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¿Un nuevo impulso exportador?

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Por un lapso relativamente breve, Chile va a ser «el pajarito nuevo» entre los países con libre acceso a los dos principales mercados del mundo de hoy.


La aprobación la semana pasada del Trade Promotion Authority (TPA) por el Senado de los Estados Unidos, autorizando al presidente de ese país a negociar acuerdos comerciales «como paquete», ha sido una excelente señal para una economía política mundial que las necesita desesperadamente. Tal vez sea algo exagerado decir, como lo ha hecho The Economist, que con esto
«de un zuácate» Estados Unidos ha pasado «de villano proteccionista a pionero del libre comercio»; pero de que es importante, lo es.



Todo indica que el Presidente Bush, que requiere mostrar liderato en materias económicas ante los descalabros financieros y bursátiles de los últimos meses, va a aprovechar la oportunidad para avanzar lo antes posible en los TLCs con Chile y con Singapur, que son los mas adelantados. Otros países en la fila en la cual Chile ha estado parado tanto tiempo incluyen Australia, los de Centroamérica y tal vez Sudáfrica.



Bien sabemos que en estas materias, como en otras «en la puerta del horno se quema el pan», por lo que la máxima aplicación en las rondas finales de negociación y asegurarse que en definitiva este tan ansiado proyecto llegue a buen puerto es indispensable.



Habiendo dicho eso, también es clave entender que la eventual firma del TLC con los Estados Unidos y del Acuerdo con la UE no son sino el primer paso para revitalizar nuestras exportaciones.



El que países como Australia y Sudáfrica puedan seguir los pasos de Chile en esta materia, así como el que el 2004 la Unión Europea incorpore a diez nuevos miembros, muchos de ellos con perfiles exportadores que compiten con el de Chile, alude a un hecho central. Ambos acuerdos constituyen un gran reconocimiento al posicionamiento que Chile ha logrado en el mundo, pero no son, ni con mucho, un cheque en blanco para una prosperidad instantánea y eterna. Son, esencialmente, una ventana de oportunidad que se abre por un par de años. Si la sabemos aprovechar, «santo y bueno». Si la dejamos pasar, el costo va a ser alto.



Por un lapso relativamente breve, Chile va a ser «el pajarito nuevo» entre los países con libre acceso a los dos principales mercados del mundo de hoy.



Para una economía con un comercio exterior superior al 50% del PIB, y el motor de cuyo crecimiento durante los últimos 15 años han sido precisamente las exportaciones, el que éstas crezcan un par de puntos por encima del aumento del producto es imperativo.



Para ello, tanto los Estados Unidos como la UE tienen mucho que ofrecer. Sin embargo, ello no va a ocurrir solo, sino que requiere una estrategia y una política que posicione a Chile en países la gran mayoría de cuyos habitantes jamás han escuchado hablar de Chile.



Y es precisamente en estos días que la Corporación Nacional de Exportadores ha puesto sobre el tapete un ambicioso proyecto destinado a dar un nuevo impulso a las exportaciones chilenas. El aumentar el valor de las mismas de los U$ 17.500 millones a U$25.000 millones de acá al 2005, el subir el número de productos exportados de 3749 a 5500, el de las empresas exportadoras de 6000 a 8000, y el del aporte de las PYMES a la oferta exportable de un magro 3.8% actual a un 15% en ese mismo lapso, son algunas de las metas que incluye este programa.



El plan para alcanzar esas metas incluye numerosos elementos dignos de considerar, pero entre los mas significativos se encuentra la necesidad de «acercar la oferta a la demanda», por medio de una vigorosa campaña imagen país.



La verdad es que hay una brecha enorme entre el grado de penetración de muchos mercados por parte de productos chilenos y la imagen de Chile que tienen los consumidores en muchos de los principales centros económicos del mundo. Esta brecha implica una enorme vulnerabilidad a acciones de distinto tipo en contra de nuestros productos (como las demandas en contra de un alegado «dumping») y dificulta entrar en nichos mas sofisticados en que los consumidores son mas selectivos.



En el pasado, las campañas de «imagen país» han sido las primeras víctimas de recortes presupuestarios. En el contexto actual, de agudas restricciones, estoy seguro que las presiones por «no gastar un veinte» en este tipo de iniciativa serán enormes. Ello, sin embargo, sería un grave error.



Como en pocas ocasiones, Chile tiene una enorme oportunidad por reimpulsar sus exportaciones, hacer crecer su economía y crear mas empleos gracias a la apertura de estos megamercados a nuestros productos. «El mostrar la mercadería» es para ello fundamental. La Corporación Nacional de Exportadores ha lanzado el guante. Vamos a ver si alguien lo recoge.



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*Director del Programa Internacional de la
Fundación Chile 21
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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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