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Su voto, su responsabilidad

María Fernanda Badrie
Por : María Fernanda Badrie Abogada. Directora Ejecutiva del Instituto de Estudios de la Sociedad.
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Al momento de votar hay algo que tendemos a olvidar: de ganar nuestro candidato, nosotros también somos responsables de su gestión. A través del voto, usted manifiesta no sólo un gusto o preferencia por un candidato o por un partido en particular. Al votar, usted está demostrando su firme convicción de que tal o cual persona ejercerá el cargo según sus mismos ideales.


Comenzó la cuenta regresiva para las elecciones municipales y, con ella, las especulaciones en torno a la última novedad de nuestro sistema electoral: inscripción automática y voto voluntario. Las expectativas no son bajas, ya que se trata de un sistema que inyecta incertidumbre a los resultados. Entre otras cosas, se incorporarán 5 millones de nuevos potenciales votantes, se incrementarán 6000 mesas de votación y 148 recintos nuevos para votar.

Pero sin duda, la principal variable que se agrega es la voluntariedad: quien no se levante con ganas de ir a votar el día domingo o no sienta compromiso alguno con hacerlo, podrá —simplemente— dejar pasar esta ocasión. No deja de llamar la atención entonces la escasa reflexión pública sobre el sentido y la importancia de votar. En otras palabras, una reflexión que se detenga en el deber cívico vinculado al acto mismo de ejercer el derecho a voto.

[cita]Al momento de votar hay algo que tendemos a olvidar: de ganar nuestro candidato, nosotros también somos responsables de su gestión. A través del voto, usted manifiesta no sólo un gusto o preferencia por un candidato o por un partido en particular. Al votar, usted está demostrando su firme convicción de que tal o cual persona ejercerá el cargo según sus mismos ideales.[/cita]

La democracia existe para procurar que todo ciudadano tenga la posibilidad de expresar su posición particular respecto a cómo deberían llevarse adelante los actos de gobierno, lo que a menudo se fundamenta en una visión sobre qué tipo de sociedad queremos. En una democracia representativa como la nuestra, eso opera fundamentalmente mediante el derecho a voto. El acto de votar es expresar la voluntad de elegir una determinada persona o un partido para que nos represente y gobierne. Las decisiones de esa persona serán fundamentales para el bien común y, en ese sentido, la elección de autoridades no sólo me afecta a mí en lo personal, sino que a todos. Mi voto en una elección municipal será determinante entonces para la conducción de los asuntos públicos a nivel comunal, lo que impacta fuertemente tanto en mi calidad de vida, como en la de mis vecinos.

Ahora bien, no solamente basta con el compromiso de ir a votar y cumplir con su deber cívico. ¿Conoce usted a los candidatos de su comuna? ¿Sabe cómo quieren llevar a cabo el plan comunal? ¿Conoce cómo manejarían un paro o una toma? ¿Comparte los valores morales con el candidato? ¿Le entrega suficiente confianza la trayectoria y el trabajo que ha hecho el candidato en su comuna?

Si usted puede responderlas cómodamente, permítame felicitarlo: votará en conciencia. Si no, todavía está a tiempo de hacerlo.

Al momento de votar hay algo que tendemos a olvidar: de ganar nuestro candidato, nosotros también somos responsables de su gestión. A través del voto, usted manifiesta no sólo un gusto o preferencia por un candidato o por un partido en particular. Al votar, usted está demostrando su firme convicción de que tal o cual persona ejercerá el cargo según sus mismos ideales.

Decida en qué comuna quiere vivir, qué proyectos quiere que se desarrollen y qué valores comparte con el candidato. Votar es un derecho, pero también una responsabilidad: hagámonos cargo este domingo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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