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Pablo y la UDI

Alejandro González-Llaguno
Por : Alejandro González-Llaguno Sociólogo, analista político y encuestólogo.
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A dos meses de la primaria y a 72 horas de inscribir las candidaturas respectivas para dicho proceso se produce la bajada de Golborne de la carrera presidencial y la instalación de Longueira como candidato del gremialismo. Una política de shock que vuelve “a sorprender a chile” y que tiene por objetivo fortalecer la opción presidencial del oficialismo y el posicionamiento político y electoral de la UDI.

Todo fue rápido y brutal. Cuando Longueira acepta la nominación hace un discurso en el que se encuentran las bases de su relato político a corto y largo plazo: a corto plazo tiene que ver con la proyección de la obra de este gobierno y en el largo plazo con el fortalecimiento de un debilitado gremialismo.

El relato que despliega Longueira desde ese momento es la puesta en escena de un discurso que ha venido diseñando desde hace un par de años en el contexto de su opción presidencial. En Agosto del 2012 en el Consejo Ampliado de la UDI en la Algarrobo se termina el sueño de Pablo de convertirse en candidato presidencial del gremialismo. Sin embargo, desde ese momento no se dejó de escuchar que “era el tapado” y que en cualquier momento podría emerger y convertirse en el líder presidencial y natural del partido.

A fines de Octubre se produce la debacle electoral del oficialismo y una semana después el gremialismo proclama a Golborne como su abanderado presidencial. No obstante, en el ambiente seguía circulando desde las sombras la opción de Pablo. Entre principios de Noviembre y mediados de Enero hay dos meses y medio en que el despliegue presidencial de Golborne comienza a debilitar las opciones electorales de la UDI a corto plazo –presidenciales y parlamentarias- y las proyecciones políticas a medio y largo plazo.

Sin embargo, el Consejo de Enero de este año ratifica “de modo definitivo y formal” a Golborne como abanderado presidencial del gremialismo. Melero, al finalizar su discurso de proclamación le dice a Golborne que “te confiamos la responsabilidad… te estamos confiando le gobierno de Chile… tú representas la vida desde la concepción, la familia fundada entre un hombre y una mujer… tú mantendrás y profundizaras un modelo de organización económico y social basado en la libertad… es mucho lo que esta… tenemos un candidato que nos representa en todo lo esencial… confiamos en ti… no tenemos ninguna duda  que con esa fuerza, ese liderazgo y ese carisma… una vez más harás posible el sueño de millones de chilenos… llevarlos a la prosperidad y el desarrollo”. De este modo, la UDI iniciaba su camino a La Moneda con un independiente apelando nuevamente a la “generosidad…  y a que Chile esta primero”.

En este Consejo, Longueira se dirigió al plenario. Al analizar lo que dijo en esa oportunidad se destaca, en general, que es un relato “casi idéntico” al discurso que haría tres meses después –a fines de abril- cuando era proclamado candidato presidencial. El discurso que emite en esta oportunidad tiene tres elementos que hay que destacar y que contribuyen a entender lo que sucede hoy en la UDI.

En primer lugar, plantea la necesidad de lograr un segundo gobierno de la alianza; no sólo debido a que han hecho con Piñera un gobierno exitoso y que hay que proyectarlo para “alcanzar el desarrollo”, sino también porque hay que impedir que llegue a La Moneda la Concertación y el PC con un programa que busca desmantelar el “modelo” que ha hecho de Chile un país que bordea los veinte mil dólares per cápita y que “es un ejemplo para el mundo”.

En segundo lugar, ocupa largos pasajes para hablar de la UDI. Acá, sin duda, hay importantes elementos para entender el gremialismo de hoy. En esa dirección, por tanto, lo más relevante tiene que ver con que la UDI no sólo es el partido más grande –“lo que no es lo más importante”- y pilar fundamental de este gobierno, sino también no es cualquier partido; en efecto, tiene “mártires” y la historia de Chile no se puede entender sin los gremialistas. Pablo afirma que el gremialismo ha “cambiado la historia, sin la UDI Chile no estaría en el sitial que esta”.

Por ello, el desafío actual del gremialismo es “construir un partido para los próximos 30 años”. Ese, es el camino que inicia el partido con el liderazgo presidencial que tiene como estación final las presidenciales del 2018. Longueira viene a levantar al partido: hay que encender una máquina que se estaba apagando. Hace un llamado a que “volvamos hacer lo que nos hizo grandes… a ser fieles al objetivo fundacional”. Es decir, la UDI no debe dejar de practicar “el estilo y la forma de hacer política” que heredaron de “Jaime” y que se expresa en la “generosidad, desprendimiento, entrega, amistad, trabajo en equipo, esto es lo que no ha hecho grandes”.

Las aguas no están quietas en el gremialismo. ¿Cómo va responder un partido debilitado frente a la primaria?

Finalmente y en tercer lugar, en este discurso Longueira le dice a sus filas que dadas las actuales condiciones no está “disponible” para ser abanderado presidencial del partido. Sin embargo, sigue su postulación en las sombras. En este contexto, no deja de ser interesante una anécdota ocurrida entre Pablo y la directiva antes de empezar su discurso. Los hechos muestran que detrás del orador –Longueira- estaba sentada la directiva. Segundos antes de empezar el discurso, Pablo les dice: “mejor que se sienten pueden haber sorpresas” ¿Qué significa este distendido intercambio de señales?  Muy simple, que en el ambiente la postulación de Pablo estaba latente. Estuvo latente siempre.

Apelando a los principios que sustenta la práctica y el estilo de la UDI, le dice al plenario que “si ustedes que yo sea instrumento para manchar esa historia… de generosidad, de desprendimiento, de pensar a Chile, yo les digo… no estoy disponible”. En la tarde, sería proclamado Golborne.

Entre el Consejo de Enero y la bajada de Golborne a fines de Abril, la “perfomance” presidencial del gremialismo estaba profundizando “el aburguesamiento de la UDI”. Y con ello, reduciendo las posibilidades de lograr la sucesión presidencial y mermando el posicionamiento electoral y político de la UDI a mediano y largo plazo.

Y, como al gremialismo le gusta, vuelven a “sorprender a Chile” al bajar a Golborne e instalar a Pablo. Cómo caída del cielo surge una coyuntura que hace posible desde el punto de vista político y ético hacer este cambio en el liderazgo presidencial del partido. “Es algo que no busque” dijo Longueira.

Un golpe de timón en que lo sustancial es que Pablo vuelve al partido. ¿A qué vuelve?

Longueira vuelve a la UDI a refundar al partido y construir una estructura política y operativa que genere las condiciones para seguir siendo un partido “trascendente” y fundamental para la historia de Chile. Y, en ese camino –en esa “marcha”, en esa “cruzada”- el rendimiento parlamentario es de suma relevancia.

Pablo, los convoca a que “a partir de hoy… seamos leales a nuestra historia –en que nada es imposible-… -a que- volvamos a nuestras raíces, a trabajar como lo hicimos siempre… Iniciamos hoy una marcha por Chile… que nos lleve al triunfo… los invitamos a una gran cruzada porque a Chile le conviene…no se gana, si no hay mística, si no hay una ética… dejemos todo en la calle para que Chile siga en este camino”.

Con estas palabras, Longueira asume el rol de re encantar y movilizar al partido. La primaria, es la primera batalla. La UDI tambalea. ¿Cómo rendir en el plano externo, cuando en lo interno hay tensiones?

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