Señor Director:
Como pediatra y madre de un niño de cuatro años que sufre de una epilepsia de muy difícil manejo, que requirió cirugía para poder salvar su vida, estoy a favor de autorizar el uso terapéutico de la Cannabis sativa para poder estudiar sus efectos en patologías de difícil tratamiento o en casos en que los medicamentos actualmente disponibles no surten efectos.
Mi hijo estuvo un mes y medio en status epiléptico y en coma inducido, condición que quizás hubiera podido cambiar con el uso de esta planta. Probablemente no hubiera sido posible evitar la cirugía en la que se extirpó la porción anterior del lóbulo frontal izquierdo y se separó la comunicación existente entre ambos hemisferios cerebrales, pero quizás hubiera podido llegar a la cirugía en una condición de menor riesgo vital si esta opción se hubiera considerado.
Actualmente él se encuentra recibiendo siete fármacos antiepilépticos, varios de ellos en más de una dosis diaria. Todos éstos medicamentos tienen múltiples efectos adversos que van desde la dependencia física, cambios de comportamiento hasta reacciones severas que pueden amenazar su vida.
Frente a lo planteado creo, por lo tanto, urgente encontrar otras opciones de tratamiento para epilepsia refractaria, que tengan un mejor perfil de seguridad y efectividad. Entre estos, en base a los casos reportados en distintas partes del mundo, es importante el poder efectuar estudios con el uso de Cannabis sativa que podrían beneficiar a tantos niños que actualmente se encuentran sin opciones terapéuticas con los fármacos existentes y cuya calidad de vida (personal y familiar) se ve afectada de forma catastrófica.
Mónica Cuevas
Médico Pediatra
