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Zelaya y el efecto dominó en Centroamérica

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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En síntesis, la decisión política de Daniel Ortega está atascando todo el comercio centro americano que hasta la fecha arroja pérdidas de millones de dólares diarios. El efecto dominó es desastroso en esos países donde millones de personas viven de aquel comercio.


Por Javier Campos*

 Cuando uno camina por la ciudad de Granada, Nicaragua, en estos momentos donde el depuesto presidente de Honduras, Zelaya, ha decidido establecer «su puesto de mando en la ciudad de Estelí, a poco más de 100 kilómetros al norte de Managua, desde donde evaluará la manera más conveniente de llegar hasta su país», la gente común sigue su vida cotidiana como si eso del gobierno hondureño, su relación con Daniel Ortega,  ocurriera  allá muy lejos.  En un espacio que no comprenden mucho. Aun así el pueblo común sigue riendo, comprando, vendiendo sus cositas que traen de sus pequeñas huertas, bolsitas de mangos, boletos de lotería, etc.

Pero pareciera, a primera vista,  que las decisiones políticas de Daniel Ortega no afectaran esa vida cotidiana ni menos la economía del país.  Es decir,  el «invitar» a Zelaya (versión oficial del gobierno nicaragüense que no es ni «refugiado político» ni «exiliado») a residir en Nicaragua, especialmente en la frontera con Honduras, en Ocotal. Ahora Zelaya ocupa un hotel completo con 60 cuartos, que es «su puesto de mando», hablando constantemente por teléfono celular y satelital (con Chávez, con Ortega, con Arias quizás, etc.), y con una seguridad armada hasta los dientes que le ha puesto  el presidente de Nicaragua. Seguidores zelayistas pernoctan durmiendo en el suelo con atención médica y alimentaria dada por el gobierno nicaragüense. Toda su seguridad personal pertenece al Frente Sandinista, como se ve en las fotos publicadas en la prensa nicaragüense.

Por esa frontera norte de Nicaragua circula un importante intercambio comercial que cubre todo Centroamérica, principalmente desde Puerto Cortés. Nicaragua exporta el 40% de su producción por esa frontera. Este puerto es la cabeza principal de todo el sistema de la carretera panamericana que se conecta con Guatemala, El Salvador y todos los demás países de América Central y de allí también hacia el sur o norte del Pacífico.  En síntesis, la decisión política de Daniel Ortega está atascando todo el comercio centro americano que hasta la fecha arroja pérdidas de millones de dólares diarios.  El efecto dominó es desastroso en esos países donde millones de personas viven de aquel comercio. Y donde, desde los grandes productores hasta el ciudadano pobre, viven también de ese complejo intercambio, cuyos países, por otro lado, poseen una pobreza que llega al 70%.

Veamos algunos ejemplos de los efectos de aquella ¨solidaridad política» que un presidente ha tomado por su propia cuenta, sin consultar a ningún sector de la economía ni menos someter a una votación democrática en su propia  Asamblea Nacional: «En menos de una semana, la embutidora Delmor ha visto perder con facilidad más de 50 mil dólares debido a que no ha podido cumplir con el envío de varios pedidos de productos de clientes de Honduras y El Salvador, a consecuencia del bloqueo permanente del puesto fronterizo Las Manos…A esa situación se suman los serios problemas que enfrenta la compañía para introducir al país, a través de Puerto Cortés, la materia prima que importa procedente de Estados Unidos y Europa… la empresa comercializadora agrícola de Nueva Guinea reporta la cancelación de varios pedidos de productos valorados en más 16 mil dólares. El presidente de la cooperativa Agropecuaria de Santo Tomás, Chontales, manifestó que desde hace 15 días mantienen refrigerados más de 90 mil galones de leche, los cuales no han podido ser enviados a Honduras y El Salvador, el total de esa venta es de 80 mil dólares. La representante de la empresa comercializadora aseguró que desde hace varias semanas la compañía venía importando 400 quintales de malanga de Honduras, que luego vendía a clientes de Puerto Rico y Estados Unidos, lo que generaba cerca de 16 mil dólares por pedido. Indicó que tampoco han podido exportar por Puerto Limón (Costa Rica), pues éste se encuentra saturado de cargamento. El  90% de turistas que vendrían a Nicaragua generalmente desde El Salvador, Guatemala, Honduras no llegarán por el cierre de la frontera norte y la tensión que ha causado el asentamiento oficial de Manuel Zelaya».

Las noticias de los diarios con más tiraje, La Prensa y El Nuevo Diario, dan cuenta de esta crisis para Nicaragua debido a la presencia de Zelaya analizándola con duras críticas a Ortega. ¿Por qué no se instaló Zelaya en El Salvador, o Guatemala, o Costa Rica?  ¿Por qué decidió Zelaya por Nicaragua, y especialmente en un lugar estratégico para la economía de Nicaragua, país que no necesitaba de esta situación ya que al contrario, necesita expandir cada vez más su intercambio económico para dar más trabajo y obtener el gobierno más recaudaciones?

La pregunta de por qué Zelaya está en Nicaragua no es respondida oficialmente por Ortega como debiera ocurrir en un Estado donde funcione transparentemente el derecho, así como la independencia de los poderes.  Ni menos hay respuesta de por qué el gobernante nicaragüense no tiene ningún interés del trágico efecto dominó en la economía nicaragüense y centroamericana.  La respuesta es política, de acuerdo a serios analistas de la región.  Y es la estrecha relación ideológica entre Chávez, Ortega y los hermanos Castro. Hay que seguir creando una romántica Guerra Fría en la región contra «el imperialismo yanqui y las burguesías explotadoras», no importando las consecuencias económicas. Por eso hay entre ellos una ceguera ideológica del marxismo más dogmático de esos nuevos caudillos populistas como indirectamente menciona Sergio Ramírez: «En una reciente encuesta, los nicaragüenses afirman de manera mayoritaria que si la Carta Democrática de la OEA fue aplicada de manera tan rigurosa al gobierno golpista de Honduras, igual rigor debería usarse para sancionar el fraude electoral perpetrado en Nicaragua el año pasado. Lo mismo opina la mayoría de venezolanos respecto al golpe contra el alcalde legítimo de Caracas, Antonio Ledezma, despojado de manera arbitraria de sus funciones; y respecto al alcalde electo de Maracaibo, Manuel Rosales, que tuvo que irse al exilio en Lima, igual que el presidente Zelaya fue enviado al exilio en San José.»

La tensión se hace pues más compleja política y militarmente cuando Zelaya el 30 de julio desde Ocotal dice que intentará regresar en los próximos días a Tegucigalpa acompañado de un «ejército popular» de seguidores con el aval del gobierno nicaragüense de Daniel Ortega. Este será, dice Zelaya,  «el ejército del pueblo, el ejército que cuidará al presidente de la República». Los entrenamientos, remarca Zelaya,  se realizarán en fincas que él adquirirá cerca de la frontera entre Nicaragua y Honduras. (¿Con dinero del ALBA y del petróleo de Chávez?). Y claro de este «ejército popular» nada dicen ni Ortega ni Chávez ni los Castro. Sin duda sonríen porque creen que esa es la manera de revertir a balazos el golpe de estado de Micheletti y avivar en su imaginación una guerra fría en la región centroamericana para atajar al imperialismo yanqui.

*Javier Campos es poeta y columnista.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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