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Las presidenciales 2018 ya están en marcha

Alejandro González-Llaguno
Por : Alejandro González-Llaguno Sociólogo, analista político y encuestólogo.
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Ha terminada otra elección presidencial. El resultado ha sido el esperado. En efecto, hace dos años que las encuestas y el “sentido común” daban a Bachelet como la ganadora. En definitiva, “no, se pudo” ni fue “posible”.

Pero, de inmediato se abre otro ciclo electoral-presidencial en que ya hay algunos –más bien, varios– en la línea de largada. Es cierto, es un poco extemporáneo pensar en candidaturas presidenciales cuando ni siquiera asume la presidenta electa y cuando el futuro político es siempre incierto, sobre todo, cuando no se administran sus tiempos y ritmos de manera eficiente.

Lo cierto y concreto, por tanto, es que las presidenciales 2018 están en marcha. De hecho, lo están desde hace varios meses. No hay que olvidar las palabras de Matthei en el debate de ANATEL en el que mencionó que le parecía bien que las posiciones presidenciales se sinceraran y que no era extraño pensar que hay muchos ya pensando en la próxima presidencial, incluso, habían algunos pensando en el 2022. En consecuencia, el tema presidencial es contradictorio: ya está en marcha, pero no es el momento.

La cuestión presidencial es fundamental y permanente en las democracias. De hecho, las aspiraciones presidenciales siempre están presentes y oscilan entre la latencia de la política y la oportunidad de la coyuntura. Del mismo modo, no hay que olvidar que los liderazgos presidenciales son constructos políticos y vocacionales de largo plazo; por lo que, siempre sus acciones políticas tienen como horizonte el “sillón presidencial”. De hecho, de todos los presidentes de la post-dictadura sólo la Bachelet 1.0 se aleja de ese patrón. Al contrario, el caso más extremo es el del propio Piñera que entró a la política hace 25 años sólo para ser Presidente de Chile.

Entonces, ¿quiénes son hoy los presidenciables que empiezan la carrera por La Moneda 2018?

Lo primero que se observa es que la lista es larga. Muchos quedaran en el camino y pocos aparecerán en el escenario como cartas emergentes.

En la derecha el panorama es de confusión, tensión y reformulación. En RN es donde se observan los mayores problemas y el mayor abanico de opciones: Allamand, Ossandón y Espina son las cartas presidenciales del partido. Lily Pérez podría ser una alternativa interesante dadas ciertas características de la coyuntura.

En el gremialismo se observa en primer término un vacío de opciones. Las hay; pero, muy debilitadas. Melero ha mencionado que Matthei se ha posicionado para una eventual re-postulación. Como una manera de fortalecer internamente la UDI Popular y mantener la idea de un partido grande y masivo surge la figura de Moreira cuya personalidad podría ser interesante para una contienda presidencial. Incluso, de la UDI joven –las llamadas nuevas generaciones- se posicionan los diputados Silva y Hasbún.

La emergencia de Evópoli traerá aire fresco al sector; sobre todo, si logra incorporar figuras descolgadas de RN y posicionar un discurso más liberal en lo político y cultural y menos ideológico en lo económico. Entre sus presidenciables surgen los nombres de Felipe Kast y de Cruz Coke.

¿Y qué pasa con Piñera? Para nadie es desconocido que el presidente actual quiere volver a La Moneda. Del mismo modo, es evidente que ha ido construyendo sigilosamente una “nueva derecha” que sirva de plataforma para sus aspiraciones presidenciales. Se trata, a lo menos, de una derecha distinta a lo que ha sido hasta hoy RN y la UDI. Una derecha que rompa con Pinochet y su legado. Una derecha que busque posicionarse en un espacio político vació y que  muchos definen domicilio: el centro liberal. Es decir, ubicarse a la izquierda de la derecha actual.

Hoy, es prematuro observar con claridad estos movimientos de la tectónica del poder. Sin embargo, lo que parece claro es que Piñera no vuelve a RN, que desde su fundación buscara los primeros posicionamientos para su apuesta política, que muchos le han comenzado a “pegar políticamente” para debilitarlo, que tiene amplias coincidencias y complicidades con Evópoli y que es el personaje político más fuerte de la derecha chilena de hoy.

Piñera, no necesita a nadie para ser candidato presidencial. Tiene dinero suficiente para financiar lo que quiera, tiene vocación de poder –el sentido de su vida pública-, tiene experiencia política y tiene redes de apoyo y contactos. Es más, independizarse de sus socios históricos le abre un abanico de posibilidades no sólo de diseñar un proyecto político y social que se cristaliza en lo que se conoce como “piñerismo”, son también de articular otras alianzas políticas.

¿Qué pasa en la Nueva Mayoría?  La DC es la que mayores urgencias tiene. No sólo su problema es de nombres y opciones, sino también de sintonizar con el Chile del nuevo ciclo político en el que se abren paso fuertemente nuevas generaciones. De hecho, la derrota de Orrego en las primarias ha dejado una gran lección para la Falange. Incluso, muchas dudas.

Entre los presidenciables se observan cuatro: Orrego, Walker, Rincón y el Senador Pizarro. Hay que esperar, no obstante, que pasa con el rol que el “Gute” pretende jugar en la DC y en cómo se posiciona su sector. Hay que estar muy atentos a lo que sucede en este partido. Se viene un período muy complejo para la Falange.

Para la “Nueva Mayoría” hay un hecho determinante y fundamental que va tener gran incidencia en la sucesión presidencial. Se trata, de que el proyecto de “transformaciones estructurales” no se agota en cuatro años. En consecuencia, ¿quién esta política y electoralmente en mejores condiciones para darle continuidad al proceso de cambio? Es una variable fundamental para la definición presidencial del sector. Y del mismo modo, será muy relevante el rol que jugara Bachelet en esta decisión.

Este sólo hecho, por tanto, deja fuera de carrera a los comunistas y a la DC. Sin duda, es una afirmación apresurada y distante de los tempos políticos reales en que todas estas dinámicas se desencadenen. Pero, es evidente que la DC no puede encabezar un proceso de cambio de tales magnitudes, sobre todo, teniendo en cuenta las actuales condiciones internas de la Falange. Por su parte, a los comunistas les interesa más el programa que la figura presidencial.

En consecuencia, hay que poner las miradas en el PS-PPD. Sin embargo, resulta evidente observar que en el PS con Bachelet en La Moneda se produce un vacío de liderazgo presidencial. Por tanto, ha llegado la hora del PPD. En efecto, hay dos figuras que tienen posicionamiento presidencial: Lagos Weber, Carolina Tohá y Girardi. Curiosamente, los dos primeros muy cercanos a Bachelet y fuertemente comprometidos con el “programa de la inclusión”.

Finalmente, surgen las preguntas en torno a Gómez y Velasco. El primero, ya ha tenido incursiones presidenciales fallidas. Hoy, no hay claridad sobre su futuro político y sus proyecciones. Al contrario, todo indica que Velasco irá nuevamente por el “sillón presidencial”. Sin embargo, las probabilidades de que pueda liderar a la “Nueva Mayoría” es muy baja; por no decir nula.

¿Qué pasa con los no duopolios?  Entre los no duopolicos hay dos figuras que tienen buenas perspectivas no sólo para su posicionamiento presidencial, sino también para mejorarlo: Parisi y MEO. Es difícil saber qué pasará con el economista. Pero, es evidente que MEO sigue en carrera.

De hecho, MEO en las próximas encuestas de posicionamiento presidencial deberá aparecer entre los que tienen hoy mayores opciones y en un expectante y privilegiado lugar. Perfectamente, MEO podría liderar la segunda fase de las “transformaciones estructurales”, sobre todo, si hay que profundizar el proceso. El problema político es que para ello, debe recomponer confianzas con un conglomerado en el cuál se formó y con el que se distanció. Necesariamente, para crecer electoralmente MEO necesita puentes con sus primos políticos.

Por ahora, hay que esperar el desenlace de todos estos procesos. Hoy, el tiempo político es otro y mucho queda por suceder. Muchos son los presidenciables; unos mejor posicionados que otros. Sin embargo, hay algunos que tienen mejores opciones: Allamand, Ossandón, Piñera, Lagos Weber y Marco.

Los dos primeros años de la nueva gestión será el primer tiempo del ciclo presidencial. Veremos cómo va esta carrera hacia marzo del 2016. Partieron.

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