Autoridades de gobierno sacan cuentas alegres sobre los últimos datos de ocupación y desempleo en Chile. Se ha reiterado en todos los medios de comunicación que la economía chilena está creando empleo con mayor rapidez, que es una señal positiva y que se va por buen camino.
La realidad muestra una situación no solo opuesta sino muy grave. Entre 1993 y el 2005, – en los mismos trimestres noviembre -enero-, la población en edad de trabajar aumentó en 2.165.000 personas. Los ocupados aumentaron en sólo 851 mil personas y los inactivos más los desocupados aumentaron en 1.314 mil personas.
Situación Ocupacional 1993 y 1995 |
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Año |
Población en edad de trabajar |
Ocupados |
Inactivos más Desocupados |
1993 |
9.763 |
5.122 |
4.641 |
2005 |
11.928 |
5.973 |
5.955 |
Incremento 1993-2005 |
2.165 |
851 |
1.314 |
Fuente: Construido |
Esta situación es mas grave si se descuentan los trabajadores en planes de emergencia creados por el gobierno. Este descuento metodológicamente se justifica para precisar la capacidad de empleo que está generando la economía.
Incrementos de la Situación Ocupacional |
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Población en edad de trabajar |
Ocupados |
Inactivos más Desocupados |
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Incremento 1993-2005 |
2.165 |
731 |
1.434 |
Fuente: Construido a partir del |
En 1993, del total de la población en edad de trabajar el 52,5 % estaban ocupados. En el período 1993-2005, del incremento total de la población en edad de trabajar, sólo el 33,8 % ha encontrado trabajo en la lógica del mercado.
Esto se debe a una disminución muy grande de la capacidad de generar empleo de la economía chilena, a partir de 1993 como hemos señalado en anteriores documentos, constituyéndose en un problema estructural que se agrava en las situaciones recesivas. Por eso, comparamos la situación actual de un crecimiento económico elevado, con la del año 1993.
Esta disminución de la capacidad de generar empleo se combina con una disminución del empleo desde 1993 al 2005, en los tres sectores productivos. Es decir, el empleo disminuye en agricultura, silvicultura y pesca, el empleo disminuye en el sector minero y el empleo disminuye en el sector industrial. En el conjunto de estos tres sectores productivos, que concentran casi el 100% de las exportaciones chilenas, el empleo disminuye en 138 mil personas. El incremento de la ocupación se da fundamentalmente en comercio, servicios financieros y servicios comunales y sociales. Gran parte de estas ocupaciones son precarias y corresponden a estrategias de sobrevivencia de las familias.
En los países desarrollados, el 65 % de las personas mayores de 15 años se encuentran ocupadas. La situación de la ocupación en 1993 en Chile, que es de 52,5 % de la población en edad de trabajar ya es grave. Es más grave aún, el porcentaje de ocupación que corresponde al incremento de la población en edad de trabajar desde 1993 al 2005, que es sólo de 33,8 %.
Esta es la realidad que alertó Robert Solow, destacado economista neoliberal y Premio Nóbel de Economía, quien en una Conferencia Magistral en la Universidad de Chile en 1992 señaló:
«[…] deseo referirme, [Â…] a problemas de más largo plazo, de enorme trascendencia para Chile y su economía, que se plantea en un horizonte temporal, no de dos a cinco años, sino de dos a cinco décadas.
Sería fácil para Chile optar por limitarse a jugar el papel de ser un productor primario [Â…] Pero eso no construiría un buen futuro para Chile, en parte debido a que la explotación de recursos naturales puede no suministrar un número suficiente de buenos empleos para la población del país y en parte porque el oficio de productor primario constituye una ocupación muy riesgosa.
De manera pues que el problema del largo plazo para Chile consiste en utilizar su base de recursos de modo inteligente en tanto se transforma en una economía más versátil y diversificada».
La economía chilena no está generando un número suficiente de buenos empleos, – como señaló categóricamente el Premio Nóbel. Los problemas sociales continuarán si Chile sigue siendo exportador de primarios. Los gobiernos de la Concertación y los economistas neoliberales se han equivocado y el análisis de Robert Solow ha sido muy certero.
Las cuentas alegres sobre la situación de la ocupación y desocupación en Chile, son un engaño para el país y para Michelle Bachelet. Los problemas de la ocupación se pueden agravar en los próximos meses y particularmente en el próximo invierno.
En gran parte las propuestas: flexibilidad laboral, educación, son un engaño. Esta es una ‘enfermedad’ en grado avanzado. Se requiere un buen diagnostico para un tratamiento que requiere mucho tiempo. Pero debería iniciarse cuanto antes. Como dice Robert Solow, para este tratamiento, se deben usar los excedentes de los recursos naturales de modo inteligente. Chile cuenta ya con parte importante de esos recursos para incorporar valor agregado a los recursos naturales y promover una amplia diversificación productiva.
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Graciela Galarce es economista de la Universidad de Chile, Magíster en Ciencias Sociales-FLACSO, Investigadora de CETES