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La buena educación

Matías Silva Alliende
Por : Matías Silva Alliende Abogado y Profesor Derecho Constitucional
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La buena educación indica que cada vez que se visita la casa de un amigo, las palabras hacia el anfitrión deben  ser de agradecimiento y de buena crianza, jamás faltarle el respeto. Pero si usted transforma su agradecimiento en loas y dichos exagerados créame que puede llegar a límites que sobrepasan la buena educación y que pueden molestar a alguno de sus colegas o amigos.

La situación de que senadores de la oposición visiten al Presidente y que en conjunto condenen violaciones a los derechos humanos no debiera llamarnos la atención. Al revés, todos los que creemos en un modelo democrático constitucional de derecho aplaudimos actos como estos.

El problema parece suscitarse para algunos respecto de los dichos del senador Patricio Walker, que haciendo una comparación entre Piñera y Bachelet, le crítica a esta última que no haya tenido el coraje de condenar en sus cuatro años de gobierno a Castro.

[cita]Lo que me parece criticable de la actitud de Walker es el hecho de que estando en La Moneda no haya aprovechado la oportunidad de señalarle al Presidente de la República la necesidad de avanzar en nuestro país en estas materias.[/cita]

En este punto no disiento del senador Walker, la condena de la izquierda chilena hacia el gobierno de Castro es tardía, personalmente todavía espero una palabra del Partido Comunista al respecto. La condena a la violación de los derechos humanos hoy no tiene color político alguno.

Pero la buena educación del Senador va asociado a una falta de educación respecto de quienes son sus compañeros de coalición. Aceptando la diversidad política de la Concertación, el cometario de Walker es un verdadero portazo en la cara para la supuesta amistad cívica DC-PS.  Por lo tanto, la buena educación del Senador para quien es Presidente de Chile se transforma en una mala educación política para sus aliados. El propio presidente de su partido tuvo que salir a defender a la ex Presidenta.

Las declaraciones del senador  Walker -insisto- desde la perspectiva de la defensa de los derechos humanos no me parecen cuestionables. El senador Letelier le reprocha que nada haya dicho acerca de la situación de Guantánamo. Entendámonos señores, es condenable toda violación a los derechos humanos, la de Castro, Chávez y Obama.

Lo que me parece criticable de la actitud de Walker es el hecho de que estando en La Moneda no haya aprovechado la oportunidad de señalarle al Presidente de la República la necesidad de avanzar en nuestro país en estas materias. Faltó, todo dentro de un ambiente de buena educación, señalar por ejemplo que el Instituto Nacional de Derechos Humanos así como fue aprobado es insuficiente. Cualquier órgano que pretenda proteger los Derechos Humanos debe, como primer requisito, ser autónomo del Estado en términos políticos, orgánicos y financieros. No es el caso con este Instituto que se acaba de crear. Uno de los puntos más importantes de los «Principios de París», adoptados por la Resolución 48/134 de diciembre 20 de 1994 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, indica que los Institutos Nacionales de Derechos Humanos (INDH), deben ser autónomos del Estado. La razón es que los INDH deben velar por la vigencia y respeto de los Derechos Humanos sobre el territorio nacional del Estado signatario e impedir que puedan ser violados por los agentes del propio Estado.

Lo relevante de la aprobación de este INDH está en el trasfondo político que emerge con él. El INDH sólo pudo ser adoptado una vez que lo aprobó  la Derecha, por tanto es un INDH ajustado a lo que la Derecha, hoy gobierno,  entiende como derechos humanos. El INDH no cumple ningún rol efectivo de salvaguardia, denuncia y promoción de los derechos humanos es totalmente funcional con el modelo post Pinochet que la Concertación perfeccionó durante los últimos 20 años. Así visto, el futuro de los derechos humanos en Chile no se ve promisorio en el marco institucional actual.

Todo esto podría haberlo planteado el Senador en La Moneda al lado del Presidente. Mal que mal, democrática y republicanamente hablando La Moneda es la casa de todos. Además senador, como dice mi abuela, una mujer que en materias de educación y Carreño tiene varios pergaminos, lo cortés no quita lo valiente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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