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Ajuste en Argentina: La jugada de Macri para no terminar como Alfonsín o De la Rúa MUNDO

Ajuste en Argentina: La jugada de Macri para no terminar como Alfonsín o De la Rúa

En medio de una galopante hiperinflación, Raúl Alfonsín (1983-1989) decidió adelantar unos meses las elecciones, que ganó Carlos Menem (1989-1999); y en 2001, Fernando de la Rúa (1999-2001) abandonó el poder en helicóptero en medio del caos. Este lunes, el Presidente trasandino sacó un as de la manga para lograr sortear la crisis y así no terminar ingresando en el “club” de mandatarios que no lograron finalizar su período.  Analistas evalúan su estrategia.


Mauricio Macri ha tenido que cambiar el discurso triunfalista que hasta hace unos meses tenía respecto al crecimiento de la economía para asumir una crisis cuya resolución es clave para salvar al país, evitar un abrupto final de su Gobierno y acabar con el tópico de que Argentina ‘no tiene arreglo’.

El jefe de Estado sacó hoy un nuevo as de la manga para lograr convencer a los mercados financieros que han retirado la confianza en el país y han provocado el progresivo pero fuerte desplome del peso.

Un plan de equilibrio fiscal -que incluye un impuesto a las exportaciones, las mejores paradas tras la devaluación- y una reducción del número de ministerios son, hasta ahora, sus últimas jugadas para tratar de encauzar la situación.

«Argentina ya fue víctima de estas políticas neoliberales y ahora da cuenta de este momento, donde parecería un fin de ciclo», cuenta a Efe el economista Pablo Tigani, para quien la «fórmula» económica del macrismo ya se probó en 2001 -año en que se estableció el llamado corralito bancario durante la peor crisis del país- y durante la última dictadura (1976-1983), y no funcionó.

Casualidad o no, en la actual democracia ningún presidente no peronista ha concluido su mandato en tiempo y forma. Y Macri sabe que si la economía no remonta puede llegar a pertenecer a ese ‘club’ cuando resta un año para las elecciones.

En medio de una galopante hiperinflación, Raúl Alfonsín (1983-1989) decidió adelantar unos meses las elecciones, que ganó el peronista Carlos Menem (1989-1999); y en 2001, el conservador Fernando de la Rúa (1999-2001) abandonó el poder en helicóptero en medio del caos.

Una inestabilidad política siempre ligada a la económica.

«En estos meses se desataron todas las tormentas juntas, pero no por eso vamos a perder las esperanzas. Debemos madurar como sociedad, y no seguir viviendo por arriba de nuestras posibilidades ni convivir más con la corrupción», sentenció esta mañana Macri en un mensaje a la Nación (y a los inversores).

Hasta finales de abril, su discurso era tan optimista -el primer trimestre del año fue el quinto consecutivo de crecimiento- como crítico con la mala situación de las cuentas que asevera dejaron los Gobiernos del peronismo kirchnerista (2003-2015).

Sin embargo, el descalabro de la moneda -por factores como el alza de los tipos de interés en Estados Unidos y la fuga de capitales a ese país- llevó a Macri a hablar de «tormenta» y ya hoy a reconocer la crisis, que dijo «tiene que ser la última».

Pero difícil es convencer a una ciudadanía que ha sido testigo de los vaivenes nacionales desde hace medio siglo y cree que no hay solución.

«El Gobierno anterior dejó prácticamente sin reservas el Banco Central, con un esquema de cepo cambiario, y salir de todo eso fue un proceso complejo que todavía estamos viviendo», dijo a Efe el ministro de Justicia, Germán Garavano.

Macri llegó a la Presidencia -en 2015 y con un triunfo que desarmó y desunió al peronismo tras 12 años en el poder- con el propósito de lograr «un país normal», algo que al menos en los números económicos no ha conseguido.

La imagen de De la Rúa dejando la Casa Rosada en helicóptero -cuando aún quedaban dos años de mandato- ha servido de recurrente comparación para algunas voces opositoras que apuntan a que Macri acabará igual.

Para el analista de opinión Jorge Giaccobe, ni en términos económicos ni sociales la situación actual puede compararse a la de hace 17 años, ya que ahora los bancos tiene depósitos suficientes para hacer frente a los retiros de efectivo.

«El escenario de captura de depósitos que provocó en 2001 la salida de un presidente no está a la vuelta de la esquina, pero hay que ver con qué nivel de templanza el Gobierno puede vivir esta crisis», añade, convencido de que Macri seguirá hasta las elecciones de 2019.

Giaccobe aclara que la opinión pública -que según sus sondeos el mandatario tiene en contra desde hace meses- no le está diciendo que se vaya, sino que arregle el problema.

Mucho más crítico, Tigani considera que «no hay probabilidad cero» de que el Ejecutivo caiga en desgracia.

«Va a ser difícil terminar el mandato porque falta todavía mucho tiempo. No sé cómo va a hacer para aguantar. Tenemos una cuestión que excede a la economía, que es la situación social», aseveró.

En su mensaje de hoy, el presidente insistió con acabar con el déficit fiscal que arrastra el país hace décadas y dejar de depender de la financiación exterior; y anunció un «refuerzo» en las asignaciones sociales para paliar el impacto de la crisis entre los más vulnerables, siempre golpeados por la inflación.

Ahora está por ver si esta vez va la vencida y Argentina se cura de unos males que le cuesta dejar.

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