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Venezuela: condenan a 18 años de cárcel por narcotráfico a Francisco Flores y Efraín Campo, sobrinos de Cilia Flores, mujer del presidente Nicolás Maduro

Venezuela: condenan a 18 años de cárcel por narcotráfico a Francisco Flores y Efraín Campo, sobrinos de Cilia Flores, mujer del presidente Nicolás Maduro

Un juez de Estados Unidos condenó este jueves a 18 años de cárcel por narcotráfico a dos sobrinos de Cilia Flores, mujer del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.


Los fiscales dijeron que Franqui Francisco Flores de Freitas y Efraín Antonio Campo Flores conspiraron para utilizar el hangar presidencial del aeropuerto de Maiquetía que sirve a Caracas, desde donde enviar 800 kilogramos de cocaína a Honduras que serían llevados después a Estados Unidos.

Ambos fueron arrestados en Haití a finales de 2015 y llevados a Estados Unidos en el marco de una operación de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por su sigla en inglés), donde permanecen presos desde entonces.

Los dos jóvenes, de 31 y 32 años, fueron declarados culpables por un jurado en noviembre de 2016 y estaban a la espera de que la justicia estadounidense dictara su sentencia, que podría haber sido incluso de cadena perpetua.

La fiscalía había pedido una sentencia no menor a 30 años de prisión y multas de entre US$50.000 y US$10 millones.

Durante el juicio, la Fiscalía presentó fotos de las reuniones que los acusados sostuvieron en Honduras y Venezuela con dos informantes de la DEA y grabaciones de las conversaciones.

«Confesión» retirada

Los primos viajaron a Haití en un avión privado con pasaporte diplomático para ultimar detalles con su contacto sobre el envío de la cocaína, que sería enviada desde Venezuela a Honduras -habitual lugar de tránsito de la droga que viaja de Sudamérica a Norteamérica- y de allí a Estados Unidos.

Sus abogados aseguraron que nunca tuvieron intención de enviar la droga, y cuestionaron la forma en que sus clientes fueron entregados a las autoridades estadounidenses alegando que se violaron sus derechos.

En el momento de la detención, según la fiscalía, ambos «confesaron» su participación en el plan, pero los letrados pidieron que esa declaración fuera desechada ya que sus clientes no sabían que tenían derecho a guardar silencio.

Según la defensa, hicieron las declaraciones coaccionados por los agentes de la DEA que los interrogaron, por lo que luego se declararon no culpables.

En los documentos de imputación se recoge que los condenados esperaban recibir hasta US$20 millones por el traslado de la droga.

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