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Asesor laboral en dificultades políticas


El académico Dante Contreras, próximo a la candidatura de Michelle Bachelet, según afirma en una entrevista concedida a la revista Capital, señaló que la «CUT sólo representa al 15% de los trabajadores». Y añadió que en cuanto al debate sobre la flexibilidad laboral «debe llamársele como a un interlocutor más». En efecto, el quince por ciento de algo puede ser mucho o muy poco, pero en este caso, se trata de la principal organización de los trabajadores en Chile. Aún si Contreras perteneciera, por ejemplo, a una organización sindical o corporativa que tuviese el 50% o más de los trabajadores, tampoco podría opinar con esa ligereza. Menos en Chile.



Efectivamente, es lamentable que los trabajadores organizados sean menos que hace décadas atrás. Pero el propio Contreras, en su calidad de académico, debiera ponderar que este retroceso se produjo -como tantas otras «realizaciones» del neoliberalismo de la época- apoyado en una política de represión dictatorial y desmantelamiento de todos los derechos sindicales. Y en un período en que aparecer dirigiendo o creando un sindicato implicaba riesgos de vida.



La Dirección del Trabajo podría serle útil al académico para recopilar información acerca de las actuales prácticas antisindicales, que con demasiada frecuencia se manifiestan en nuestro país. Solo por nombrar una que ha sido motivo de debates recientes, se puede mencionar la «externalización» que hacen las grandes tiendas hacia pequeñas empresas, coludidas o de propiedad directa de ellas, para contratar personal de ventas y servicios que, en los hechos, son dependientes de manera regular y permanente. Con esa triquiñuela legal, el trabajador está impedido de acogerse a las ventajas de la sindicalización, sin perjuicio de ser víctimas, además, de otro tipo de arbitrariedades muy conocidas por los inspectores del Trabajo.



Estas y otras razones explican la abrupta salida del presidente de la CUT, Arturo Martínez quien al referirse a Contreras en una entrevista dijo «Como buen académico debe haber estado metido en un laboratorio y desde ahí habla. Pero como ya le dije, la CUT conversa con el dueño del zoológico y no va a polemizar con un mono».



Es necesario recordar que el tema de la flexibilidad laboral fue también central en las postrimerías de la campaña presidencial pasada. Para algunos, esto permitió que Lagos ganara las elecciones porque Joaquín Lavín, su adversario de entonces, no pudo llevar su populismo al extremo de oponerse a la flexibilidad laboral.



Por otra parte, el debate al respecto ha sido profuso, y nada demuestra que reducir las regulaciones laborales genera más empleo, lo que es aceptado de manera supersticiosa por la derecha, como lo observó el Premio Nobel de Economía y ex funcionario del Banco Mundial, Joseph Stiglitz.



Hoy existen suficientes flexibilidades en cuanto a tiempos parciales, horarios y períodos de trabajo, incluidos contratos por horas o días, además de indemnizaciones por despido acotadas y con topes anuales. Es decir, lo que está en el debate -incluso académico- es cómo evitar que las llamadas flexibilizaciones conduzcan solamente a aumentar la alta desprotección social, en este caso de carácter laboral, que se ha visto incrementada en los años anteriores.



Este tema – protección social- o lo que es lo mismo, profundización social de nuestra democracia, merece una finura política mayor que la exhibida por Contreras, sobre todo porque es un tema central en la campaña de Michelle Bachelet.



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Rafael Urriola es economista.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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