¡No se confunda, la homosexualidad es una anomalía!
Cuando un niño evidencie tener una inclinación homosexual, usted no hará ninguna consulta. Asumirá que se trata de una cuestión de fábrica frente a lo que no hay nada que hacer. No consultará un especialista, ni buscará causas, simplemente avalará. Probablemente ni siquiera se enterará de que hay terapias que permiten revertir el asunto.
Probablemente usted es, como yo, de los que piensa que la homosexualidad es una anomalía. Lo piensa o por lo menos lo siente, pero rechaza ese sentimiento como rechazaría la repugnancia que podría producirle un leproso. Es que la sociedad le ha acostumbrado a pensar que cualquier cuestionamiento crítico a la homosexualidad es manifestación inequívoca de una fobia.
Probablemente usted, como yo, ha comprendido que muchas de esas personas a las que usted enjuició en otro momento de su vida, han tenido por diversas razones una vida llena de dolor. Y se ha sentido inclinado a mitigar ese dolor por la vía de conceder cuestiones que, piensa, contribuirán a alegrar el mundo homosexual sin afectar para nada el suyo propio. Probablemente por eso, usted no entiende por qué yo insisto tanto en el asunto.
Probablemente se lo explica pensando que soy católica y ultraconservadora, pero se equivoca. Mi fe y mi conservadurismo ultramontano me prohíben tener conductas homosexuales tanto como me obligan a respetar la libertad de conciencia. Desde el punto de vista de mis creencias no estoy autorizada a erigirme en guardiana de la moralidad de nadie y si intervengo en el debate público no es para hacerlo, sino simplemente para hacerme oír.
[cita]Cuando un niño evidencie tener una inclinación homosexual, usted no hará ninguna consulta. Asumirá que se trata de una cuestión de fábrica frente a lo que no hay nada que hacer. No consultará un especialista, ni buscará causas, simplemente avalará. Probablemente ni siquiera se enterará de que hay terapias que permiten revertir el asunto.[/cita]
Porque cuanto más se acostumbre usted a la idea de que la homosexualidad es algo perfectamente normal, lo que tenderá a ocurrir es lo que sigue:
Cuando un niño evidencie tener una inclinación homosexual, usted no hará ninguna consulta. Asumirá que se trata de una cuestión de fábrica frente a lo que no hay nada que hacer. No consultará un especialista, ni buscará causas, simplemente avalará. Probablemente ni siquiera se enterará de que hay terapias que permiten revertir el asunto, porque le dirán que las únicas que hay son aquellas que funcionan mediante un sistema de premios y castigos, dentro de los cuales los físicos están permitidos. Ante tamaña crueldad, considerará que es mejor no hacer nada.
Una vez asumida su condición homosexual, su hijo podrá estar dentro del 70% de las parejas homosexuales que fueron infieles (o que la sufrieron) durante su último año de relación; si fuera heterosexual, sus posibilidades de estar dentro de ese grupo representarían un 30%. Las probabilidades de contraer infecciones de trasmisión sexual serán infinitamente superiores para su hijo homosexual y la prevalencia en él de otras enfermedades psiquiátricas será también mucho mayor. Su hijo sufrirá y sufrirá mucho, probablemente pasará la mitad de su vida deseando un amor imposible, el amor de una persona de su mismo sexo, pero heterosexual. No son ideas mías, hay datos y estudios que avalan lo que digo (datos y estudios que subiré a mi blog durante la semana para no aburrir acá).
Que esta información esté disponible no implica, es obvio, que usted sienta que tiene derecho a imponer nada. Cualquiera que fuera la decisión de su hijo al respecto, usted deberá quererlo y acompañarlo. El amor pasa por respetar su libertad, pero no lo dispensa a usted de averiguar un poco, por más doloroso que sea.
La homosexualidad es una anomalía, una anomalía como tantas otras que pueden darse en la conducta humana, una anomalía como puede serlo también la depresión. Y en este sentido, es algo que no se elige y que pasa por no haber llegado en el desarrollo de la propia sexualidad, a alcanzar lo que constituye su última fase, marcada por la polaridad como dice Freud ¿Por qué ocurrió esto? ¿Por qué en algún momento del desarrollo el proceso se detuvo? Es algo para lo que no hay respuestas definitivas: complejo de inferioridad, ausencia de referente masculino, experiencias traumáticas de abuso de parte de algún individuo del sexo opuesto son solo algunas de las hipótesis que sostienen no uno, sino muchos especialistas. El hecho es que las terapias fundadas en esas hipótesis funcionan… consulte mi blog. Es bueno que sepa, también, que hasta ahora no ha habido ningún estudio que demuestre una relación entre homosexualidad y algún factor hereditario. No lo descarto, podría existir, pero eso no volvería normal un fenómeno que entre otras cosas se da solo en un 3% de la población.
Los homosexuales merecen todo mi respeto y yo prestaría mi rostro para defenderlos si eso fuera lo que está en juego. No hay razón alguna tampoco para discriminarlos de modo arbitrario. Eventualmente pueden realizar muchos trabajos, el educativo incluido, de mejor modo que un heterosexual. Eso no obsta sin embargo para insistir solo en dos puntos. El primero es el que he repetido hasta el cansancio: la homosexualidad es, a todas luces, una anomalía. El segundo es que el matrimonio gay no es un derecho igualitario sino la pretensión de llevar las preferencias sexuales al ámbito legal, cuestión que solo accidentalmente está presente en ese ámbito por el hecho indiscutible de que los hijos nacen de uniones heterosexuales. El matrimonio no es ni ha sido nunca, nada parecido a una bendición estatal a las inclinaciones sexuales del individuo, sino simplemente una forma en que el Estado pretende darle estabilidad a aquella relación de la que surgen los hijos.
Por eso insisto ¡No se confunda, la homosexualidad es una anomalía!
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