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Mar a Bolivia: ¿estrategia calculada o populismo desmedido?

Felipe Correa Fabry
Por : Felipe Correa Fabry Estudiante de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, con un Diplomado en Historia Militar mención Guerra del Pacifico.
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Los alegatos bolivianos, más que dirigidos al Estado de Chile se han concentrado en capturar simpatía de los distintos países de la región, y han buscado llevar la discusión a instancias multilaterales, a fin de presionar y mermar los argumentos chilenos.


Una vez concluida la cumbre Celac-UE en Santiago de Chile, y en pleno desarrollo dela Cumbre Celac, el presidente de Bolivia, Evo Morales, sorprendió al resto delos presentes con un discurso reiterativo y característico de cada cumbre regional: el retorno de su país a las costas del Pacífico. Durante su alocución, el mandatario señaló como ejemplo la devolución del Canal de Panamá por parte de Estados Unidos al Estado Panameño, lo que demostraba, por tanto, que los Tratados Internacionales sí son revisables.

Sin embargo, el Presidente Morales omite un detalle trascendental para comprender la naturaleza de esa devolución: en el año 1970, se iniciaron conversaciones consentidas entre ambas partes. El gobierno estadounidense de Carter accedió a entregar el control del canal, según determinó, porque éste se encuentra dentro de Panamá. Así entonces, Morales esgrime lo contrario; en el caso mencionado no se hizo una revisión de los puntos, sino que por el contrario, se hizo un absoluto cumplimiento de estos hasta un nuevo tratado firmado por acuerdo compartido.

Más allá de la falla argumentativa que caracteriza éste discurso, lo que se debe analizar con mayor cuidado son las repercusiones que puede generar para la visión de Chile en el escenario internacional. Los alegatos bolivianos, más que dirigidos al Estado de Chile se han concentrado en capturar simpatía de los distintos países de la región, y han buscado llevar la discusión a instancias multilaterales, a fin de presionar y mermar los argumentos chilenos.

En ese sentido, no es de extrañar que uno de los puntos más llamativos de Morales haya sido que “Gran Bretaña debe devolver las Malvinas a Argentina, y Chile debe devolver el mar a Bolivia…”

Afortunadamente, la postura chilena está  sostenida en una política de Estado —tal como lo está la postura boliviana— y su defensa no ha variado sustancialmente entre los gobiernos de la Concertación y el actual. Las palabras del Presidente Piñera,dirigidas expresamente a Morales, reflejaron una visión-país compartida por la mayoría de los chilenos:

1. Chile no cederá soberanía ni fragmentará su territorio, menos ante un ofrecimiento de carácter económico.

2. Los tratados suscritos por Chile han de ser cumplidos, y se hará todo cuanto sea necesario para velar por ese cumplimiento.

3. Bolivia ha dispuesto y seguirá disponiendo de todas las facilidades, para hacer un uso de las infraestructuras portuarias del norte de Chile.

4. Se fomenta el dialogo entre las partes, siempre y cuando los intereses de Chile sean respetados.

Sin una mayor consideración, Morales argumentó un incumplimiento por parte de Chile del Tratado de 1904, particularmente con el funcionamiento del Tren Arica-La Paz. Al respecto es necesario señalar que Chile ha de hacerse responsable de que este funcione correctamente desde Arica hasta la frontera con Bolivia. Desde tal límite a la capital boliviana, el tren pasa a estar bajo la administración boliviana y por tanto el Estado de Chile no ha de financiar sus costos de mantenimiento.

Sin embargo, hemos de prever que este conflicto no concluirá en el mediano plazo. Por el contrario, y analizándolo cronológicamente, podríamos suponer que no culminará nunca, si es que ambas posturas se mantienen firmes —Bolivia buscando un acceso soberano y Chile negándolo—.

No obstante, ha de entenderse que, al igual que en el Perú con la demanda ante el Tribunal Internacional, las llamadas de reivindicación marítima bolivianas han estado y seguirán estando sujetas a la estabilidad social y gobernabilidad imperante en un período determinado. Así ha sido desde hace más de un siglo y lo seguirá siendo, entendiendo que el despertar del nacionalismo es la vía más barata por parte del Ejecutivo para lograr aprobación ciudadana.

Por tanto, tendremos que asumir que este tongo bilateral se presentará en cada foro regional, por cuanto Bolivia persigue un derecho establecido en su propia Constitución —y por lo demás, legítimo—. Y Chile, al mismo tiempo, poniendo en práctica uno de sus más viejos principios: La República de Chile es unitaria e indivisible.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl

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