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Preguntas Sobre la Encuesta CASEN


La última encuesta CASEN ha mostrado una disminución de las pobreza de 0,7% y de la indigencia de 0,9%. Pero no se ha podido dar a conocer el margen de error de la encuesta. ¿Por qué? No lo sé. Yo creía que el margen de error de una encuesta se conocía apenas ella era entregada. Se ha dicho que en este caso demorará un mes (?).

Normalmente los márgenes de error de las encuestas oscilan en torno al 1,5%. Si ese fuera el caso de la CASEN 2011, tanto la variación de la pobreza como de la indigencia no podrían ser consideradas tales, porque con un margen de error como el señalado no podría técnicamente afirmarse que la pobreza y la indigencia han disminuido. Habría una «estabilidad técnica» de ambas entre 2009 y 2011.

Otra pregunta se refiere a que, al darse a conocer la encuesta CASEN 2006, el actual ministro de Hacienda, Felipe Larraín, entonces consultor y académico, señaló que ella adolecía de un grave defecto, pues estaba basada en una canasta de 1987, lo que desvirtuaba sus resultados. Entonces él recalculó los datos sobre la base de una canasta actualizada y el resultado que obtuvo fue que la pobreza era de aproximadamente 29%, más del doble de la cifra oficial.

La nueva encuesta CASEN también ha sido realizada sobre la base de la canasta de 1987. Entonces ¿qué sucedería si ahora se recalculara la pobreza de acuerdo con una canasta actualizada? Lo lógico sería pensar que se obtendría un resultado parecido al que obtuvo Felipe Larraín en 2006, o un nivel de pobreza superior al 29% por ciento de entonces, cuando la pobreza oficial se fijó en 13,7%.

Como el ministro no lo puede hacer, porque sería incómodo para el Gobierno, este blog propone que de nuevo se haga el mismo recálculo.

En relación con la pobreza, he afirmado muchas veces en este blog, que ella es un problema artificial, creado por el Estado o, mejor dicho, sucesivos gobiernos. Primero, porque el Estado prohíbe a las personas pobres contratar libremente sus servicios, con lo que deja a muchas de ellas cesantes o subempleadas. Hoy se considera empleado al que ha trabajado una hora en la semana anterior, y un analista ha señalado que el 85% de los 688 mil empleos creados en el último tiempo no son trabajos con un contrato formal de tiempo completo. Si el Estado no interfiriera con la libre contratación, todas las personas que tienen trabajos vulnerables conseguirían mejores ocupaciones y, por definición, todos los cesantes (medio millón) encontrarían trabajo. Eso significaría no sólo una fuerte disminución de la pobreza, sino su término, puesto que ella se define como la condición de la gente cuyo ingreso es menor a 72 mil pesos mensuales, mucho menos de lo que seguramente todo el que quisiera trabajar encontraría en un mercado libre.

Segundo, si el gasto social del gobierno fuera directamente a los pobres, sin pasar por las manos de la burocracia, como hoy, no habría ningún pobre en Chile. Esto ha sido demostrado muchas veces.

Entonces, ¿quieren que la próxima CASEN arroje 0% de pobreza y, por tanto, 0% de indigencia? Bueno, en lugar de crear cada vez más ministerios, superintendencias y reparticiones burocráticas financiadas con el gasto social, redúzcanlo todo a una oficina pagadora de subsidios para los pobres, dando a éstos libertad de elegir en materias tales como la salud y la educación; y dénles libertad de contratar su trabajo a todos los chilenos.

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