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Lo que está en juego en la Junta DC

Decía el poeta Hölderlin «ya no están los dioses que han huido, aún no aparecen los dioses que han de venir»; una forma de Partido y de la Concertación se está yendo y ha comenzado a llegar otro Partido y una Nueva Concertación.





Lo que de verdad está en juego en la Junta Nacional del PDC chileno los próximos días 14, 15 y 16 de enero se aleja, con mucho, de la mera definición de un candidato presidencial.
A pesar del interés manifiesto de los poderes fácticos, expresado en algunos medios de prensa en editoriales, opiniones y artículos, para hacernos creer que se trataría de un conflicto de intereses personales de una u otra candidatura, ocultando su innegable persistencia de mantener el actual status quo.



A pesar de ello, los militantes demócrata cristianos, especialmente los 576 delegados que participarán con derecho a voto en la próxima Junta Nacional, son personas con testimonio, formación y trayectoria en el Partido y difícilmente pueden dejarse llevar por liviandeces y opiniones sin fundamento, pues se ha adquirido una notable conciencia de que es el futuro de Chile, de al menos los próximos treinta años, lo que está en juego.



Esto ha sido posible únicamente porque la actual Presidencia Nacional del PDC ha impuesto un liderazgo que viene hace ya tres años entrando de frente a los asuntos de fondo que importan a la sociedad chilena.



Así, la DC ha vivido una necesaria etapa de rectificación interna con importantes influencias para la comunidad nacional que ha vuelto a darle la primera mayoría a un Partido que venía en baja. Los resultados del 31 de Octubre son la única encuesta válida para medir los cambios políticos que se producen en el país. La ciudadanía ha vuelto a entregar la confianza a un PDC que la estaba perdiendo crecientemente. Decía el poeta Hölderlin «ya no están los dioses que han huido, aún no aparecen los dioses que han de venir»; una forma de Partido y de la Concertación se está yendo y ha comenzado a llegar otro Partido y una Nueva Concertación.



Hemos sido parte y por ello valoramos los significativos avances que ha vivido el país en los últimos 15 años. Efectivamente la Concertación ha cambiado Chile, qué duda cabe, ya no hay dictadura, poseemos una gran infraestructura y somos parte del mundo globalizado, hemos enfrentado y superado gran parte de la pobreza y de la extrema pobreza; en fin, estamos muchísimo mejor que antes.



Sin embargo, hoy apreciamos que más del 60% de la población vive angustiada por la inestabilidad laboral, la desprotección, la inseguridad y el abandono. Esa clase media sobre la que nos hace reflexionar profundamente el nuevo liderazgo impuesto por Adolfo Zaldivar. Para ello nos ha hecho una significativa propuesta de Estado: corregir el modelo económico neoliberal, es decir, modificarlo en todo lo que es injusto y dañino para la gran capa media de nuestro país.



El Estado no puede ser un mero observador de lo que acontece o un simple respaldo para las grandes empresas. El Estado tiene que mirar y actuar con políticas públicas nuevas y profundas dirigidas a los sectores medios, representados por mujeres y hombres de carne y hueso que pertenecen a los micro, pequeños y medianos empresarios, pequeños agricultores, pescadores artesanales, pequeños mineros, pequeños y medianos comerciantes, adultos mayores, transportistas, exonerados, empleados públicos, profesionales y técnicos; en fin, tanta gente capacitada que quiere contribuir con lo suyo para fortalecer y proyectar a su familia y a su comunidad.



De esto se trata, entonces, de un nuevo Partido y una nueva Concertación, nuevos en contenidos, en estrategias y políticas públicas para enfrentar el Chile del presente siglo. La Junta Nacional de los días 14, 15 y 16 de enero va a tomar importantes definiciones y lo que está en juego son aquellas que harán construir nuestra República en uno u otro sentido: continuidad con leves modificaciones o profundos cambios democratizadores, en la política, la economía y la cultura.



Eduardo Salas Cerda. Abogado y militante de la Democracia Cristiana.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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