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Política de ciudades ¿una nueva decepción?

Genaro Cuadros
Por : Genaro Cuadros Arquitecto Urbanista, jefe de la carrera de Arquitectura de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, UAHC
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La PNDU entregada al Presidente el 7 de mayo pasado, representa un avance sustantivo, por supuesto perfectible por otros gobiernos y quizás también por otros expertos, pero es un buen comienzo. No promulgarla implica partir nuevamente de cero en un próximo mandato y quizás perder gran parte de los consensos logrados entorno a integración social, gobierno de ciudad, sustentabilidad y desarrollo económico de nuestras urbes.


El presidente Sebastián Piñera convocó el 2012 a un grupo de 28 expertos —representantes de todos los sectores de la sociedad— para elaborar una política para las ciudades de Chile, pero al parecer no le gustó el resultado. Al igual que el Censo 2012, no se pueden modificar las cifras para que digan lo que uno quiere, tampoco se puede convocar a una grupo de especialistas y luego decir que no era el adecuado porque no le gustaron sus recomendaciones. Lo que es más delicado: ¿Puede uno convocar un proceso de participación ciudadana y luego desconocer los resultados de ese proceso en el marco de la ley de participación ciudadana aprobada durante este gobierno?

La promulgación por parte del Presidente de la República de la Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) ha demorado más tiempo del conveniente y necesario, se desconocen los motivos, pero más grave aún es que al parecer se busca modificarla desconociendo el trabajo de quienes fueron convocados por el mismo mandatario. Conociendo los alcances de los tres intentos realizados durante los gobiernos de la Concertación, así como el peso de los intereses creados para no aprobar el documento tal y cual como fue consensuado, era previsible el desenlace.

El Presidente pierde una gran oportunidad si ante la presión de unos, o el desconocimiento de otros, no promulga dicha política, o peor aún, cambia el documento. A diferencia de las invitaciones realizadas por otros presidentes para colaborar en la promulgación de proyectos de ley o programas de inversión pública, en esta oportunidad esta iniciativa se realiza en el marco de la nueva Ley de Transparencia y de Participación Ciudadana, esto compromete al Estado a cumplir procedimientos en la elaboración de políticas públicas incorporando a la ciudadanía e informando de su desarrollo, lo cual fue realizado y sus resultados publicados por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo.

[cita]La PNUD entregada al Presidente el 7 de mayo pasado, representa un avance sustantivo, por supuesto perfectible por otros gobiernos y quizás también por otros expertos, pero es un buen comienzo. No promulgarla implica partir nuevamente de cero en un próximo mandato y quizás perder gran parte de los consensos logrados entorno a integración social, gobierno de ciudad, sustentabilidad y desarrollo económico de nuestras urbes.[/cita]

Está de más decir que por definición una política es un instrumento de carácter indicativo y no compromete financiamiento, es un instrumento consultivo y orientador donde el ejecutivo podrá encontrar inspiración y fundamento para programas o planes de inversión que cada gobierno considere como prioritario durante su gestión. La PNDU entregada al Presidente el 7 de mayo pasado, representa un avance sustantivo, por supuesto perfectible por otros gobiernos y quizás también por otros expertos, pero es un buen comienzo. No promulgarla implica partir nuevamente de cero en un próximo mandato y quizás perder gran parte de los consensos logrados entorno a integración social, gobierno de ciudad, sustentabilidad y desarrollo económico de nuestras urbes.

Lo que es peor, no promulgarla porque al Presidente no le gusta, termina por romper la confianza de quienes participaron generosamente de un proceso con la convicción de que nos encontrábamos frente a un desafío de país y de una política de Estado, no de un gobierno. ¿O acaso cada autoridad de turno intentará dirigir las ciudades con políticas de cuatro años de duración? Todos sabemos que si queremos mejores ciudades necesitamos una visión compartida de largo plazo y metas por periodo que nos permitan alcanzar esos ideales. Lamentablemente, parece que tendremos que enfrentar una nueva decepción presidencial y otro tropiezo para la fe de los chilenos frente a las instituciones de la República que realizan invitaciones que luego no cumplen o amañan a su antojo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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