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Michelle Bachelet, respaldo ciudadano y margen de maniobra


Un nuevo estilo de gobierno es el que perfila la nueva Presidente de Chile, muy diferente al que mantuviera el mediático Presidente Ricardo Lagos, quien, al parecer, no se resigna a abandonar los primeros planos.



A punto de iniciarse el cambio de mando en Chile, las fuerzas políticas se aprestan para iniciar su período de adaptación.



Desde el 11 de marzo de 2006, Bachelet gobernará con un perfil de mujer de Estado, orientada a los resultados, repasando cada día con sus ministros y subsecretarios, el avance de los compromisos que se han incorporado como agenda corta, para ser atendidos a partir de las primeras semanas de su gobierno.



La retirada de Ricardo Lagos padre, posiblemente a un trabajo ofrecido por Kofi Annan en Naciones Unidas, significara que los medios extrañarán esa omnipresencia, fuente de noticias y de polémica a que nos tenía acostumbrados el ex Presidente.



Pero no es sólo un cambio de estilo comunicacional el que hará la Presidente Bachelet, sino y principalmente, se trata de una forma diferente de relacionarse con los destinatarios de las políticas públicas. Bachelet está apostando a fortalecer su legitimidad frente a la ciudadanía sobre la base de que la comunidad reconozca el cumplimiento de su palabra empeñada, antes de la segunda vuelta presidencial.



Ella buscará vincularse con las organizaciones ciudadanas sin ser mediatizada por los partidos políticos, vale decir, sabe que no necesita intermediarios. El concepto de participación ciudadana que trae Bachelet es diferente a la paternalista y autocrática actitud de Lagos, porque ella está dispuesta a rendir cuentas, a conquistar en la gente el valor confianza, que pasa por la consistencia entre lo que se dice y lo que se hace.



Se divisa a la nueva presidente de Chile evasiva de las pantallas, reacia a gobernar para la televisión, quizás en un retorno a la república genuina de otros tiempos, cuando un Presidente se comunicaba con la nación por cadenas nacionales, sólo en situaciones trascendentes, sin caer en la trampa de la farándula.



En el episodio vivido cuando fue a saludar protocolarmente al mandatario saliente, se demostró claramente que Bachelet con los medios no necesita guardaespaldas y Ricardo Lagos se equivocó cuando pretendió ser vocero de su pensamiento frente a los periodistas; porque ella igual habló y cuando decide hacerlo y se trata de enfrentar a la prensa, ella es concreta y directa. Además, un aspecto a su favor es que nunca en sus declaraciones habla de ella misma y menos en tercera persona, lo cual deja entrever que no es para nada personalista, pues siempre plantea el trabajo de equipo como base del éxito político.



Margen de maniobra



Ha quedado demostrado que Michelle Bachelet sabe ejercer su autoridad. Es así como lo ha demostrado en estas breves semanas de presentación de su equipo de gobierno. Michelle Bachelet sabe que no tendrá un tiempo de holgura ni con la derecha ni con los propios partidos de la Concertación y que desde el mismo 11 de marzo los problemas por resolver saltaran al tapete con una oposición que no le regalará ningún espacio.



Sin embargo, su respaldo político crece y su relación con las fuerzas sociales progresistas no estará mediatizada por los partidos y tendrá como factor relevante a la sociedad civil. Las organizaciones gremiales como la ANEF, de género, como la Comunidad Mujer, sectores ambientalistas que han denunciado al proyecto Pascua Lama o el cierre del aeropuerto de Cerrillos, organizaciones ciudadanas locales, tales como los ciudadanos en defensa de los cisnes de Valdivia o como el Comando de Defensa de Valparaíso, por nombrar algunos que luchan en contra de intereses económicos invasivos, y que estuvieron respaldados por el gobierno saliente, esperan de Michelle Bachelet decisiones que tomen en cuenta sus planteamientos.



Los sectores medios de la población esperan que en la gestión pública de avance en la descentralización, la transparencia y la probidad, erradicando definitivamente las malas prácticas en el Estado, que la opinión pública ha conocido y que siguen pesando negativamente en el recuento histórico de la gestión de Ricardo Lagos.



Las expectativas ciudadanas son grandes y Michelle Bachelet sabe que puede convertirse en la gran líder de un cambio cualitativo y ético que el país necesita de manera urgente.



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Hernán Narbona Véliz



periodismo.probidad@gmail.com

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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