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Medios sin letra chica

Arturo Arriagada
Por : Arturo Arriagada Académico de la UDP. Actualmente realiza un PhD en sociología en LSE.
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La llegada al panel de Tolerancia Cero del director de La Tercera, Cristián Bofill, desafía la inteligencia de las audiencias de ambos medios o quizás sea un acto de honestidad. Independiente de la reconocida capacidad del periodista, conocido por su habilidad para marcar la agenda política del país, muchos podrían sugerir que Bofill es un reemplazo en términos políticos de Juan Carlos Eichholz. Aunque esto es sólo ficción, pero alimentada principalmente por los mismos medios. Hasta ahora, La Tercera y ningún medio de comunicación han revelado explícitamente sus preferencias políticas.


Cuando los medios de comunicación sean capaces de revelar sus preferencias políticas, podremos celebrar un avance en la calidad de nuestra democracia. En la medida que los medios disfracen sus posiciones políticas con el slogan de la objetividad, seguirán fomentando las asimetrías de información y los niveles de desigualdad entre los chilenos.

La llegada al panel de Tolerancia Cero del director de La Tercera, Cristián Bofill, desafía la inteligencia de las audiencias de ambos medios o quizás sea un acto de honestidad. Independiente de la reconocida capacidad del periodista, conocido por su habilidad para marcar la agenda política del país, muchos podrían sugerir que Bofill es un reemplazo en términos políticos de Juan Carlos Eichholz. Aunque esto es sólo ficción, pero alimentada principalmente por los mismos medios. Hasta ahora, La Tercera y ningún medio de comunicación han revelado explícitamente sus preferencias políticas. Si bien en Chile las audiencias identifican las posiciones políticas de los medios de comunicación a través de los cuales se informan, éstos todavía no han sido capaces de salir del clóset y revelar sus preferencias políticas.

De acuerdo a los datos de la encuesta ICSO-UDP de 2010 -independiente de si los consumen o no- los chilenos asocian a la prensa escrita y los canales de televisión con posiciones más cercanas a la centro-derecha. Aunque en la mayoría de los casos, aquellos que se identifican con la Concertación son más críticos a la hora de evaluar la posición política de los medios que los que se identifican con la Alianza. Independiente de la posición política de los encuestados –en una escala de 1 a 10, donde 1 es “izquierda” y 10 “derecha”- el diario más cercano a posiciones políticas de derecha es El Mercurio (7,8). Le siguen La Tercera (6,6), La Segunda (6,3), La Nación (6,0), LUN (5,6) y La Cuarta (5,1). En el caso de los canales de televisión, Chilevisión (6,9) es el canal más ubicado a la derecha, seguido por Canal 13 (6,8), Mega (6,6), en tanto TVN y La Red son evaluados de manera similar (5,9). Hay que destacar que el trabajo de campo de esta encuesta se llevó a cabo pocas semanas después de que el actual presidente Sebastián Piñera concretara la venta de Chilevisión.

[cita]Es paradójico que cuando los medios siguen con atención la manera de operar y las agendas temáticas de los medios extranjeros, no sean capaces de incorporar estas prácticas de transparencia. En Chile ya están dadas las condiciones para que eso ocurra, en tanto, los medios seguirán sacrificando su principal capital: la credibilidad de sus audiencias. Mientras los analistas y medios no hagan transparentes sus conflictos de interés o sus preferencias políticas en tiempos de elecciones, las mejoras a la calidad de la democracia y nuestras instituciones seguirán siendo tareas pendientes.[/cita]

En este contexto, ¿por qué los medios no hacen públicas sus preferencias políticas? Por vergüenza, pero también porque confunden la objetividad con paternalismo. Es paradójico que en un sistema de medios como el chileno las audiencias puedan elegir dentro de una variada oferta de productos informativos sólo desde la intuición de su propia antena política. Lo de variada oferta es relativo, ya que uno de los problemas de los medios en Chile está asociados a la falta de pluralismo de los contenidos y voces que allí se exponen. Aunque esto también ocurre porque la cultura política chilena asocia la objetividad con la independencia a la hora de analizar la realidad. ¿Acaso no se es independiente cuando se explicita la posición política desde la cual se está hablando? En una encuesta nacional hecha en 2010 por Periodismo UDP y Feedback, un 55% de los encuestados señaló estar a favor de que los medios hagan públicos sus respaldos políticos en tiempos de elecciones.

En democracias y en sistemas de medios más desarrollados y competitivos que el nuestro, es una práctica común que los medios revelen sus preferencias políticas en tiempos de elecciones. Diarios como The Guardian, The Independent, New York Times y el semanario The Economist, han explicitado públicamente sus apoyos políticos. Es paradójico que cuando los medios siguen con atención la manera de operar y las agendas temáticas de los medios extranjeros, no sean capaces de incorporar estas prácticas de transparencia. En Chile ya están dadas las condiciones para que eso ocurra, en tanto, los medios seguirán sacrificando su principal capital: la credibilidad de sus audiencias. Mientras los analistas y medios no hagan transparentes sus conflictos de interés o sus preferencias políticas en tiempos de elecciones, las mejoras a la calidad de la democracia y nuestras instituciones seguirán siendo tareas pendientes.

Si se habló de una nueva forma de gobernar, ya es hora de empezar a hablar de una nueva forma de informar, pero sin letra chica. Al confundir objetividad con paternalismo, los medios en Chile no se atreven a salir del clóset y hacer públicas sus preferencias políticas. Si bien los medios se enfrentan al problema de satisfacer tanto los intereses de sus dueños como los de sus audiencias, para fomentar la competencia en el mercado de la información, es necesario reemplazar la objetividad por la transparencia y la fiscalización. Este el cambio de paradigma que estamos enfrentando, impulsado principalmente por la masificación y el acceso a Internet. La llegada de Bofill a Chilevisión plantea estas preguntas. Aunque también surgen otras en relación a TVN, canal que por ley tiene que satisfacer los intereses de “todos los chilenos”. Por lo mismo, quizás también llegó la hora de definir si el país realmente quiere tener un canal público de verdad, sin letra chica. Eso sí, antes hay otras prioridades.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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