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Pudrición en Chile


El escándalo de los pederastas se suma a otros recientes en Chile. Corrupción, pudriciones. Consiste en hechos precisos atroces, por un lado, y en rumores, por otro.



Da vergüenza ser informado de ellos. Al asco que producen se agrega, inconscientemente las más de la veces, la delectación morosa y sádica de acceder a informaciones que alimentan a oscuras pulsiones y deseos y fantasías sórdidas que los seres humanos chilenos conservan a medias escondidos.



La vida pública y la muerte, en nuestro país se han vuelto de una espantosa sordidez en los últimos treinta años. Hombres (y mujeres) públicos o que se hacen públicos, ya no representan causas nobles, ideologías intelectuales o espirituales, sino circunstancias que se presentan como substanciales siendo sólo mezquinas, dolorosamente pequeñas por graves que sean en cuanto a delitos y pecados de individuos, y, muchas veces, pecados sociales aplaudidos como si fueran triunfos políticos (el Tratado de Libre Comercio con EEUU, por ejemplo que hace ilegal en Chile cambiar la economía de mercado).



Ä„Los «triunfos» de la carne perecedera!



El marco para esto es la ideología totalizadora del neoliberalismo capitalista de mercado desrregulado -que sería su denominación completa. El imperio del lucro como valor supremo para definir la humanidad en dos partes.



Los ricos y los otros.



Porque se los puede pagar con dinero, aquellos corrompen a pobres niños pobres. Se los utiliza como cosas, herramientas para satisfacer los peores deseos del inconsciente colectivo e individual. Niños víctimas, con cuerpo, psique y alma, vivos pero dañados para siempre.



También la exposición de éstos por los medios masivos…



La sola exposición de las víctimas y los rumores sobre quiénes serían victimarios, realizada por prensa, televisión e imágenes, radio e internet, la vida pública a los bajos fondos de la sordidez, por debajo aún de la mediocridad usual en nuestro medio ambiente. Ä„Pobre Chile!, ya no puro Chile. La pureza vencida por la riqueza. Ellos hace miserable a la colectividad nacional.



Satisfacer la carne, la carne vil y transitoria que se pudre en la muerte, está dominando a la vida pública en nuestro país, y tiende a contagiarlo por entero, enfermando y corrompiendo también a los inocentes. Muerte en vida.



Se dijo por un grande del espíritu que la vida civilizada consiste en sublimar los bajos instintos de la carne, como son las deformidades sexuales y los ánimos desatados de lucro.



En Chile un número considerable de ricos y potentes no subliman sus deseos psicológicos egoístas, egotistas, ególatras. Su religión dominante, expresada en actos que provoca dolor a los demás -que son los más- es la idolatría de becerros: sexo, lucro, vanidad y soberbia.



Desprecian sublimar, y lo sublime.



Están haciendo de Chile un país no civilizado, optan por la barbarie.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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