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¡Movilicémonos!

Aldo Cassinelli
Por : Aldo Cassinelli Subdirector del Instituto Libertad
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¿Por qué puede estar sucediendo esto, si eran miles los que marchaban, y la Presidenta sacó un gran porcentaje de votación, aunque con menos votos que la vez anterior? ¿Qué es lo que sucede entonces? A lo mejor el Informe de Latinobarómetro del 2013 nos puede dar algunas respuestas. Por ejemplo, respecto a la satisfacción con la vida, señala que “nunca antes de 1997 habían estado los latinoamericanos tan satisfechos con sus vidas como en 2013”. En el caso de los chilenos, el 69% se declaraba “muy o bastante satisfecho” frente a la interrogante.


No cabe duda que las movilizaciones recientes las han liderado aquellos jóvenes provenientes de los sectores medios de la sociedad. Ellos junto a sus familias son los que han protagonizado el mayor cambio social que ha tenido este país en su historia. Quizás es asimilable esta situación a la vivida en los países –hoy desarrollados– en la década de los sesenta, cuando el avance económico impulsaba la bonanza material y la apertura cultural modificaba ciertas pautas de comportamiento que tendían a romper con los cánones más tradicionales.

Es precisamente ese segmento de la población el que siente su esfuerzo limitado por cortapisas que no dependen ya de su mayor esfuerzo. Percibe que la movilidad social tiene un techo que le es muy difícil superar, ese denominado techo de cristal que surge en ciertas situaciones que le permiten ver, pero no acceder, a una parte del desarrollo alcanzado.

Nunca está de más recordar cuál es el punto de partida para saber cuánto del camino hemos recorrido. Este país tenía cifras de pobreza y marginalidad que superaban el 50% al comenzar la década de los ochenta. Hoy esa cifra es menor a 15%. Sin embargo, frente a las propuestas que pretenden realizar cambios estructurales que modifiquen el sistema mediante el cual se han llevado a cabo estas enormes transformaciones sociales, esas mismas personas le están diciendo ¡no!

[cita] ¿Por qué puede estar sucediendo esto, si eran miles los que marchaban, y la Presidenta sacó un gran porcentaje de votación, aunque con menos votos que la vez anterior? ¿Qué es lo que sucede entonces? A lo mejor el Informe de Latinobarómetro del 2013 nos puede dar algunas respuestas. Por ejemplo, respecto a la satisfacción con la vida, señala que “nunca antes de 1997 habían estado los latinoamericanos tan satisfechos con sus vidas como en 2013”. En el caso de los chilenos, el 69% se declaraba “muy o bastante satisfecho” frente a la interrogante. [/cita]

No es la reforma educacional planteada por el gobierno la que concita el apoyo mayoritario de la población; no es la reforma tributaria propuesta por el gobierno la que aglutina un apoyo irrestricto. Del resto de los temas no nos pronunciamos porque aún no hay propuestas, sólo esbozos en la misma línea y que sin duda tampoco serán del agrado de quienes ayer se movilizaron.

¿Por qué puede estar sucediendo esto, si eran miles los que marchaban, y la Presidenta sacó un gran porcentaje de votación, aunque con menos votos que la vez anterior? ¿Qué es lo que sucede entonces? A lo mejor el Informe de Latinobarómetro del 2013 nos puede dar algunas respuestas. Por ejemplo, respecto a la satisfacción con la vida, señala que “nunca antes de 1997 habían estado los latinoamericanos tan satisfechos con sus vidas como en 2013”. En el caso de los chilenos, el 69% se declaraba “muy o bastante satisfecho” frente a la interrogante.

Este nuevo ciudadano emerge haciéndose eco del gran cambio institucional que ha tenido el país, que es fruto de esta transformación, pero también es actor relevante del mismo cambio, que podría ser uno de los principales motivos de su enojo actual. El gran esfuerzo desplegado por todos para focalizar la energía en la educación, como motor del cambio social, no resultó en lo esperado. La demanda pareciera venir por una mayor inclusión social de políticas públicas que tiendan a dignificar a la persona, ampliando el espacio en el cual puede decidir, asegurando fundamentalmente la justicia como espacio de confianza social, donde nadie quede atrás, pero donde quienes se esfuerzan más puedan sobresalir sin temor a cortapisas impuestas con posterioridad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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