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La votación de Dichato

Paulina Veloso Valenzuela
Por : Paulina Veloso Valenzuela Ex Ministra del Gobierno de la ex Presidenta Bachelet. Actual Consejera del CDE.
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Quien vivió la experiencia de esa noche, racionalmente, no puede pensar que una autoridad, cualquiera fuere, menos aún la Presidenta de la República, desde Santiago, hubiere podido impedir el paso destructivo de las olas con la consecuente destrucción; e incluso las fatídicas muertes de los 12 personas arrastradas esa noche por el mar. Resulta enteramente contrario a la sensatez más elemental aceptar como válido un discurso dirigido a culpar a Bachelet de la destrucción y las muertes.


Para quienes nunca supieron de la existencia de Dichato, valga una presentación. Era un hermoso lugar anclado en la Región del Bío Bío, con una extensa playa de arena blanca, rodeada de pinos, y con un mar modesto en olas pero el más frío de Chile. Un lugar tranquilo, poblado de gente sencilla, y con instalaciones modestas. Dichato era una caleta de pescadores y, a la vez, lugar de veraneo de chillanejos y algunos penquistas que, año a año, buscaban gozar de esa bella naturaleza en el transcurrir de una vida simple.

El tsunami lo hizo tristemente famoso. Dichato desapareció, como me dijo una tía aquel fatídico día después del terremoto. En ninguna localidad de Chile la destrucción del lugar fue tan dramáticamente evidente. Y eso fue, por un momento, noticia nacional e incluso mundial. Para los dichatinos, en cambio, la destrucción de su terruño no fue solo un instante; ha sido dramáticamente demoledor y doloroso; y se ha traducido en una lucha, día a día, desde entonces, para comenzar de nuevo, y obtener mínimos bienes materiales que les permitan seguir la vida, con dignidad, en el mismo lugar geográfico, que es suyo y que está inexorablemente atado a su biografía.

[cita]Quien vivió la experiencia de esa noche, racionalmente, no puede pensar que una autoridad, cualquiera fuere, menos aún la Presidenta de la República, desde Santiago, hubiere podido impedir el paso destructivo de las olas con la consecuente destrucción; e incluso las fatídicas muertes de los 12 personas arrastradas esa noche por el mar.   Resulta enteramente contrario a la sensatez más elemental aceptar como válido un discurso dirigido a culpar a Bachelet de la destrucción y las muertes. [/cita]

Ahora, a propósito de las elecciones, otra vez, Dichato es noticia nacional. En esta localidad, Michele Bachelet ha obtenido un gran triunfo. Se escuchan opiniones que destacan las cifras con cierta perplejidad; incluso, algunos, destempladamente críticos. Para mí, no hay sorpresas. Es lo que esperábamos. En síntesis, esta votación es totalmente consistente con la historia electoral de sus habitantes. Es también la respuesta digna de gente sencilla, que tiene convicciones, que cree tener derechos y que nada de lo obtenido en este tiempo es estimado como regalo o fruto de una generosidad extraordinaria de la autoridad; es lo que simplemente corresponde. Y que, más allá del dolor inmenso por las pérdidas, es capaz de distinguir la furia de la naturaleza con las posibilidades reales de la actuación humana enfrente de ella. Es, además, la manifestación de aprecio y reconocimiento a Bachelet por su actitud cercana, empática, que es capaz de escuchar y colocarse con delicadeza en el lugar de ellos.

La gente de Dichato y de Tomé, comuna a la que pertenece, viene votando por candidatos de la Concertación desde los inicios de la recuperación democrática. Si se miran nada más los datos de las elecciones presidenciales de este período democrático, en Tomé, el año 1989, Patricio Aylwin obtuvo el 65,66 % de los votos; el año 1993, Eduardo Frei obtuvo el 60,36 % de los votos; el año 1999, Ricardo Lagos obtuvo un 64,29 % frente a un 35,7 % de Joaquín Lavín. El año 2005, Michele Bachelet obtuvo un 63,75 % y Sebastián Piñera un 36,25 %. El año 2009, Sebastián Piñera obtuvo un 47,61 % y Eduardo Frei un 52,39 %. El año 2005, en la senatorial, Alejandro Navarro obtuvo un 60,27 %, Hossain Sabag un 14,9 % y Carlos Bombal un 18,56 %. En la localidad de Dichato, el año 2005, Michele Bachelet obtuvo 1.699 votos, y Sebastián Piñera, 793 votos. El año 2009, Eduardo Frei obtuvo 1.557 preferencias y Sebastián Piñera, 1104 votos. Ahora, en estas primarias, Michele Bachelet obtuvo 745 votos, correspondiendo al 83,5 % de las preferencias de la Nueva Mayoría; votación que alcanza al 64,9 % del total. Es decir, es un electorado históricamente democrático, más de izquierda que de centro; en ningún momento, ni siquiera cuando se perdió la presidencial, otorgó mayoría a la derecha. La pregunta es por qué tendría que haber cambiado ahora, en esta elección; por qué razón el desastre provocado por el terremoto seguido de un tsunami tendría que haber cambiado estas convicciones políticas.

La gente de Dichato, básicamente, es gente vinculada al mar. Tiene, por consiguiente la experiencia, adquirida por décadas, que la naturaleza tiene una fuerza arrolladora y que el ser humano tiene limitadas capacidades enfrente de  esa fuerza. El tsunami del 27/F, en Dichato, fue casi instantáneo al terremoto. La primera ola se produjo a los 20 minutos de ocurrido éste. Y después, vinieron seis olas más; algunas más destructivas que otras. La Comisaría de Carabineros fue inundada desde el principio. No había comunicación alguna, con nadie. No obstante, tanto los Bomberos como los Carabineros del lugar desplegaron todos sus esfuerzos para salvar y resguardar a la gente, incluso poniendo en peligro sus vidas. Quien vivió la experiencia de esa noche, racionalmente, no puede pensar que una autoridad, cualquiera fuere, menos aún la Presidenta de la República, desde Santiago, hubiere podido impedir el paso destructivo de las olas con la consecuente destrucción; e incluso las fatídicas muertes de los 12 personas arrastradas esa noche por el mar. Resulta enteramente contrario a la sensatez más elemental aceptar como válido un discurso dirigido a culpar a Bachelet de la destrucción y las muertes.

Hay quienes han pensado, quizás confundidos por tanta cifra positiva de reconstrucción, celebrada desde la autoridad, que tal esfuerzo gubernativo debió coronarse con un importante agradecimiento, expresado en votos. Es rara esa visión. Los pobladores de Dichato creen —al igual que en otros emplazamientos— que frente a tamaño desastre de la naturaleza, ellos tienen derecho a recibir ayuda estatal. Por qué no, si así ha sido en la historia de nuestros desastres. Más actualmente que, en todos nosotros, existe una mayor conciencia de los derechos; y que, además, nuestro país es más próspero que antaño. De modo que nada habría de extraordinario en la organización estatal para ayudar y fomentar la reconstrucción.

En fin, a pesar que el diseño del nuevo Dichato no me alcanza a gustar, sigo amando su belleza escénica; y sigo respetando la sencillez y dignidad de sus habitantes; por lo que digo con hondo orgullo que sigo y seguiré siendo una dichatina. Pero no es necesario serlo para entender que no es nada extraordinaria la votación de los dichatinos. Es pura sabiduría no más, diría mi padre con quien conversé por última vez mirando el mar y los tres morros una bella tarde de Dichato.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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