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Harald Beyer, ese darwinista social

Álvaro Mardones Rivera
Por : Álvaro Mardones Rivera Profesor de Biología. U Católica de Valparaíso. Chile Mg Educación. U. del Desarrollo. Estudiante Doctorado Educación. U Arcis.
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Beyer sólo sabe el idioma de los números, no habla en sus paper de altruismo, ética, compromiso, comunidad, colaboración, emociones, afectos, apego, arraigo. Nada que tenga que ver con los procesos pedagógicos. En su biblioteca, no excite Paulo Freire, Vigotsky, Freinet, Montessori, Piaguet, Cassasus, Maturana, Varela, Naranjo.


Harald Beyer fue profesor del Magíster en Gestión Escolar en la Universidad del Desarrollo, en el cual me hizo clases sobre temas del sistema educativo chileno (2005). Como fui testigo directo de sus ideas en educación puedo decir con mucha confianza lo que Beyer piensa, en especial a nivel escolar.

1.- Beyer es un tecnócrata brillante, maneja muy bien las matemáticas y las estadísticas, presentando informes con numerosa evidencia que respaldan sus opiniones. Su nicho de trabajo académico es el Centro de Estudios Públicos, ligado a la derecha liberal. Su nomenclatura argumental se basa en la “evidencia”, no en la política o la “ideología”.

2.- Su costumbre es abrumar a la audiencia con evidencia científica que respalde su posición. Por lo general, sus  convicciones son muy difíciles de contradecir para alguien poco preparado en las ciencias estadísticas. Beyer entiende que una tremenda argumentación casi irrefutable es el uso de gráficos y tablas extraídas de bases de datos que solo él y un grupo de investigadores pueden ubicar en la burocracia de los ministerios

3.- Beyer conoce claramente que las audiencias son reacias a contra argumentar sus estudios, conclusiones y axiomas, ya que pensamos en no caer en el miedo al ridículo de no entender las tablas y gráficos de cierta dificultad. Más allá de la dialéctica, la argumentación, las frases cliché, los eslogans, o la lógica, el idioma de Beyer es la evidencia estadística.

4.-  El nuevo ministro de Educación es una animal neoliberal. 100% un darwinista social. Cree religiosamente en la teoría de la selección natural, en la competencia por los recursos y la lucha por la existencia como motor del desarrollo del sistema escolar chileno. Para el nuevo ministro, el Estado es un ente perturbador de la libre iniciativa de los emprendedores  y/o sostenedores privados en la educación. Es ante todo un férreo defensor del voucher (o subvención de escolaridad por alumno trasladable de escuela a escuela).

5.- Es un adversario acérrimo del Estatuto Docente y del Colegio de Profesores, donde por años ha apuntado  sus dardos estadísticos que, según él, dejan en evidencia la desastrosa calidad de la educación municipal y la defensa de ciertos “grupos de interés”.  Es un ferviente creyente de la libertad de elección que deben tener los padres para escoger los colegios donde estudien sus hijos. Jamás entenderá argumentaciones  que  muestran al actual sistema escolar como segregado o discriminatorio, y donde existe violencia escolar, ya que introducir políticas para evitarlas es parte de la insostenible intervención del Estado en las escuelas. Su argumentación es muy simple: esos problemas desaparecerán solo producto de la efectiva selección natural, ya que los padres abandonarían las malas escuelas y estas, por ser más débiles, morirían. El Estado solo debe poner la lápida.

6.- Harald Beyer cree en la educación privada subvencionada por el Estado, muy poco interventor. Casi de ninguna regulación.  Él critica que el rol del Ministerio de Educación actual  es de demasiada intervención, por medio de los bonos y leyes especiales en el ámbito de remuneraciones de los docentes. Según él, es el sostenedor (público o privado) quien debe negociar directamente con los profesores en forma individual sus sueldos, y que el Ministerio de Educación debe dejar de cumplir el rol de interlocutor en las negociaciones  anuales de las remuneraciones.

7.-No cree en la educación pública, menos municipal o estatal. Según sus estudios, la educación del Estado se deterioró fuertemente cuando se masificó  desde los años 70 en adelante. La gran calidad que demostraba hasta los años 60 se debía a que solo estudiaba una elite de chilenos. Para Beyer, no tiene ninguna relevancia el Golpe de Estado, la expulsión, persecución y asesinatos de estudiantes y profesores tanto en escuelas y universidades y la posterior privatización del sistema. Para Beyer la actual crisis educativa se debe a que hay mucho Estado en el sistema escolar. Y este sólo debe abocarse a subvencionar y no intervenir.

8.- Actualmente Beyer ha variado su discurso de libertad plena a la iniciativa privada, para entrar a un discurso de mayor regulación por parte del Estado a los sostenedores privados a nivel escolar o universitario. Ello no significa que esté de acuerdo con un mayor control del Estado sobre las escuelas. Para su visión darwiniana, y por tanto de selección natural, el Estado será el ente que se encargue de excluir a aquellos actores que no estén aptos para sobrevivir a nuevas pruebas de estrés ambiental, llámese índices de calidad, simces, PSU, acreditación, etc. Como la competencia pura y directa no dio buenos resultados, entonces se le agrega depredación. Las escuelas que no cumplan con los estándares serán asfixiadas y eliminadas en esta lucha por la existencia. El Ministerio, la Superintendencia de Educación y las Agencias de Calidad, serán los depredadores, el Gran Hermano de Orwell.

Beyer es el representante típico de una tecnocracia que se da aires de pureza ideológica, no contaminada por ideologismo alguno. Su poder no son las palabras, son los números y su llegada directa a  medios de comunicación como El Mercurio y La Tercera, habituales publicadores de sus consignas estadísticas.

Con claridad irrefutable el nuevo Ministro de Educación va en dirección opuesta a lo que pide la ciudadanía y en especial el movimiento estudiantil.  Si éste pide mayor presencia del Estado, Beyer responderá menor intromisión, más estándares, más estrés, más competencia. Si los estudiantes piden más comunidad, Beyer dirá más individualismo (libertad de elegir para él). ¿Más solidaridad? su respuesta será más competencia. ¿No al lucro? será lucro regulado.

En definitiva será un dialogo inútil. Beyer sólo sabe el idioma de los números, no habla en sus paper de altruismo, ética, compromiso, comunidad, colaboración, emociones, afectos, apego, arraigo. Nada que tenga que ver con los procesos pedagógicos.  En su biblioteca, no existe Paulo Freire, Vigotsky, Freinet, Montessori, Piaguet, Cassasus, Maturana, Varela, Naranjo. La estantería está llena de economistas, estadísticos, ingenieros sociales y uno que otro evolucionista neodarwioniano.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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