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Vientos de guerra y precios del petróleo

Lamentablemente, el futuro no se ve muy auspicioso en cuanto a que estas condiciones puedan mejorar, sino más bien al revés. El 66% de las reservas mundiales de petróleo se concentra en el Medio Oriente, y el 28% de la producción mundial proviene de esa región.


Las amenazas de Estados Unidos de atacar a Irak han tenido un efecto alcista significativo en los precios de los combustibles derivados del petróleo. Como en todos los mercados abiertos, el precio del petróleo depende de la relación entre oferta y demanda . Sin embargo, en este caso también influyen factores políticos y militares, debido a la concentración de la producción en algunas zonas geográficas, particularmente en el Medio Oriente.



Así, los precios del petróleo son tan variables que, incluso en periodos normales, puede llegar a niveles de 9 dólares el barril y en periodos de conflictos bélicos, particularmente en el Medio Oriente, como en el periodo de la Revolución Islámica en Irán, los precios superaron los 54 dólares por barril.



Lamentablemente, el futuro no se ve muy auspicioso en cuanto a que estas condiciones puedan mejorar, sino más bien al revés. El 66% de las reservas mundiales de petróleo se concentra en el Medio Oriente, y el 28% de la producción mundial proviene de esa región.



El tema para Chile no es menor, ya que dependemos en un 97% de petróleo importado. Si nuestros egresos por compras de petróleo aumentan, sin que, necesariamente, nuestros ingresos por exportaciones aumenten, nos empobrecemos. Situación que no variará en tanto no se dé un descubrimiento tecnológico que permita encontrar sustitutos económicos para los derivados del petróleo, los esfuerzos debieran concentrarse en ser menos dependientes de este producto.



A nivel microeconómico, los efectos son bastante negativos, aunque hace unos pocos años eran peores. Y aquí cabe destacar los esfuerzos de los gobiernos de los presidentes Frei y Aylwin por lograr la interconexión gasífera con Argentina. Gracias a ella hoy contamos con gas natural en 5 regiones del país, lo que significa que sectores consumidores tan importantes como el industrial y residencial cuentan hoy con un combustible cuyo precio no depende de las coyunturas político- militares mundiales. Pero aún queda por hacer: el sector transporte no ha incorporado aún el gas natural como combustible. Y a decir verdad los planes para lograrlo -a través de señales económicas de la autoridad- han sido muchos, al menos durante el gobierno pasado.



Lamentablemente, la vía de aumento de impuestos a los sustitutos, en este caso el diesel, como estaba contemplado en el Plan de Descontaminación de la Región Metropolitana, no ha sido utilizada, sin duda por evitar conflictos con los poderosos gremios del transporte.



Sería hora que se pensará más en el bien común que en los intereses de algunos sectores empresariales, que no coinciden precisamente con los nacionales.



(*) ex Secretaria Ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía



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