de The Guardian) dicen que se estima que los cables poseen unas 300 millones de palabras, versus las 2 millones y medio que había en los Papeles del Pentágono.

El caso Snowden

El último en esa lista de héroes/villanos (depende de quién los mire) en hacer historia ha sido Edward Snowden, analista de una empresa contratista de la NSA, que sería la fuente detrás de una serie de revelaciones que comenzaron a reverberar el 14 de mayo pasado, cuando se conoció la primera noticia de esta saga: que el FBI había solicitado los tráficos telefónicos de cerca de 100 periodistas de la Associated Press. El 06 de junio, The Guardian siguió con una historia semejante, relatando que en función de instrucciones solicitadas a una hasta entonces desconocida Corte de asuntos de Inteligencia Extranjera, todos los teléfonos de la compañía Verizon en Estados Unidos estaban siendo monitoreados por la NSA, lo que desató un escándalo que parecía de grandes dimensiones, pero que fue eclipsado cuando, con horas de diferencia, el Washington Post (el mismo diario que investigó el caso Watergate) dio a conocer el programa “Prism”, como se llama el sistema de la NSA a través del cual recolectan información de los servidores de compañías como Facebook, Yahoo, Microsoft y Apple, incluso mostrando las láminas del Power Point con el cual se adiestraba a los operadores de “Prism”. ¿Y Chile? Tampoco se salva. Según un mapa del mundo que muestra la intensidad con que la NSA monitorea comunicaciones, publicado por The Guardian, el trabajo hacia acá es bajo, pero en ningún caso inexistente.

El resto de la historia es conocida: El “filtrador”, Edward Snowden, había citado a los periodistas a Honk Kong, donde lo entrevistaron extensamente. Luego de ello optó por viajar a Rusia, con el supuesto fin de irse desde allí a Ecuador, pero hoy en día Snowden se encuentra en un fantasmagórico limbo, presuntamente en medio de la zona de tránsito del aeropuerto internacional de Moscú, rechazado por el régimen de Vladimir Putin (y obviamente también por los chinos) y con sólo dos posibles destinos por delante: Bolivia y Venezuela.

Texto originalmente publicado en W5.cl

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