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Carta a la ciudadanía de Aysén: Cuándo te detendrás

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Por: Iván Fuentes, presidente de los pescadores artesanales de Aysén.


Señor Director:

Mientras el mundo sigue su frenética y suicida carrera por la guerra de los espacios, muchos siguen moviendo sus tentáculos en distintos ámbitos para lograr el ansiado poder, que cuando se consigue, transforma al hombre de manso becerro a felino feroz, siempre presto para atacar lo que esté a su paso y no perder este espacio, así ni un solo tentáculo se le desconecte y el bendito poder siga siempre en su puño derecho.

Este hombre, ya transformado, no le ha importado que el salitre y el carbón dejaran de ser negocio para Chile, ni que los dueños de todas las tierras hoy tengan derecho a permanecer callados; no le ha importado que los alerces y los cipreses hayan desaparecido; de locos eso de preocuparse por el calentamiento global, causante de aluviones y tornados, diluvios y sequías, generador de daños irreparables a la salud humana y potencial causante de hambrunas terroríficas; es además indolente a la desaparición de las torcazas y los cisnes, que sin, juicio de por medio, fueron condenados a muerte, todo esto le rebota a este hombre en su coraza y afán de ser el más poderoso.

Ahora viene nuestro turno, porque descubrió el hombre aquí, en la Patagonia, los recursos que por obra divina existen en la Décima Primera Región.

Estos recursos son el agua, los ríos y el litoral.

La Región debe reaccionar frente a esta amenaza, de no reaccionar a tiempo nos quedaremos con las fotos para las futuras generaciones; así como ocurre en las otras regiones, no podrán las generaciones que vienen, ver ni escuchar el vuelo sonoro de las torcazas, ni apreciar el contraste divino del cisne cuello negro, ni abrazar los milenarios alerces o cipreses.

Tampoco su paladar podrá gozar de las exquisiteces que nos entrega generoso nuestro litoral mar austral, porque uno a uno, y de región a región, en forma sistemática y perversa se han ido depredando los recursos pesqueros, dejando una estela de desolación, añoranza y cesantía. Es aquí donde llegamos al punto: como pescador artesanal me aterra que el recurso merluza austral corra tan triste suerte, éste es un recurso fino orgánico, oro blanco para algunos, y aquí se permite la depredación haciendo oídos sordos y vista gorda por los entes mandatados para protegerla. Podemos asegurar que la próxima cuota de Merluza será menor que la anterior, y así hasta desaparecer, pero ¿quién le pone el cascabel al gato?

Entonces, ¿quién es el culpable de tanto mal? ¿Será el poder inconsciente de este prototipo de hombre transformado del cual les hablo?, ¿o la colaboración del silencio ciudadano que, al igual que los depredadores, no logra generar interés por  su entorno, y solo se limitan a mirar de lejos los problemas? Y como excusa, acotando que los Cisnes eran Valdivianos, o que se preocupen otros del calentamiento global, total es pega de los ecologistas. Que se terminó la Merluza Austral en la Décima, o la Merluza Común en la Octava, que el Erizo que se extrae hoy es de talla menor de 5 centímetros, que se acaba el Congrio, la Manta Raya… ¿A quién le interesa? Al parecer a nadie, todo es resultado de corto plazo y de esta manera se concentra la riqueza en unos pocos, y nosotros, los trabajadores de la pesca artesanal, moriremos pobres, nuestros hijos es seguro serán pobres, y nuestros nietos también. Arde la sangre al ver tanta corrupción e indiferencia por mezquindades políticas, comerciales o simplemente ansias de poder.

A modo de reflexión sepan entonces, amigos míos, que la casa donde vives no es solo el techo que te cubre, o la paredes que te protegen, tu casa es tu entorno, tus vecinos, los obreros, los recursos naturales, el aire, las aguas, la tierra. Cada vez que permites que se dañe esto, estás destruyendo un poco más la existencia humana. Aquí surge entonces la pregunta, ¿cuándo te detendrás?

Iván Fuentes
Presidente de los pescadores artesanales de Aysén

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