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La Paz y Santiago: «Soberana por Soberana»

Cristian Leyton
Por : Cristian Leyton Profesor Civil Academia de Guerra del Ejército. Investigador Asociado Centro de Estudios Estratégicos ANEPE.
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Cuando el Canciller chileno Alfredo Moreno señaló, hace tan solo unas horas ante la OEA, que “Chile no está en condiciones de entregar (a Bolivia ) un acceso soberano, menos aún sin compensaciones territoriales”, no hace sino que emitir una potente señal a La Paz: La Moneda está dispuesta a seguir negociando el acceso “útil” pero también lo “soberano”.

En otras palabras, el Edificio Carrera se reinserta en lo que ha sido una Política de Estado de La Moneda por decenios, incluyendo al Gobierno Militar, pasando por Lagos y terminando en la ex mandataria Michelle Bachelet. Todos ellos consideraban que le entrega de soberanía, junto con territorio, era factible pero bajo una condición sine qua non: Bolivia debe aceptar el principio de transferencia de territorios, o “soberanía por soberanía”. Ahora cabe esperar cual será la respuesta de Evo Morales. De toda evidencia, al no percibir de la comunidad sudamericana una predisposición a avalar su postura destinada a la multilateralización del diferendo, Evo debería ser llamado a reevaluar su política de choque hacia Chile.

Asociado a lo anterior, el hábil manejo de la Cancillería chilena, al neutralizar las intenciones de La Paz, en el sentido de buscar reeditar la resolución de 1979 que declaraba el diferendo un asunto de “interés hemisférico”, deberían indicarnos un futuro apaciguamiento de las relaciones de conflicto entre ambas capitales. Chile apareció en una posición de fuerza al responsabilizar a Evo y Bolivia en general, del estado de entrampamiento de las negociaciones, toda vez que afloró como un defensor del orden y de la estabilidad territorial regional. Bravo.

Por otro lado, de toda evidencia, Evo Morales se anota un nuevo fracaso en su frenética y errática postura de presión política hacia Chile. Un fracaso que podría tener efectos internos al darle la razón a ciertos sectores que denuncian una politización e instrumentalización del diferendo marítimo con Santiago, por parte de un Evo, que ve, siente y percibe un deterioro de su imagen interna, y peor aún de su popularidad, incluso en sectores que le llevaron en andas hasta el mismo Palacio Quemado. Ahora La Paz pide “oficializar” las negociaciones, Chile a cambio debe exigir integrar en ellas el principio de “transferencia de territorios”, pero de igual valor estratégico. La Cancillería chilena puede estar tranquila. Su manejo político fue todo un éxito, y hemos de esperar que mantenga la misma dirección.

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