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Un Presidente atrapado por la partidocracia

Andrés Jouannet
Por : Andrés Jouannet Académico P. Universidad Católica. Ex Intendente de La Araucanía
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Es tan contradictorio, que los más críticos al Gobierno -Allamand en su momento y ahora Longuiera- entren al Ejecutivo, que parece que la señal fuera: sigue criticando, te aguarda un ministerio.


La derecha, durante los 20 años que gobernó la Concertación, estuvo majaderamente descalificando la influencia de los partidos en las decisiones que tomaban los gobiernos. Denostaban la política y todo de lo que de ella nacía, los de la Concertación eran los “políticos” y por tanto, todo lo negativo que le ocurría al país era culpa de éstos. Se llegó incluso al nivel que unos de sus líderes, Joaquín Lavín se definiera durante varios años con esta frase: “yo no soy político”.

Hoy, luego de casi un año y medio en el poder, no se recuerda gobierno que esté tan cooptado por los partidos políticos, lo cual no es malo en una democracia representativa, pero cuando se estuvo 20 años con la cantinela en contra de la intromisión de los partidos en el gobierno, resulta contradictorio e incoherente.

Lo que hoy tenemos en Chile es una partidocracia, con un Presidente con imagen de ejecutivo, de todo terreno, pero a la hora de tomar decisiones no hace nada sin consultar a los partidos. El Presidente Piñera está atrapado por los partidos y esto se debe al fracaso del diseño original de su gobierno, que comenzó por sobre éstos y sin considerarlos. Luego de la borrachera y espejismo de los mineros, cuando la realidad de la inexperiencia e ineficiencia a la hora de gobernar le pasa la cuenta, con la agravante que política y comunicacionalmente el gobierno no atinaba a nada, vira contra todo su histórico sermón hacia los partidos. Los primeros en arribar Allamand y Mathei, dos viejos amigos-enemigos del Presidente. Se pensó que era suficiente para fortalecer a un gobierno carente de liderazgo en un contexto de agenda ciudadana, pero no fue así. Al poco andar, las falencias anteriores siguieron mostrando al rey desnudo, falto de conducción y de ideas políticas y con un empecinamiento de culpar a la oposición por su falta en el manejo de la agenda pública.

[cita]Es tan contradictorio, que los más críticos al Gobierno -Allamand en su momento y ahora Longuiera- entren al Ejecutivo, que parece que la señal fuera: sigue criticando, te aguarda un ministerio.[/cita]

¿Qué ocurrió con el modelo del Presidente raptado por la partidocracia de derecha?

1.- La UDI blinda a Lavín y le saca el problema de educación. Lo cierto que al ex candidato presidencial le quedó grande el Ministerio de Educación, sólo en su mente está la revolución en Educación que dijo que estaba haciendo. Ésta fue parecida a la “Revolución Silenciosa” que pregonó se había desarrollado durante la Dictadura de Pinochet. Lo anterior, llama a la reflexión; ¿cómo alguien que pretendía y pretende ser Presidente de Chile huye de los problemas a la primera de cambio?

2.-  Al blindar la UDI a Lavín, canjea la permanencia como Ministro de Interior del secretario personal del Presidente. Ministerio donde el gobierno ha mostrado más flancos, dado los problemas en la conducción política y el fracaso en seguridad ciudadana.

3.-  Se blinda a Golborne, como una especie de comodín de la simpatía, dado que si ningún clase política de la derecha puede competirle a Bachelet, el ex Ministro de Minería sí podría amagar el éxito de la ex Presidenta, por lo que se le da un Ministerio aparentemente sin conflictos; a cortar cintas, pero ojo, en política los conflictos pueden venir en cualquier momento y de cualquier parte.

4.-  Al asumir Longueira, nuevamente la UDI impone sus términos. El más enconado de los enemigos de Presidente y uno de los mayores críticos del actual mandatario y su administración, al gabinete. Si alguien cree que esta fue una decisión del Presidente, cabe preguntarse por qué no lo nombró en el primer cambio de gabinete y por qué lo designa en un Ministerio donde el anterior ministro tenía una buena evaluación. Es tan contradictorio, que los más críticos al Gobierno -Allamand en su momento y ahora Longuiera- entren al Ejecutivo, que parece que la señal fuera: sigue criticando, te aguarda un ministerio.

5.- Chadwick a la vocería, el primo del presidente será el Ministro del Interior en las sombras, por su cercanía con el Presidente, por la experiencia y tonelaje político que no tiene Hinzpeter, por que la UDI estará más tranquila y sobre todo por su buena relación con la Concertación.

6 Ahora sí, partió la carrera presidencial, todos los pingos en sus puestos; Allamand, Matthei y Golborne con algo de ventaja, Longueira entra al ruedo y Hinzpeter que se olvide de sus pretensiones, él sabe que sigue ahí por su amistad y lealtad al Presidente, pero que dada su desastrosa conducción política, su amigo el Presidente tuvo que recurrir a los generales y samuráis de la derecha para suplir su falta de manejo en la arena política.

7.-  ¿Qué pasó con el gobierno de la excelencia? La nueva forma de gobernar fracasó, se volvió a la misma y antigua forma de gobernar; con los políticos, como lo hacía la Concertación, modelo tan denostado por los mismos que hoy recurren al parlamento para que salve al gobierno.

8.-  El Presidente ha señalado que ahora comenzó el segundo tiempo, lo cierto es que el primer tiempo se asemeja mucho al jugado por la roja contra Venezuela, pese a los esfuerzos del equipo de todos, se perdió. Cuidado si se buscan estos modelos futboleros para entender la política.

9.-Es una pésima señal desvestir a un santo para vestir a otro, debilitar el Senado para fortalecer el gobierno es la muestra más clara de la ineficiencia y debilidad del Ejecutivo en lograr conducir políticamente al país. Si se sigue en esta línea, sincerémonos y vayamos directamente a un sistema parlamentario, creo que sería más honesto y eficiente para conducir al país.

En definitiva, este cambio de gabinete sigue mostrando un Presidente desnudo, maniatado por los partidos, sin ya capacidad de maniobra para mostrar una nueva forma de gobernar, porque hasta hoy, éste ha sido el gobierno de las declaraciones, que se marca solo y al final debe reconocer su fracaso cuando finalmente se impone por sobre éste la partidocracia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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