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Pobre Piñera, tan lejos de los que lo apoyan y tan cerca de…

Jorge González
Por : Jorge González Ph. D. Profesor Universidad Adolfo Ibáñez (Valparaiso, Chile)
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Ya se ha hecho notorio que desde el gabinete hasta en los medios de comunicación, los únicos que realmente se juegan por él son solamente aquellos que tienen o han tenido relaciones más bien funcionarias o contractuales. Como se diría “a la” Porfirio Díaz: Pobre Piñera, tan lejos de los que lo apoyan y tan cerca de… ¿quién?


Cuando Porfirio Díaz resumió las desgracias de su país en la famosa frase, “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”, no cabía dudas que la  cercanía a Dios era tan deseable, como inamovible es la geografía. Algo similar le puede estar ocurriendo al presidente, quien por dos décadas hizo de la equidistancia a la   UDI y la DC, la piedra angular de la estrategia que lo llevó a donde se encuentra hoy.

Habiendo ya anunciado con particular estilo (y humor), sus intenciones presidenciales para el 2017 ante la UDI en Cauquenes, es conveniente analizar los efectos que las instituciones electorales, particularmente del sistema binominal parlamentario y el mayoritario sin reelección presidencial, están teniendo en la actual coyuntura.

A la instalación de estas instituciones, contribuyó la percepción entre la elite pre transición que las preferencias electorales eran fijas (los tres tercios) y que para el tercio de derecha era muy difícil llegar a ser mayoría. Así se instaló un sistema presidencial mayoritario, que les permitiese derrotar en segunda vuelta al tercio más a la izquierda, aún cuando esto favoreciese al tercio de centro (DC), en la medida que este pudiese llegar al balotaje.

[cita]Ya se ha hecho notorio que desde el gabinete hasta en los medios de comunicación, los únicos que realmente se juegan por él son solamente aquellos que tienen o han tenido relaciones más bien funcionarias o contractuales. Como se diría “a la” Porfirio Díaz: Pobre Piñera, tan lejos de los que lo apoyan y tan cerca de… ¿quién?[/cita]

Por otra parte, a la implementación del sistema binominal, contribuyó muy sustantivamente, la expectativa que la derecha podía mantener el tercio del electorado y con ello el modelo económico. Una vez instalados tanto los efectos buscados, como los no anticipados, su incidencia en las estrategias de los políticos se han hecho nítidas y escudriñables, como es el caso del cómo se han favorecido las facciones más extremas al interior de cada coalición en el acceso al parlamento, así como las posiciones centristas y moderadas en las campañas presidenciales.

También está contribuyendo al creciente distanciamiento entre el presidente y el partido más importante electoralmente de su coalición y en el cual militan más de dos tercios de sus parlamentarios: la UDI. Mientras para el primero renegar de las promesas electorales con las que atrajo a los votantes de centro puede tener efectos devastadores en sus posibilidades electorales en el 2017, para los gremialistas las consecuencias negativas pueden llegar mucho antes, en las próximas elecciones municipales de 2012. En el futuro esto va a incrementar los costos de la estrategia del Presidente de las equidistancias y el privilegiar la funcionalidad por sobre el sentido de equipo. Ello no genera ni la cohesión, ni las lealtades del tipo político e ideológico, que pueden ser muy necesarias cuando las cosas no salen bien y con las cuales el Presidente no cuenta en su partido.

Ya se ha hecho notorio que desde el gabinete hasta en los medios de comunicación, los únicos que realmente se juegan por él son solamente aquellos que tienen o han tenido relaciones más bien funcionarias o contractuales. Como se diría “a la” Porfirio Díaz: Pobre Piñera, tan lejos de los que lo apoyan y tan cerca de…  ¿quién?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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